"La humanidad prohibir¨¢ todos los espect¨¢culos con animales"
Se llama Leo, naci¨® en Rosario, y ha revolucionado Barcelona. ?Messi? No. Por un d¨ªa, un vecino suyo acapara por igual elogios y cr¨ªticas: es Leonardo Anselmi, argentino de 34 a?os, la cara de la prohibici¨®n de los toros. Como portavoz de la plataforma Prou!, ha regateado a los protaurinos. Con una torrencial labia y un sempiterno buen humor, ha logrado la victoria m¨¢s emblem¨¢tica para el colectivo animalista: la abolici¨®n de los toros en Catalu?a.
Desde que present¨® la Iniciativa Legislativa Popular que ha logrado abolir la lidia ha pasado un a?o y medio en el que ha perdido el trabajo y ha sufrido amenazas de algunos protaurinos. "Viene en la mochila del activista", se resigna. De ¨¦l se han dicho muchas cosas: ha sido insultado por ser argentino y por ser vegano, es decir, alguien que rechaza alimentos de origen animal.
"Es absurdo decir que quiero abolir los toros por nacionalismo"
Pero Anselmi, como buen argentino, fue un gran comedor de carne. "Hasta los 28 a?os com¨ªa carne incluso a las ocho de la ma?ana con el caf¨¦", recuerda. Su vida es un constante ir y venir, una continua noria de cambios radicales en la que sobrevivi¨® su esp¨ªritu trabajador y un gran amor por los animales: le surgi¨® cuando, con 14 a?os, rescataba a los perros callejeros de Rosario de un vertedero donde corr¨ªan riesgo de acabar triturados. Este amor lo convirti¨® a?os m¨¢s tarde en un profundo animalista: dej¨® la carne y el queso, y se dedic¨® de pleno a la lucha contra el maltrato.
Y le puso empe?o, como cada vez que se decid¨ªa a hacer un cambio radical: fue un joven estudiante de filosof¨ªa y sociolog¨ªa y guitarrista con esperanzas en el rock hasta que se gradu¨® en marketing para ganar mucho dinero. Y cuando mejor le iba, otro cambio radical: se mud¨® a Barcelona para encontrarse con su actual mujer, a la que conoci¨® en un chat.
En la Ciudad Condal se fotografi¨® junto a La Monumental. "No ten¨ªa ni idea", r¨ªe ahora, convertido en referente del antitaurinismo. Pis¨® la plaza unas cu¨¢ntas veces, y se dedic¨® a grabar v¨ªdeos para demostrar la tortura de las corridas. Fue entonces cuando acept¨® ser portavoz de Prou!. Le avalaba su formaci¨®n y su ret¨®rica, cultivada en las relaciones pol¨ªticas como lobbista en el parlamento europeo.
Su presencia, asegura, desmiente el argumento protaurino que tilda la prohibici¨®n de identitaria. "Es absurdo decir que quiero abolir los toros por nacionalismo". Lo suyo es el animalismo, y por su causa fue capaz, incluso, de encerrarse en una jaula durante 36 horas. En esa ocasi¨®n, logr¨® que en Las Ramblas de Barcelona se prohibiera vender animales vivos; ayer acab¨® con la lidia en Catalu?a. Y va a por m¨¢s. "La humanidad prohibir¨¢ todos los espect¨¢culos con animales", asegura. Pero echa el freno, consciente de que ha sido acusado de querer imponer el veganismo por ley. "Eso es una decisi¨®n individual".
Lograda la prohibici¨®n, Anselmi abandona el antitaurinismo activo y se dedicar¨¢ a promover el veganismo, a "cambiar conciencias y pedir una reflexi¨®n". En este a?o y medio ha aprendido tanto de toros que incluso distingue entre buenos y malos diestros. "Vi la grabaci¨®n de la corrida en la que Jos¨¦ Tom¨¢s indult¨® a Id¨ªlico. Est¨¦ticamente fue espectacular". ?Aficionado repentino? "Una cosa no quita la otra. Hay que reconocer el aspecto cultural y tradicional de la tauromaquia", aclara.
Pasar¨¢ a segundo plano: quiere huir del heroicismo y confiesa haber pasado verg¨¹enza cuando sali¨® por la puerta grande del Parlament aclamado por los suyos. "Yo solo he sido la cara de un grupo que ha trabajado mucho. Qui¨¦n tiene el m¨¦rito de verdad es la sociedad catalana".
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