Tiempo muerto
Zapatero y Montilla escenifican su alianza para afrontar la crisis por la sentencia del Estatut
La reuni¨®n de los presidentes del Gobierno central y de la Generalitat se sald¨® con un ¨²nico mensaje: el Ejecutivo de Zapatero asume las reacciones a la sentencia del Estatut como expresi¨®n de un malestar real que no solo incumbe a Catalu?a, sino tambi¨¦n al resto de Espa?a. Frente a las interpretaciones que han vinculado al clima preelectoral existente en Catalu?a a las distintas iniciativas de las fuerzas pol¨ªticas tras conocerse la sentencia, Zapatero quiso escenificar con Montilla el rechazo a la trivializaci¨®n de una crisis que no resolver¨¢ el simple transcurso del tiempo; tampoco desahogos colectivos como la manifestaci¨®n del 10 de julio ni declaraciones institucionales, como la resoluci¨®n aprobada por el Parlament el pasado viernes.
M¨¢s all¨¢ de este mensaje, sin embargo, todo fueron inc¨®gnitas. Las declaraciones posteriores a la reuni¨®n no permitieron aclarar si la principal preocupaci¨®n que gui¨® a Zapatero y Montilla fue resolver el deterioro del sistema auton¨®mico provocado por los avatares del Estatut o, por el contrario, afinar la estrategia ante las pr¨®ximas elecciones catalanas. Unas elecciones en las que no solo se decide el pr¨®ximo Gobierno de la Generalitat, sino el peso de la agenda soberanista en los pr¨®ximos a?os. La reuni¨®n pareci¨® dirigida a identificar una v¨ªa intermedia entre quienes proponen desentenderse del malestar que la sentencia ha provocado en los partidos catalanes, confiando en que se trata de algo pasajero, y quienes sostienen que ha roto el pacto constitucional.
Falta por saber si esa v¨ªa intermedia dispone de margen pol¨ªtico suficiente. No es posible descartar que CiU la considere insuficiente y que ERC coloque m¨¢s alto el list¨®n de su rechazo, con lo que se desencadenar¨ªa una escalada en la que los socialistas catalanes tendr¨ªan dificultades para mantenerse en la posici¨®n pactada entre Zapatero y Montilla. Hay cierta l¨®gica en intentarlo, aunque se trate de una estrategia cuyo ¨¦xito depende m¨¢s de los movimientos de las otras fuerzas pol¨ªticas.
Desde el punto de vista institucional, en cambio, el Gobierno central y la Generalitat de Montilla, que ya no parece actuar como tripartito ante la inminencia de las elecciones, tendr¨¢n que hacer serios esfuerzos para alejar la sospecha de que est¨¢n tratando de sortear la sentencia por caminos tortuosos, salvo en aquellos aspectos expresamente contemplados por el Constitucional, como el referido al poder judicial catal¨¢n. Las declaraciones de Montilla presentando al Tribunal que se ha pronunciado sobre el Estatut como un actor inesperado que ha venido a interferir un pacto pol¨ªtico entre Catalu?a y el resto de Espa?a no marchan en esa direcci¨®n, adem¨¢s de poner a disposici¨®n del PP un flanco muy dif¨ªcil de cubrir.
Habr¨¢ que esperar a que el Gobierno central y la Generalitat concreten lo que ayer solo fueron aproximaciones gen¨¦ricas a un problema que, en efecto, no es solo de Catalu?a. Se ha declarado un tiempo muerto, pero a¨²n no se sabe exactamente para qu¨¦.
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