Cigalas asesinas para Fidel
Un documental desmenuza la visita del dictador cubano a Galicia en 1992
A los guardaespaldas de Fidel, algunas costumbres gallegas los trajeron de cabeza en aquella visita que Castro le brind¨® a Fraga (o en aquel recibimiento que Fraga le brind¨® a Castro), el 27 y el 28 de julio de 1992. Cuando en Armea, durante la romer¨ªa que el municipio de L¨¢ncara le mont¨® al dictador cubano, hijo de uno de sus emigrantes, lleg¨® el momento de prenderle fuego a la queimada, los agentes de seguridad tra¨ªdos por Fidel desde La Habana se abalanzaron sobre la pota para sofocar las llamas. Cre¨ªan que era un artefacto incendiario.
En el hotel Araguaney (Santiago) se reservaron dos plantas para todo el s¨¦quito isle?o que velaba por la vida del l¨ªder comunista. Para despistar al posible magnicida, estaba contratada la mejor suite, pero Fidel nunca se aloj¨® en ella. Hab¨ªa otras tres habitaciones algo menos lujosas entre las que eleg¨ªa a su antojo. Con ¨¦l viajaba su propio servicio de habitaciones, porque nadie del hotel pod¨ªa hacerle la cama, y su cocinero personal, que a la vez ejerc¨ªa de catamanjares probando y supervisando todos los ingredientes.
Nadie del hotel pod¨ªa hacerle la cama al presidente ni cocinar para ¨¦l
"Fraga reconoci¨® que si hubiese nacido en Cuba hubiese sido Castro"
En la conservera Jealsa (Boiro), la ¨²nica f¨¢brica, junto con Telev¨¦s, que Fraga eligi¨® para presumir de tecnolog¨ªa ante su invitado, el restaurante Chicolino organiz¨® un banquete, y el encargado de detectar venenos en la comida del caribe?o sospech¨® de las cigalas. Esos crust¨¢ceos reventones exhib¨ªan con descaro corales de un color que el cocinero cubano jam¨¢s hab¨ªa visto. ?No ser¨ªa aquello una trampa mortal para Su Excelencia?
De aquella comida memorable el due?o del Chicolino conserva la cunca por la que bebi¨® Fidel Castro, y en Lugo se hallan las piezas del escenario que les mont¨® un amigo de Fraga a los dos presidentes para que echasen ante las c¨¢maras una partida de domin¨®. Todo ello lo ha localizado el equipo de rodaje de Fidel y Fraga, sin embargo, un documental con muchos testimonios, y gui¨®n y direcci¨®n del pontevedr¨¦s Manuel Fern¨¢ndez-Vald¨¦s, que se est¨¢ rodando este verano y se estrenar¨¢ probablemente en mayo de 2011. Dieciocho a?os despu¨¦s, Comercial Cereijo conserva el cami¨®n expositor, con ba?o y paredes abatibles en el que jugaron, despu¨¦s de visitar la casa natal del padre de Castro, los dos pol¨ªticos, entonces ya entrados en a?os, pero infinitamente m¨¢s ¨¢giles que hoy en d¨ªa. "Eso que, repasando los v¨ªdeos de entonces, a Fidel, seis a?os m¨¢s joven que Fraga, ya se le notaba algo de p¨¢rkinson, problemas de equilibrio y ciertos gestos con la boca, como si le molestase la dentadura postiza", comenta el director de 31 a?os, entonces demasiado joven como para recordar los acontecimientos.
En las ¨²ltimas elecciones de Fraga, Fern¨¢ndez-Vald¨¦s sigui¨® como fot¨®grafo la campa?a y desde entonces le "obsesionaba la idea de hacer algo sobre este t¨®tem gallego". Leyendo un art¨ªculo del Diario de Pontevedra que rememoraba aquel acontecimiento, entendi¨® que retratar a Fraga a trav¨¦s de esos dos d¨ªas en los que ambos gobernantes exhibieron sin pudor su "compadreo" era la manera de calar al personaje.
Detr¨¢s del "sin embargo" del t¨ªtulo hay varias cosas. Fraga y Fidel, el ex ministro franquista y el l¨ªder de la revoluci¨®n cubana que acab¨® su mitin en el Araguaney gritando "?Socialismo o muerte!", son, en realidad, extremos que se tocan. "Los dos son iguales y se comprenden", defiende el director de este documental que durar¨¢ m¨¢s de hora y media, "toda su vida han estado acostumbrados a decidir sobre los dem¨¢s, est¨¢n por encima del bien y del mal y consideran que s¨®lo la Historia puede juzgarlos". Aquella visita tras la ca¨ªda del Muro, en la que Fraga ten¨ªa cosas que perder y Fidel "mucho que ganar", era en realidad "un capricho personal" de dos descendientes de emigrados a Cuba que poco antes de la primera visita, la que Fraga realiz¨® a La Habana, eran feroces enemigos. Tanto, que don Manuel hab¨ªa llegado a decir que Castro era, despu¨¦s de Almanzor, quien m¨¢s da?o hab¨ªa hecho a Galicia. En 1992, en cambio, Fraga reconoci¨® que, a lo mejor, si hubiese nacido en Cuba habr¨ªa sido Fidel.
"Jam¨¢s recibi¨® Fraga a nadie con la cordialidad con la que acogi¨® a Fidel", asegura Fern¨¢ndez-Vald¨¦s. "No vamos a descubrir si hubo alguna raz¨®n oculta en aquel encuentro", dice, pero Fraga acall¨® las escasas cr¨ªticas (quiz¨¢s la m¨¢s dura fue la de Conde Roa, del PP) vendiendo la liberaci¨®n, por parte del r¨¦gimen del otro lado del charco, de unos cuantos presos pol¨ªticos y la devoluci¨®n de una peque?a parte del Centro Gallego de La Habana.
Durante la visita a Galicia, seg¨²n el director de la pel¨ªcula, parece que Iribarne se emocion¨® m¨¢s que Castro, que al fin y al cabo no hab¨ªa mostrado en su vida gran inter¨¦s por conocer sus or¨ªgenes. Nunca se lleg¨® a saber lo que cost¨® aquel "capricho personal", pero la Galicia comandada por Fraga, armada hasta los dientes, sobrevolada por helic¨®pteros y acechada por francotiradores recibi¨® "fascinada por el poder" y con aplausos al dictador. Era un hijo de la tierra.
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