"He pasado noches sin dormir"
El presidente atraviesa su peor momento. Pero no arroja la toalla. "Que nadie dude de que si hay que adoptar nuevas medidas, lo har¨¦", afirma a EL PA?S. Ministros y colaboradores trazan su perfil ¨ªntimo
El adolescente que imitaba ante el espejo los ademanes y la abovedada voz de Felipe Gonz¨¢lez se mira ahora en las doradas lunas del palacio de la Moncloa y encuentra a un hombre de rostro angulado, expresi¨®n seria, bolsas en los ojos y mirada r¨ªgida. El joven diputado que hace 10 a?os encandil¨® a la militancia socialista con un discurso renovador, fresco, ilusionado, opone hoy una sonrisa hier¨¢tica tocada ocasionalmente con un rictus de amargura. Ya dice Felipe Gonz¨¢lez que a "Jos¨¦ Luis" le ha golpeado la realidad de la crisis y que se le nota. Se nota que la realidad le ha doblado el espinazo program¨¢tico discursivo y le ha forzado a adoptar medidas que se hab¨ªa comprometido a no aplicar jam¨¢s. ?Le ha quebrado tambi¨¦n el ¨¢nimo al presidente?
"Comet¨ª el error de haber pasado demasiado tiempo en el debate de si hab¨ªa crisis o desaceleraci¨®n"
"Soy un presidente comunicativo, que habla mucho con los ministros y con el partido. No tengo sensaci¨®n de soledad"
"Te puede cesar y lograr que te vayas contento por contribuir al bien de Espa?a", dice un ex miembro del Gobierno
Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo detecta un punto de adanismo en el comportamiento pol¨ªtico del presidente
"La crisis nos obliga a hacer en un a?o la transformaci¨®n econ¨®mica que habr¨ªamos hecho en cinco o seis"
Para la ministra Trinidad Jim¨¦nez, "es reservado y oculta sus debilidades, suponiendo que las tenga"
"Parece deprimido". Durante los ¨²ltimos meses, los visitantes de La Moncloa han dejado flotando en el ambiente la sensaci¨®n de un Zapatero castigado por la realidad que dictan los mercados financieros y por la vertiginosa p¨¦rdida de cr¨¦dito en los sondeos. Alguno de estos visitantes ha tenido que acallar al taxista deslenguado que le conduc¨ªa a su cita con el jefe del Gobierno. "Haga el favor de no insultarle m¨¢s, que es mi amigo". A prop¨®sito del estado an¨ªmico del presidente, su anterior director de gabinete, el soci¨®logo Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora, distingue cuidadosamente entre "el viol¨ªn que toca una melod¨ªa triste" y "el viol¨ªn desafinado". Quiere decir que Zapatero est¨¢ somatizando las preocupaciones ciudadanas del momento, pero que su pesadumbre no es patol¨®gica y que recuperar¨¢ su proverbial optimismo en cuanto la sociedad vuelva a respirar con normalidad. Pese a que la situaci¨®n se ha endulzado con el triunfo de La Roja y la mejora de los datos econ¨®micos, la crudeza de la coyuntura est¨¢ poniendo a prueba al t¨¦mpano emocional que se supone habita en La Moncloa.
"He pasado ratos muy malos, la verdad, sobre todo a la hora de decidir las medidas de recorte ante el shock econ¨®mico", indica el presidente.
-No me diga que incluso ha dejado de dormir a pierna suelta.
-He pasado alguna noche sin dormir. La noche del 9 al 10 de mayo la pas¨¦ en blanco, primero en contacto telef¨®nico con la vicepresidenta, que estaba negociando en el Ecofin
[consejo de ministros de Econom¨ªa de la UE] nuestro compromiso de reducir el d¨¦ficit un punto y medio m¨¢s, que supuso un esfuerzo grande para nosotros. Luego estuve a la espera de ver c¨®mo reaccionaban los mercados. Digamos que pas¨¦ la noche esperando al ¨ªndice Nikkei.
-?C¨®mo combate la ansiedad?
-Corro unos diez kil¨®metros diarios campo a trav¨¦s, pero sobre todo es que yo soy muy tranquilo. Creo que para tener una responsabilidad como la m¨ªa, la primera condici¨®n personal es tener fortaleza emocional para poder transmitir serenidad. Yo tengo una buena relaci¨®n con la vida -dice este hombre, m¨¢s delgado y fibroso ¨²ltimamente, que hered¨® de su madre la entereza emocional-. La vida y la pol¨ªtica me han tratado bien. No me puedo quejar -subraya.
La crisis le ha arruinado la fiesta del d¨¦cimo aniversario de su elecci¨®n como secretario general del PSOE (22 de julio de 2000) y ha envuelto en negros nubarrones su liderazgo. Pero, con todo, por grande que sea el quebranto en su reputaci¨®n y duro el panorama, conviene no perder de vista que estamos ante uno de esos tipos que hasta en las circunstancias m¨¢s dif¨ªciles acostumbra a salir de la mel¨¦e con el bal¨®n. Los apelativos caricaturescos de "Zapatitos", "Mr. Bean" o "Bambi", los juicios descalificatorios que le tratan de improvisador impenitente y saltimbanqui contribuyen simplemente a acentuar el equ¨ªvoco porque, a estas alturas, ya est¨¢ claro que Rodr¨ªguez Zapatero es un consumado estratega del poder y un experto en el manejo de las personas y el control de los tiempos.
"Alguien que ha ganado dos elecciones generales consecutivas y la secretar¨ªa general del PSOE no puede ser un chiquilicuatre", comenta un diputado socialista cr¨ªtico que no le vot¨® hace diez a?os, en la creencia err¨®nea de que el diputado por Le¨®n no ten¨ªa recorrido pol¨ªtico. Pueden, pues, condenarle, si les parece, pero no le den por derrotado de antemano. Zapatero es un atleta de la pol¨ªtica apasionado de su trabajo que, sin experiencia de gesti¨®n previa, ha logrado cumplir su sue?o juvenil de dirigir el PSOE y presidir el Gobierno de Espa?a. "Gana quien llega al final, no quien se queda por el camino" es una de sus frases preferidas. Dice que no cree en la baraka que le atribuye su padre. "Yo no f¨ªo nada a la suerte. Lo que hago es trabajar mucho", subraya.
"Antes de ser elegido secretario general, Jos¨¦ Luis ya hab¨ªa ejercido el poder dentro del PSOE leon¨¦s y probado su capacidad para mantenerse en el caballo sin caerse", explica Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora, en respuesta a quienes piensan que la gesti¨®n de Zapatero ha acusado su falta de experiencia. El diputado antes aludido piensa que ser "n¨²mero uno", aunque sea en el reducido ¨¢mbito leon¨¦s, ya le ense?¨® a Zapatero "c¨®mo trata la gente al jefe, c¨®mo le miran y qu¨¦ esperan de ¨¦l".
El tiempo ha demostrado lo acertado del juicio que emitieron en su d¨ªa algunos de los correligionarios leoneses del l¨ªder socialista: "Sabe pactar para conseguir el poder, lo lleva en la sangre. Saca partido de las debilidades y virtudes de la gente que tiene alrededor". Jugador de ajedrez con mentalidad de yudoca, Rodr¨ªguez Zapatero estudia minuciosamente al adversario y aplica sus habilidades t¨¢cticas a la tarea de aprovechar la fuerza de sus contrarios. Tiene una visi¨®n panor¨¢mica y planificada de la pol¨ªtica con estrategias a corto y largo plazo.
Admitido que el temperamento y la personalidad rara vez cambian a una edad adulta (el presidente cumple 50 a?os el 4 de agosto), resulta sorprendente la continuidad metodol¨®gica y estil¨ªstica del pol¨ªtico que a los 29 a?os lleg¨® a ser n¨²mero uno del PSOE leon¨¦s; a los 40, secretario general del PSOE, y a los 44, presidente del Gobierno. "Sigue siendo el mismo, contin¨²a con el mismo m¨®vil y conserva m¨¢s o menos sus relaciones anteriores. Es reservado y oculta sus debilidades, suponiendo que las tenga", dice la ministra de Sanidad, Trinidad Jim¨¦nez. "ZP no es rencoroso, pero raramente olvida un agravio, un feo, un desplante. Los deja pasar, pero los tiene en cuenta", apunta un antiguo colaborador suyo. Hay unanimidad en el convencimiento de que no ha cambiado gran cosa en esta d¨¦cada. El mismo pol¨ªtico afable y atento -"austero en la administraci¨®n de los sentimientos", que dice el ex ministro Jes¨²s Caldera-, el temperamento fr¨ªo, equilibrado, de quien nunca levanta la voz porque piensa que perder los nervios no sirve para nada.
A decir de sus colaboradores, el inquilino de La Moncloa "es una esponja de memoria fotogr¨¢fica que absorbe lo que lee, ve y escucha". Esa capacidad de asimilaci¨®n -"sintetiza las ideas que le resultan interesantes y las hace suyas"- es lo que, en opini¨®n del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, permite a Zapatero ganar a Rajoy en las segundas partes de las r¨¦plicas parlamentarias.
Si en 1989 se aup¨® a la secretar¨ªa provincial del PSOE leon¨¦s gracias a su inesperado pacto con una de las corrientes internas m¨¢s alejadas de sus posiciones pol¨ªticas, 11 a?os m¨¢s tarde alcanz¨® la secretar¨ªa general en el 35? Congreso del PSOE por medio de una alambicada cadena de alianzas que sum¨® a su favor votos guerristas y del PSC. "Nos habr¨ªamos ahorrado bastantes problemas si Alfonso Guerra no le hubiera entregado sus 30 o 40 votos", declara hoy un muy desencantado Joaqu¨ªn Leguina, ex presidente de la Comunidad de Madrid.
Desconocido como era en los altos c¨ªrculos socialistas, Rodr¨ªguez Zapatero gan¨® contra el poderoso aparato del partido que apoyaba la candidatura de Jos¨¦ Bono y frente a otros aspirantes como Matilde Fern¨¢ndez y Rosa D¨ªez, en un momento en el que la autoestima socialista estaba por los suelos. "Supo aprovechar la orfandad del partido. Sent¨ªamos la necesidad de abrir una nueva etapa y pusimos nuestra mirada en Jos¨¦ Luis por su frescura, su capacidad de generar empat¨ªas y sus dotes de liderazgo. Adem¨¢s, cuando hablaba, que hablaba poco, nos demostraba que conoc¨ªa el partido como nadie", dice el ministro de Fomento, Jos¨¦ Blanco.
Pocos de sus cr¨ªticos socialistas le niegan el m¨¦rito de haber abierto en el PSOE una etapa de renovaci¨®n necesaria y articulado un discurso modernizador, distanciado del colectivismo cl¨¢sico de la izquierda, impregnado de la idea de fortalecer los derechos de la ciudadan¨ªa y acotar el peso de los poderes econ¨®micos y medi¨¢ticos. Por contraste con el estilo que hab¨ªa ido adoptando su predecesor en La Moncloa, la llegada del "talante" dialogante y plural de Zapatero, el primer l¨ªder pol¨ªtico masculino feminista espa?ol, fue percibida por buena parte de la sociedad como una bocanada de aire fresco. Su pacto antiterrorista con Aznar en septiembre de 2000 le permiti¨®, adem¨¢s, postularse como hombre de Estado y opositor responsable, pese a que su primera andadura al frente del PSOE no fue el paseo triunfal de los ¨²ltimos a?os.
"Eran otros tiempos. Entonces la gente hablaba y dec¨ªa lo que pensaba en el Comit¨¦ Federal, porque los representantes territoriales eran elegidos por sus bases, mientras que ahora son delegados del partido que deben su cargo al secretario general; todo se dirige desde Madrid", asegura Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra. Al antiguo l¨ªder extreme?o le preocupa que en las altas instancias del partido se instale el silencio, el h¨¢bito acomodaticio de no discutir, no debatir, no llevar la contraria al jefe por aquello de no arruinar las opciones a un buen cargo.
Jos¨¦ Andr¨¦s Torres Mora pinta un cuadro diferente de las reuniones de la ejecutiva socialista. "Zapatero acude puntualmente a la cita y no se cansa de escuchar y tomar nota, pese a que sus intervenciones son siempre las mejores con gran diferencia. Es limpio, ordenado, valiente, un gran dirigente honesto y sensato".
-Presidente, ?cree que ha armonizado correctamente su doble condici¨®n de secretario general del PSOE y presidente de Espa?a? ?C¨®mo ha gestionado esas lealtades?
-En las grandes cuestiones, que no son muchas, solo piensas en tus responsabilidades de gobierno. En los asuntos menos importantes trato de compaginar esas lealtades.
-?C¨®mo explica que los ciudadanos piensen que la clase pol¨ªtica es uno de los grandes problemas del pa¨ªs?
-Por la crisis econ¨®mica y porque la confrontaci¨®n pol¨ªtica es, efectivamente, muy agria. Yo tambi¨¦n creo que los pol¨ªticos deber¨ªamos estar a la altura de una sociedad tolerante como la espa?ola.
-?Y qu¨¦ me dice de esa opini¨®n generalizada de que los intereses de los pol¨ªticos no se corresponden con los intereses generales?
-No me parece una percepci¨®n justa. Hay poderes que pretenden ocupar el poder de la pol¨ªtica, que es el ¨²nico legitimado por el voto ciudadano.
-No me refiero a los pol¨ªticos individualmente, sino a los grandes aparatos de los partidos convertidos en maquinarias de poder.
-Los pol¨ªticos y los partidos somos expresi¨®n de la sociedad.
Dicen los historiadores del PSOE que nunca hubo un secretario general con tanto poder y menos contestaci¨®n interna. La pregunta es si ZP padece el "s¨ªndrome de La Moncloa", esa tendencia a la megaloman¨ªa y al aislamiento que, por lo visto, lleva a alejarse de la realidad y a pensar que la gente no aprecia suficientemente los desvelos y m¨¦ritos del l¨ªder. Que se sepa, el presidente no tiene un Pepito Grillo -como no ejerza de tal su mujer, Sonsoles, que, seg¨²n dicen quienes tratan a la pareja, es tambi¨¦n su amiga-, ni cuenta con el esclavo que les susurraba a los generales romanos en los desfiles de la victoria: "Recuerda que eres mortal".
Pese a los sondeos de popularidad y los vientos g¨¦lidos que soplan por la econom¨ªa nacional, Zapatero no cree que est¨¦ qued¨¢ndose solo. "No tengo una sensaci¨®n de soledad. Soy un presidente comunicativo que habla mucho con los ministros y los dirigentes del partido. Y hablando de soledad, he tenido durante estos a?os la gran satisfacci¨®n de contar con el concurso del Rey, no solo en el plano pol¨ªtico, sino tambi¨¦n en el personal. Ha sido muy importante para m¨ª, le tengo un gran reconocimiento".
No puede decirse que Rodr¨ªguez Zapatero est¨¦ ajeno a la realidad; no, desde luego, a la realidad publicada. Analiza detenidamente las encuestas y se desayuna con la raci¨®n diaria de sapos y culebras que le trae la prensa. Como cabe pensar de un pol¨ªtico que cuida tanto su imagen y su lenguaje corporal, el presidente presta gran atenci¨®n a los medios de comunicaci¨®n. Suyo es el m¨¦rito de haber puesto fin a la utilizaci¨®n sectaria progubernamental de TVE y haber posibilitado unos informativos razonablemente plurales. Nadie puede negarle tampoco su decidida apuesta presupuestaria por el I+D+i, que acab¨® con lustros de inhibici¨®n gubernamental. Seg¨²n algunos de sus colaboradores, el c¨ªrculo de m¨¢xima confianza del presidente estar¨ªa formado por el ex secretario de las Juventudes Socialistas y ahora consejero de Telef¨®nica, Javier de Paz; Jos¨¦ Miguel Vidal, primo de Zapatero; los ministros Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, Jos¨¦ Blanco y Miguel Sebasti¨¢n; el portavoz parlamentario del PSOE, Jos¨¦ Antonio Alonso, y el secretario general de UGT, C¨¢ndido M¨¦ndez, ahora irritado por las medidas de ajuste. Es un listado que Zapatero ampl¨ªa enormemente hasta incluir en ¨¦l a la pr¨¢ctica totalidad de su Gobierno y a su gabinete de La Moncloa.
Dadas las dificultades para articular un proyecto de izquierda, dificultades comunes al conjunto del socialismo europeo, ZP ha cultivado la adhesi¨®n de un electorado que apoya el matrimonio homosexual, la memoria hist¨®rica..., al tiempo que ampliaba los derechos sociales y sub¨ªa las pensiones y el salario m¨ªnimo, la ¨²ltima vez ya contra el criterio de su entonces ministro de Econom¨ªa, Pedro Solbes, partidario de un mayor y mejor ahorro por lo que pudiera venir.
"Lo que mejor caracteriza al presidente es su vocaci¨®n de poder. Supedita todo al supremo objetivo de ganar las elecciones", asegura un antiguo colaborador del jefe del Gobierno que prefiere no ser identificado. Seg¨²n ¨¦l, Zapatero aplica las teor¨ªas de George Lakoff, profesor de ling¨¹¨ªstica de la Universidad de California, sobre la utilidad de tener en cuenta la inteligencia emocional bastante m¨¢s que las del "republicanismo c¨ªvico" de Philip Pettit, su te¨®rico pensador de cabecera. "El presidente conoce la importancia del voto sentimental y lo busca aunque las ganancias de estas pol¨ªticas, caso de la memoria hist¨®rica, no tienen por qu¨¦ ser las del pa¨ªs", afirma. "Trata de situar simb¨®licamente a la derecha en el pasado franquista y de recabar la adhesi¨®n emocional, identitaria, de gentes de izquierda que, racionalmente, podr¨ªan llegar a pensar que es un mal presidente". Seg¨²n eso, Zapatero ser¨ªa un pol¨ªtico calculador que ha hecho de su habilidad para ocupar la escena pol¨ªtica, sacar al adversario fuera del tatami y ganar elecciones su principal activo pol¨ªtico. El que fuera primer presidente de la Federaci¨®n Socialista de Madrid, Joaqu¨ªn Leguina, le reprocha haber copiado de Aznar el "defecto de hacer oposici¨®n a la oposici¨®n".
Sin llegar al grado de "encantador de serpientes" adjudicado en su d¨ªa a Felipe Gonz¨¢lez, el presidente punt¨²a tambi¨¦n alto en la escala de la seducci¨®n. "Te hace ver que eres la persona m¨¢s importante, se interesa por tus asuntos personales y centra la atenci¨®n en ti", se?ala la ministra Trinidad Jim¨¦nez. "Te puede cesar de ministro y lograr que te vayas contento por contribuir al bien de Espa?a", dice, a su vez, un pol¨ªtico que habla con pleno conocimiento de causa.
En cuanto ocup¨® su despacho de Ferraz, ZP empez¨® a desmontar el aparato, deshizo los equipos anteriores y se puso a volar solo, fuera de la tutela de la vieja guardia del partido. "Estaba en su derecho. El problema es que no ha querido rodearse de los mejores. Deber¨ªa haber escuchado m¨¢s antes de tomar decisiones trascendentes. No ha manejado bien el inmenso poder que ten¨ªa", sostiene un diputado socialista. No es una opini¨®n marginal. "Ha creado a su alrededor un gran vac¨ªo de poder, no ha hecho equipos, sino gente que ejecuta sus instrucciones. Con su m¨®vil, que no lo suelta por nada, ejerce de centro radial de las comunicaciones de forma que todas las relaciones pasan por ¨¦l. Eso impide hacer equipo", indica un antiguo colaborador del presidente. "Da bastante autonom¨ªa a los ministros; a veces no sabes si lo est¨¢s haciendo bien o mal, porque no te echa la bronca cuando algo le disgusta. ?l procura seguir una l¨ªnea persuasiva", dice Jes¨²s Caldera, anterior titular de Trabajo.
Visto lo visto, muchos socialistas reprochan a su secretario general que haya prescindido de los criterios de economistas de la solvencia profesional de Pedro Solbes, Joaqu¨ªn Almunia, Carlos Solchaga o Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez -aunque acept¨® el nombramiento de este ¨²ltimo como gobernador del Banco de Espa?a. Y, con raz¨®n o sin ella, no pocos socialistas ponen el acento en el contrapunto que supuso la aparente fascinaci¨®n de Zapatero por Miguel Sebasti¨¢n, el actual ministro de Industria, a quien Zapatero present¨® durante un tiempo como "el mejor economista de Espa?a" y "una persona de grandes ideas".
Pretender que los ministros hagan en los tiempos que corren una disecci¨®n cr¨ªtica y objetiva de la actuaci¨®n del jefe de Gobierno resulta, por supuesto, ilusorio, aunque, a base de insistir, se consiga que no todas las palabras vayan fatalmente destinadas a engordar la catarata de elogios a la figura de Zapatero. Ante el empe?o del periodista, el ministro Blanco se estira hasta se?alar que puede que el presidente "sea en ocasiones demasiado confiado y adolezca de falta de picard¨ªa para ver cu¨¢ndo la informaci¨®n es interesada y cu¨¢ndo no". Y, confrontado al argumento de que no puede haber nadie perfecto, tampoco Zapatero, el ministro Corbacho llega a indicar que "es posible que a veces peque de exceso de confianza".
-"?Qu¨¦ ha aprendido en estos a?os de Gobierno?".
-"Que hay que hacer an¨¢lisis con las luces largas y que no te puedes atar a las cosas coyunturales", responde con celeridad, como si esperara la pregunta.
-El otro d¨ªa dijo usted en el Congreso que aplicar¨ªa las medidas necesarias para salir de la crisis, le costara lo que le costara. ?De d¨®nde sale esa determinaci¨®n? ?La situaci¨®n es alarmante?
-La situaci¨®n es mala, pero ya no muy mala. Dije "me cueste lo que me cueste" porque s¨¦ muy bien que las medidas que he adoptado son impopulares, as¨ª de claro. Voy a aplicar esas medidas y a mantenerlas. Tengo que ser responsable y ejercer de presidente en lo bueno y en lo malo. Lo har¨¦ por encima de mis aspiraciones pol¨ªticas de futuro. Y que nadie dude de que si hay que adoptar nuevas medidas, las adoptar¨¦.
-?Tambi¨¦n si conduce a su partido a la debacle?
-Quiero que se diga que mi partido hizo lo que hab¨ªa que hacer por el bien de Espa?a.
-?C¨®mo le gustar¨ªa pasar a la historia de Espa?a?
-Como el presidente que, adem¨¢s de hacer frente a la crisis, transform¨® la econom¨ªa y llev¨® a cabo la tercera gran transici¨®n econ¨®mica de la democracia, que complet¨® a las que se llevaron a cabo en los ochenta y noventa. Con las reformas que hemos emprendido debemos generar una espiral econ¨®mica positiva cuanto antes. Quiero que esta legislatura sea la de la transformaci¨®n econ¨®mica. La habr¨ªamos hecho en cinco o seis a?os, pero ahora con la crisis estamos obligados a hacerla en un a?o. Somos lo que somos como pa¨ªs y debemos ser conscientes de que lo hemos hecho bien hasta ahora en la democracia. Lo que necesitamos es confianza en nosotros mismos como pa¨ªs. La sociedad espa?ola siempre ha dado lo mejor de s¨ª en las situaciones de m¨¢xima dificultad.
-Supongo que no ha renunciado a ser reelegido.
-Perm¨ªtame que me reserve esa decisi¨®n.
Puede que la palabra audacia, en las variables interpretativas de valent¨ªa o temeridad, sea la que mejor defina el comportamiento pol¨ªtico de este presidente que sac¨® las tropas de Irak, negoci¨® con ETA y aval¨® una ambiciosa reforma estatutaria, convencido de que con ella conseguir¨ªa que cuajara la Espa?a auton¨®mica. Pocos entre los suyos le niegan intuici¨®n, olfato e impronta ganadora. La cuesti¨®n es si esa acusada autoconfianza de Zapatero no ha sido contraproducente al abordar los asuntos de m¨¢xima trascendencia.
Independientemente de los efectos que el llamado "proceso de paz" haya podido producir en las filas de ETA y Batasuna, parece claro que Rodr¨ªguez Zapatero err¨® en su diagn¨®stico sobre la voluntad de la banda terrorista y en la valoraci¨®n de la calidad de las informaciones que manejaba. "Fiaros de m¨ª, que tengo todos los datos y s¨¦ lo que me hago", repiti¨® durante meses. De todas formas, muchos dirigentes socialistas, incluso algunos de los que piensan que en las negociaciones de Loyola "se fue demasiado lejos y se habl¨® de lo que no se deb¨ªa", elogian la "valent¨ªa" de Zapatero, convencidos de que el tiempo sacar¨¢ a relucir el efecto positivo del proceso.
Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo, entonces secretario general de CC OO, recuerda que en octubre de 2005, 14 meses antes de la bomba en la T-4 de Barajas, el presidente anunci¨® a los representantes de los sindicatos y de la patronal que antes de esas navidades iba a acabar con ETA y que ese triunfo le asegurar¨ªa la reelecci¨®n dos legislaturas m¨¢s. "Tengo la impresi¨®n", dice, "de que es un pol¨ªtico tacticista con una visi¨®n ligera de la econom¨ªa y una confianza enorme en la voluntad pol¨ªtica y el poder de la ley. Al poco de iniciarse la primera legislatura, nos anunci¨® que iba acabar con la temporalidad laboral, tal cual. Como nos vio desconcertados, nos pidi¨® confianza en ¨¦l: '?No hab¨¦is visto que he tra¨ªdo las tropas de Irak?'. Al parecer, pensaba que se pod¨ªa acabar con la temporalidad por decreto. Menos mal que Caldera conoc¨ªa un informe nuestro de 200 p¨¢ginas sobre el problema y sab¨ªa de su complejidad".
El anterior secretario de CC OO detecta tambi¨¦n un punto de adanismo (h¨¢bito de comenzar una actividad como si nadie la hubiera ejercido anteriormente) en la decisi¨®n de ZP de "reabrir sin mayor consenso el Estado auton¨®mico". En la memoria de muchos socialistas ha quedado la impresi¨®n de que Pasqual Maragall enga?¨® a Rodr¨ªguez Zapatero con la negociaci¨®n del proyecto estatutario. "Si Zapatero dijo aquello de que aprobar¨ªamos el estatuto que saliera de Catalu?a fue porque confiaba en que Maragall respetar¨ªa el acuerdo sobre el alcance competencial al que los socialistas hab¨ªamos llegado en Santillana del Mar. Lo que pasa es que Maragall no actu¨® lealmente", subraya Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra. El presidente se mostraba entonces plenamente confiado en su capacidad de persuasi¨®n. "No os preocup¨¦is, que yo convencer¨¦ a Pasqual", repet¨ªa. Hoy son muchos los socialistas preocupados porque el "esfuerzo de generosidad hecho con Catalu?a no ha mejorado la relaci¨®n de esa comunidad con el resto de Espa?a", pero si Zapatero sobrevivi¨® pol¨ªticamente a la bomba de Barajas podr¨ªa tambi¨¦n sobrevivir al desenlace del estatuto catal¨¢n. Nadie en su partido se plantea hoy por hoy la alternativa. "La ¨²nica alternativa a ZP es ZP. Sigue siendo nuestro mejor activo", subraya el ministro Corbacho.
-Presidente, ?puede indicarme dos aciertos claves de su mandato?
-Haber sacado las tropas de Irak y...
-?Incluso con la precipitaci¨®n con que se hizo?
-Fue un gran triunfo de la voluntad democr¨¢tica. Si hubiese esperado, no habr¨ªamos podido hacerlo.
-?Por las presiones?
-S¨ª. El segundo acierto, aunque sea arriesgado decirlo, fue el proceso de paz. Tengo la convicci¨®n de que ah¨ª se sembr¨® una soluci¨®n definitiva. Tengo esa confianza.
-?Y dos errores de su gesti¨®n?
-Cuando la v¨ªspera de la bomba en la T-4 dije que est¨¢bamos mejor que un a?o antes y el haber estado demasiado tiempo en el debate de si ten¨ªamos una crisis o una desaceleraci¨®n. No son dos errores menores y es importante que se conozcan p¨²blicamente. Yo he aprendido de ellos.
-?Qu¨¦ m¨¢s ha aprendido?
-Los l¨ªmites objetivos de la acci¨®n de gobierno. Asuntos que parec¨ªan de dif¨ªcil aplicaci¨®n han resultado f¨¢ciles, y al rev¨¦s. El del matrimonio homosexual ha resultado f¨¢cil, todo un ¨¦xito, mientras que otros, como la capacidad de intervenci¨®n del Gobierno en la econom¨ªa libre de mercado, se han revelado lo m¨¢s dif¨ªcil.
-?Se ha sentido impotente ante la econom¨ªa?
-M¨¢s que impotencia..., es que los acontecimientos en la econom¨ªa globalizada se producen con gran celeridad, mientras que los Gobiernos no somos tan flexibles y tenemos que responder a las reglas democr¨¢ticas.
Todo hace suponer que la crisis econ¨®mica ser¨¢ el aut¨¦ntico banco de pruebas del presidente, el list¨®n con el que le medir¨¢ la historia. Zapatero desoy¨® las tesis que anunciaban una crisis larga y profunda y se instal¨® en la teor¨ªa del "rebote" que pronosticaba una crisis de seis meses con ca¨ªda y recuperaci¨®n muy r¨¢pida. "Los del sindicato le dijimos que esa teor¨ªa no ten¨ªa en cuenta nuestra burbuja inmobiliaria y que la crisis iba a acarrear en nuestro pa¨ªs el cierre de f¨¢bricas de puertas, cristales, piezas de carpinter¨ªa... En mayo de 2008 est¨¢bamos tan alarmados por lo que se nos ven¨ªa encima que los de CC OO propusimos un plan de ajuste de caballo con congelaci¨®n salarial incluida. Luego, cuando nos convocaron a la mesa del di¨¢logo social, estuvimos un mes entero negociando la declaraci¨®n porque ellos no quer¨ªan poner en el papel la palabra crisis", dice Jos¨¦ Mar¨ªa Fidalgo. Negar la crisis, primero, y anunciar sin base la vuelta al crecimiento, despu¨¦s, solo sirvi¨® para retrasar las medidas a adoptar.
"A lo largo de esta d¨¦cada se ha perfeccionado profesionalmente como pol¨ªtico", sostiene Torres Mora. "Ha comprobado la dureza de la pol¨ªtica espa?ola", indica Caldera. La ministra Trinidad Jim¨¦nez y otros muchos socialistas no creen que se le haya acabado la racha ganadora contra el PP de Mariano Rajoy, pero parece evidente que para revalidar el t¨ªtulo dentro de dos a?os el presidente deber¨¢ cargar sobre sus espaldas la roca de la crisis y subirla a la cota del crecimiento econ¨®mico que Espa?a necesita imperiosamente para atajar el drama masivo del paro.
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