Historia de amor
Han vivido Cajasur y la Junta de Andaluc¨ªa una historia de pasi¨®n, m¨¢s de diez a?os de emociones, desde la ley auton¨®mica de Cajas de Ahorros, de 1999. Cajasur era de la Iglesia cat¨®lica, del Cabildo Catedralicio cordob¨¦s, y se resist¨ªa al dominio del PSOE desde la Junta. En ese fantasma o enso?aci¨®n al que llamaron Sistema Financiero Andaluz las cajas deb¨ªan funcionar como gasolinera y motor financiero para el poder regional, fuente de favores y dominio. Pero la Iglesia no es de este mundo, tiene su centro en el Vaticano, y nadie de este mundo debe gobernarla.
As¨ª que sacerdotes cat¨®licos y gobernantes socialistas se empe?aron en un largo combate pasional, de atracci¨®n fatal, aunque se atrajeran para repelerse. El asunto Cajasur ha sido una herida afectiva, enardecida por el amor a disponer y a mandar de los dos contrincantes, que se atacaron con fervor, con verdadera devoci¨®n mutua. La Junta quer¨ªa que Cajasur se le rindiera, pero Cajasur busc¨® amigos m¨¢s poderosos que los pol¨ªticos regionales, el amparo legal del PP de Aznar en el Gobierno. Y la Junta reaccionaba a trav¨¦s del acoso legal, con inspecciones, investigaciones, expedientes y pleitos, m¨¢s movilizaciones, a los que Cajasur respond¨ªa pleiteando y movilizando, hasta que el cambio de partido en el gobierno nacional favoreci¨® un principio de entendimiento entre la Iglesia y el PSOE.
Esa madeja de agravios y uso de la justicia es caracter¨ªstica de las parejas en guerra sentimental. Cuando Cajasur se hundi¨®, y el Banco de Espa?a amenazaba con intervenir la caja quebrada, la Junta quiso fervientemente la fusi¨®n de Unicaja y Cajasur. Y entonces, el 21 de mayo de este a?o, a las diez y media de la noche, despu¨¦s de meses de tratos entre las dos cajas, se supo que los banqueros de la Iglesia prefer¨ªan la intervenci¨®n del Banco de Espa?a antes que obedecer a los deseos de la Junta andaluza: las emociones se manifiestan en forma de actuaci¨®n dram¨¢tica. As¨ª acab¨® la historia del enamoramiento posesivo de la Junta y del resentimiento o despecho de los sacerdotes de Cajasur. A la ofensa de hace una d¨¦cada respondi¨® la venganza, que tiene que ver con la virtud de la paciencia.
Seg¨²n contaban ayer en este peri¨®dico ??igo de Barr¨®n y Lourdes Lucio, la decisi¨®n del Banco de Espa?a de vender Cajasur en quiebra a la BBK (Bilbao Bizkaia Kutxa), frente a otros posibles compradores entre los que estaban Unicaja y Cajasol, respondi¨® a criterios de solvencia y m¨ªnimo coste posible para el Estado. En el pueblo donde vivo, en la frontera entre M¨¢laga y Granada, hab¨ªa una sucursal de la BBK, pero cerr¨® hace un a?o, como acaba de cerrar la oficina de La Caixa, en la plaza de la Ermita. Ahora la BBK mantendr¨¢ la marca Cajasur en las 474 oficinas de Cajasur en Andaluc¨ªa, y encabezar¨¢ la disoluci¨®n de las cajas de ahorros en el negocio bancario general. En mi pueblo, BBK estaba en la calle Castilla P¨¦rez, que recibe su nombre de un gobernador civil de los a?os de Franco. El callejero aqu¨ª es as¨ª: iglesias y gobernantes.
Ante la venta de Cajasur a BBK los vascos y andaluces m¨¢s patriotas tienen ideas coincidentes: por ejemplo, el sindicato LAB opina que gana la caja de ahorros cordobesa y pierden los vizca¨ªnos: la caja vasca deber¨ªa ser para los vascos. Los andaluces m¨¢s andaluces entienden la decisi¨®n del Banco de Espa?a como un insulto a Andaluc¨ªa: la caja andaluza deber¨ªa ser para los andaluces. Yo he aprendido del caso algo mucho m¨¢s desagradable: la persistencia feroz de prejuicios y calumnias ¨¦tnicas. En los comentarios a la noticia en EL PAIS digital, me enter¨¦ de que, por el simple hecho de haber nacido en Andaluc¨ªa, soy pedig¨¹e?o y dejado, amigo del jam¨®n y el fino, aprovechado, pero hospitalario e inocent¨®n, y ahora vienen a ense?arme a llevar una entidad financiera, o eso dec¨ªa un amable fan¨¢tico en un apunte repugnante.
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