Como James Brown, pero con falda

Ya lo intu¨ªamos, pero ahora hemos podido constatarlo: Sharon Jones es todo un temperamento. Ella misma se define como "demasiado negra, demasiado mayor y demasiado culona" para que le ofrezcan un contrato discogr¨¢fico mareante, pero tras asistir a su exhibici¨®n de anoche en la Joy Eslava, abarrotada y enloquecida, lo tenemos claro: la preferimos a ella antes que a dos docenas de figurines prefabricados en los despachos de los gerifaltes.

Durante hora y media larga se produjo el milagro. La calle Arenal era el coraz¨®n de Harlem, en la entrada luc¨ªan las bombillas del teatro Apollo y sobre el escenario se desga?itaba alguien muy parecido a James Brown, pero con falda. Jones tiene 54 a?os, agita el cuerpo como una sirena posesa y canta, berrea, se desga?ita como si estuvieran a punto de abr¨ªrsele las carnes. Olviden lo sucedido durante las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas: esto es soul quintaesencial para sudar la camiseta desde el minuto uno.

Tiene 54 a?os, agita el cuerpo como una sirena posesa y se desga?ita al cantar

No es figurado. Neal Sugarman, un salvaje pir¨®mano del saxo, chorreaba sudor y pasi¨®n desde la esquina. Otros seis m¨²sicos y dos coristas mec¨ªan sus caderas. Y en el centro, Bosco Mann, el hombre que ha hecho fortuna a la vera de Amy Winehouse, pon¨ªa en pr¨¢ctica uno de los oficios m¨¢s excitantes del planeta: bajista en un conjunto de soul. Con media perilla y gafas de sol, para que el estilismo no desentonara.

Jones prendi¨® la mecha con If you call, balada para todos esos corazones acongojados por el tel¨¦fono que no suena, y ya no quiso aminorar las dimensiones del incendio. Subi¨® a chicos y chicas a bailotear en escena (memorable la sesi¨®n de pelvis dislocadas con Tell me), emul¨® los movimientos de David Villa, imparti¨® clases de gospel (Mama don't like my man) y regal¨® el mejor estribillo del a?o, el de Better things, talism¨¢n ideal para amantes despechados.