Directores, segundo asalto
E l plano dura diez segundos, pero llevan casi una hora intentando grabarlo. Exige m¨¢xima coordinaci¨®n: cuando Unax Ugalde, el protagonista, apoye el pie sobre lo que parece una piscina congelada, el hielo falso -de resina- debe resquebrajarse suavemente. Pero el t¨¦cnico de efectos especiales se adelanta una d¨¦cima y la grieta surge antes que la pisada del actor. Toca repetir.
Otros directores perder¨ªan la paciencia. Borja Cobeaga no. Ni un grito, ni una cara larga. Sale de su puesto de mando (una especie de tienda de campa?a con ordenadores), da algunas instrucciones y regresa a su silla. Son las dos de la madrugada. Les quedan cuatro horas hasta que amanezca. Cada minuto es oro. Han cumplido la cuarta semana de rodaje -el ecuador- de No controles, su segunda comedia tras Pagafantas (una de las producciones espa?olas m¨¢s vistas de 2009). Se desarrolla en el hotel de un aeropuerto cerrado por un temporal. La nieve artificial cubre los ¨¢rboles de un set a las afueras de Madrid.
"En la segunda obra hay m¨¢s presi¨®n. Los autores suelen ser m¨¢s ambiciosos, se lo ponen ellos mismos m¨¢s dif¨ªcil"
"?Hay que ahorrar! Eso puede limitarte, pero agudiza tu ingenio. Te obliga a una planificaci¨®n sencilla"
En EE UU los ejecutivos te cortan el cuello si fracasas a la primera. Aqu¨ª se premia una mirada personal"
Si la pr¨®xima toma, la sexta, vuelve a fallar, Cobeaga (San Sebasti¨¢n, 1977) tendr¨¢ que esperar otro cuarto de hora: lo que tardan los especialistas en que la resina sobre madera parezca una superficie de hielo intacta. La pel¨ªcula debe estar lista en diciembre. Pese a las prisas, no van a matacaballo. Algunos compa?eros ven al cineasta m¨¢s seguro y paciente. "Disfruta m¨¢s de los planos y se r¨ªe m¨¢s". ?l no lo desmiente: "En Pagafantas ten¨ªa m¨¢s cambios de humor". Da fe su productor, Tom¨¢s Cimadevilla, que comenta: "Trato de cuidarlo m¨¢s; pero siempre intentando que, por tener m¨¢s medios, no pierda frescura".
Cobeaga se enfrenta, como varios cineastas de su generaci¨®n, a su segundo largometraje. Acaso el m¨¢s dif¨ªcil. El que, seg¨²n el t¨®pico del mundillo, hay que saltarse para rodar directamente el tercero. Atenci¨®n al dato: desde julio de 2009 hasta este mes se estrenaron en Espa?a 120 producciones nacionales. De estas, 37 eran primeras pel¨ªculas. ?Y segundas? S¨®lo cinco.
?Tan dif¨ªcil resulta repetir? A priori, no. Al menos econ¨®micamente: una segunda cinta opta a las mismas ayudas que un debut, ya que el Ministerio de Cultura considera "nuevo realizador" a quien ha dirigido menos de tres obras. En cambio, los productores coinciden en que se nota m¨¢s presi¨®n: "Es proporcional al ¨¦xito de la primera", se?ala Jos¨¦ Antonio F¨¦lez, productor de El bola o Azuloscurocasinegro. Y va m¨¢s all¨¢: "Los autores suelen ser m¨¢s ambiciosos, se lo ponen ellos mismos m¨¢s dif¨ªcil".
Tal vez sea el caso de Rodrigo Cort¨¦s (Ourense, 1973), que ambienta Buried (Enterrado) dentro de un ata¨²d... donde un hombre despierta con un mechero, un cuchillo y un tel¨¦fono m¨®vil. En el festival de Sundance caus¨® sensaci¨®n, y la revista Variety ha incluido a Cort¨¦s entre los "diez directores a los que seguir la pista". Y eso que se rod¨® en Barcelona con un ¨²nico protagonista, Ryan Reynolds (X-Men Or¨ªgenes: Lobezno). La estrella no condicion¨® el presupuesto (apenas dos millones de euros), aunque s¨ª los plazos: 17 d¨ªas. Cort¨¦s la mont¨® en seis semanas, casi sin dormir. El realizador disfruta de un control inusual de su obra, m¨¢s a¨²n considerando que la anterior, Concursante, recaud¨® por debajo de lo esperado. Aquello le ense?¨® a "no desistir... y rebajar las expectativas".
Para Gabriel Vel¨¢zquez (Salamanca, 1968), el ¨¦xito no tiene que ver con la taquilla. Su vara de medir son los festivales. Amateurs particip¨® en San Sebasti¨¢n; espera poder repetir con Iceberg, que est¨¢ montando estos d¨ªas en un b¨²nker al abrigo del asfalto madrile?o. Doce horas al d¨ªa puliendo detalles en el programa Final Cut. "A ver c¨®mo aligeramos esto... corta ah¨ª, justo antes de que se lave la pierna". Se ven manchas de sangre en el muslo de una ni?a que ha sufrido su primera experiencia sexual. Vel¨¢zquez aborda el despertar a la adolescencia. Escogi¨® a los cuatro chavales protagonistas entre 4.000 candidatos. No aparece ni un adulto en todo el metraje; s¨ª alg¨²n perro (ni caso al consejo de Hitchcock).
Si todas estas pel¨ªculas (salvo No controles) han recibido subvenciones, para Vel¨¢zquez las ayudas suponen la mitad del presupuesto. Y aun as¨ª arriesga mucho de su bolsillo. De ah¨ª que haya trabajado con solo 12 personas (y alg¨²n becario). Nada de vestuario ni maquillaje. ?Hay que ahorrar! "Eso puede limitarte, pero agudiza tu ingenio. Te obliga a una planificaci¨®n sencilla, c¨¢mara al hombro. Aunque tuviese el triple de dinero, la rodar¨ªa igual". S¨®lo le agobia "negociar con todo el mundo".
La mayor¨ªa de los directores de ficci¨®n suele repetir, seg¨²n fuentes de Cultura y el ICAA. Los documentales son otro cantar. Pero Santiago Zannou (Madrid, 1977) siempre ha peleado a la contra. Tras El truco del manco (Goya al director novel) se ha reafirmado en un cine "visceral y comprometido". En "dar voz a los que no la tienen, como los inmigrantes".
Eligi¨® la historia de su padre, que hace 38 a?os se march¨® de Ben¨ªn. Su patria, a la que ahora regresa. Zannou se traslad¨® a ?frica para asistir al reencuentro, que titula La puerta de no retorno. "All¨ª las carencias log¨ªsticas se compensan con esfuerzo humano. Cuando tocaba arrancar el cami¨®n, lo empuj¨¢bamos entre todos". De vuelta a Barcelona, "con la mirada menos manipulada que antes", se ha recluido para el montaje... con ocasionales pausas y alguna cerveza fr¨ªa.
Ninguno de estos autores emergi¨® como un n¨²mero uno, como Amen¨¢bar o J. A. Bayona (que tras el ¨¦xito de El orfanato rueda este agosto con Naomi Watts). Aun as¨ª, el mercado tiende a encasillarlos en el g¨¦nero de su primer largo, como explica Juan Gordon (productor de Celda 211): "Parece que quien hizo terror no tiene derecho a rodar una comedia". Se refiere al giro radical del sevillano Paco Cabezas: de Aparecidos al humor negro de Carne de ne¨®n. Ojo al argumento: un joven (Mario Casas) regala un prost¨ªbulo a su madre, ex presidiaria.
El¨ªas Querejeta lanza una reflexi¨®n: "El debutante siente incertidumbre, mientras que en su segunda experiencia toma decisiones m¨¢s inmediatas". Cabezas, sin saberlo, lo ilustra con un ejemplo: en el rodaje, en Buenos Aires, un d¨ªa se puso a diluviar. Un novato habr¨ªa suspendido la jornada; ¨¦l rod¨® el chaparr¨®n. "Qued¨® maravilloso. ?Imagina lo caro que habr¨ªa sido con lluvia falsa y gr¨²as!". De formaci¨®n autodidacta (igual que Vel¨¢zquez y Cort¨¦s) y "fan de las segundas pel¨ªculas, como Taxi driver", defiende "rodar con riesgo, como si cada plano fuese el ¨²ltimo".
Rondan la treintena, pero no comparten or¨ªgenes, estilos o gustos. A estos realizadores solo los une la edad... y la espera. Todos han sufrido retrasos. Nacho Vigalondo (Santander, 1977) primero vio postergarse el estreno de Los cronocr¨ªmenes. Y en 2010 sus dos proyectos en Los ?ngeles van tan despacio que le ha dado tiempo a sacarse de la manga un tercero que satisfaga su "necesidad visceral de rodar": Extraterrestre, con un ¨²nico escenario (un piso en Tirso de Molina). Vigalondo relata la trama: "Es una especie de La guerra de los mundos, pero como si Tom Cruise, en vez de estar en el ojo del hurac¨¢n, viviese al otro lado de la ciudad y le pillase de rebote".
Hay otro punto en com¨²n: la cautela. Despu¨¦s de cr¨ªticas excelentes, Cobeaga o Vigalondo se temen lo peor. Productores como F¨¦lez se lo advierten: "La novedad pon¨ªa a los medios a su favor; las facturas se pasan con la segunda obra". Quien no va a tener ese problema es Eugenio Mira (Alicante, 1977): su primer largo, The Birthday, nunca lleg¨® a estrenarse despu¨¦s de sorprender en Sitges. "El productor se qued¨® sin dinero; as¨ª de simple", resume Mira. Instalado en el piso de J. A. Bayona ("un templo a Superman" en el Eixample barcelon¨¦s), compone la partitura del melodrama Agnosia. La va a grabar con orquesta sinf¨®nica. L¨®gico que se sienta privilegiado: 3,7 millones de presupuesto, un reparto con Eduardo Noriega, decorados de la Barcelona del siglo XIX, 300 extras... El cine espa?ol, con sus defectos, "permite segundas oportunidades", afirma Paco Cabezas: "En EE UU los ejecutivos te cortan el cuello si fracasas a la primera. Aqu¨ª se premia una mirada personal".
Noche cerrada en el hotel de No controles. "Silencio, atentos". El equipo est¨¢ expectante. Se respiran algunos nervios. No de Cobeaga: como sus colegas, ha aprendido a esperar. Ya no cuenta con "el beneficio de la duda que avala el debut", como dice Gerardo Herrero. El director ha llegado lejos y quiere seguir. Fija la mirada en la pantalla. Ve que Unax Ugalde pisa por sexta vez el hielo artificial. Los diez segundos de plano se hacen eternos. Al fin, la grieta aparece a tiempo y con la intensidad perfecta; resulta cre¨ªble. Aplausos. Cobeaga sonr¨ªe: "Justo has venido en el d¨ªa m¨¢s tenso". Qui¨¦n lo dir¨ªa. P

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