As¨ª vive mi pap¨¢ inmigrante
Ourense subvenciona un programa de reencuentro familiar que re¨²ne a trabajadores senegaleses con sus hijos
Aicha reh¨²ye la mirada y parapeta la timidez tras un espl¨¦ndido mech¨®n de trenzas. Acaba de llegar a Ourense desde Dakar, su ciudad natal, para convivir con su padre, Ibrahima Diouf, durante dos meses de verano. Cuando Diouf -ahora presidente de la asociaci¨®n senegalesa en Ourense- abandon¨® la capital de Senegal para ganarse la vida en la emigraci¨®n, ella ten¨ªa 6 a?os. Va a cumplir 15. Se vieron, brevemente, en 2006, 2007 y 2009.
Junto a la adolescente, su hermana peque?a, de ocho a?os, y otros 13 ni?os senegaleses menores de 16 a?os veranean en Ourense en una estancia subvencionada por el Ayuntamiento que ha puesto en marcha un programa de reencuentro familiar. Una iniciativa encaminada a paliar la consecuencia de la crisis que impide a los padres viajar este a?o a su pa¨ªs para encontrarse con los suyos. "Estar con ellos, hablar con ellos, educarlos...", enumera Diouf las alegr¨ªas de la paternidad que lacera la emigraci¨®n. "Los estamos educando desde el locutorio; es muy duro", sostiene el progenitor.
La crisis impide a muchos ciudadanos extranjeros viajar este a?o a su pa¨ªs
Uno de los ni?os ha visto por primera vez a su progenitor en ocho a?os
"Los educamos desde el locutorio; es muy duro", lamenta Diouf
Los chavales ven lo "mucho" que les cuesta a sus padres enviarles dinero
La comunidad senegalesa en Ourense, cerca de 200 personas de las m¨¢s de 1.500 distribuidas por las ciudades gallegas, est¨¢ integrada b¨¢sicamente por hombres. Las mujeres se quedan en el pa¨ªs de origen al cuidado de los ni?os mientras ellos comparten vivienda en grupos de familiares y env¨ªan a casa el 80% de un salario que, con la crisis, se evapora.
Reunir a la familia en el pa¨ªs de destino es dif¨ªcil porque, aunque van consiguiendo papeles, la mayor¨ªa no dispone de la n¨®mina y cotizaci¨®n a la Seguridad Social que exige la ley para permitir la reagrupaci¨®n familiar. A¨²n as¨ª, no hay demasiados lamentos. "Nos quejamos mucho menos que los espa?oles porque la religi¨®n nos ayuda a soportar las dificultades", justifican los padres su estoicismo, asombrados a¨²n del nivel de vida del primer mundo.
Pero Diouf aclara las cosas. "La gente se cree que quienes emigramos vivimos en Senegal en la miseria". Nada m¨¢s lejos. "Quienes emigran son los que tienen dinero: los pasajes del cayuco y del avi¨®n son muy caros", puntualiza el portavoz de la comunidad senegalesa.
Diouf, contable en Senegal, es barrendero en Ourense, empleado en la UTE contratada por el Ayuntamiento. Antes fue feriante, cajero en un supermercado y empleado en una tienda de todo a 100. "Trabajamos duro y ahora eso pueden verlo nuestros hijos". Porque en Senegal tambi¨¦n hay una idea distorsionada. "Se creen que aqu¨ª vivimos como reyes".
Para los ni?os, el destino de sus padres es el futuro. "Les decimos: si quieres salir de ah¨ª tienes que estudiar mucho. Todos quieren salir de Senegal y ahora nuestros hijos tienen la ocasi¨®n de descubrir c¨®mo trabajamos aqu¨ª y que el dinero que enviamos cuesta mucho ganarlo". A¨²n as¨ª, Espa?a sigue siendo la tierra prometida.
La peque?a de Diouf se aplic¨® este curso. "Estoy estudiando muy bien porque quiero ir ah¨ª", le repet¨ªa al otro lado del tel¨¦fono los ¨²ltimos meses, mientras se organizaba el viaje. Ahora corretea feliz por el entorno de As Burgas, en donde la comunidad senegalesa tiene su asociaci¨®n, con el resto de los peque?os que disfrutan del programa municipal. "Los ni?os son los primeros afectados por esta separaci¨®n tan dif¨ªcil para todos", reconocen los padres convencidos de que, cuando se acabe esta estancia veraniega de acercamiento quedar¨¢n con la idea fija de regresar.
La comunidad senegalesa en Ourense se felicita ahora de su iniciativa, pionera en Espa?a, de pedir al Ayuntamiento esta ayuda. "Vimos que hab¨ªa programas de convivencia de familias ourensanas con ni?os saharauis y rusos y decidimos pedir la ayuda para poder convivir nosotros con los nuestros", se?alan.
No es f¨¢cil. Diouf hace una confidencia. "Me ha contado uno de los padres que su hijo de 12 a?os no lo reconoci¨® cuando fue a esperarlo al aeropuerto. Esta era la primera vez en ocho a?os que se ve¨ªan y el ni?o no lo identific¨®; el padre a¨²n est¨¢ muy afectado". Con la alegr¨ªa del reencuentro apenas estrenada, los padres piensan ya en el momento fatal de la separaci¨®n. "Va a ser muy dif¨ªcil para todos", se lamentan mientras echan cuentas y despejan el futuro: "Los ni?os van a querer regresar porque, con crisis y todo, se vive muy bien aqu¨ª".
Los senegales hacen del estoicismo virtud. Mientras la comunidad saharaui en Ourense alerta de que la crisis los empuja en esta tierra a un nuevo vac¨ªo ("aqu¨ª no hay trabajo para nosotros", denunciaban esta semana), Ibrahima planta la mejor de sus sonrisas, mira de reojo a sus ni?as y concluye: "Yo creo que los espa?oles se quejan un poco de vicio". ?l, que educa a sus hijos con mensajes reiterados a trav¨¦s de la l¨ªnea impersonal de un tel¨¦fono, lo tiene claro. "Aqu¨ª se vive muy bien, pese a la crisis, y estos dos meses vamos a compartir toda esta riqueza con los ni?os", comenta el portavoz de los senegaleses ourensanos, mientras los peque?os piensan s¨®lo en tirarse como locos a la piscina.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.