Un ba?o de realidad
La subida del paro en el segundo trimestre rompe las expectativas de crear empleo neto en 2010
La Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) del segundo trimestre ha derribado las expectativas del Gobierno sobre una pronta estabilizaci¨®n del mercado laboral. El paro ha aumentado en 32.800 personas entre abril y junio, estropeando as¨ª los descensos en el desempleo que registraron las oficinas del Ministerio de Trabajo durante los meses de mayo y junio; la tasa de paro ha crecido en cuatro cent¨¦simas, hasta el 20,09%; es necesario recalcar que la ocupaci¨®n ha crecido (por primera vez desde 2008) en 82.700 personas, pero el aumento de la poblaci¨®n activa en 115.000 ha extinguido cualquier posibilidad de crear empleo neto durante el periodo. Adem¨¢s, la buena noticia del aumento de la ocupaci¨®n pierde fuerza si se advierte que se ha basado en la contrataci¨®n temporal. El balance es malo; hay ya 4.645.000 parados en Espa?a y no se aprecia pulso laboral para crear empleo a corto plazo.
Es dif¨ªcil templar la decepci¨®n que ha supuesto esta EPA. No solo el Gobierno, tambi¨¦n los analistas econ¨®micos y laborales confiaban en que el segundo trimestre, con el viento de la temporalidad en la popa, registrara una ca¨ªda del paro y alg¨²n signo, siquiera d¨¦bil, de creaci¨®n suficiente de puestos de trabajo como para reducir significativamente la tasa de desempleo. La evoluci¨®n del paro registrado en mayo y junio alimentaba esa esperanza, ya frustrada. Es un ejercicio in¨²til excusarse en el aumento de la poblaci¨®n activa, porque ya se sabe que conforme vaya mejorando la percepci¨®n de la actividad econ¨®mica, ceder¨¢ el efecto des¨¢nimo y cada vez m¨¢s personas querr¨¢n trabajar. El problema real no es estad¨ªstico sino econ¨®mico. Por m¨¢s voluntarismo con que se pretenda adornar el t¨ªmido crecimiento econ¨®mico intertrimestral, es insuficiente para activar el mercado de trabajo. Y as¨ª se vuelve al diagn¨®stico enunciado con mucha antelaci¨®n: la econom¨ªa espa?ola tendr¨¢ que convivir con tasas muy elevadas de desempleo (en todo caso, superiores al 17%) al menos hasta el ¨²ltimo trimestre de 2011.
Porque los perfiles del tercer y cuarto trimestre de 2010 son peores. Entre julio y diciembre se habr¨¢ perdido el impulso de la estacionalidad, los planes p¨²blicos de est¨ªmulo ya no existen y, lo que es peor, empezar¨¢n a sentirse los efectos de los ajustes del gasto p¨²blico decididos por el Gobierno. Las empresas de construcci¨®n han sufrido el primer impacto del ajuste, y est¨¢n cerrando obras (por tanto, tambi¨¦n empleo) a gran velocidad. El hecho de que el 92% de la ocupaci¨®n creada en el trimestre sea temporal hace temer que se destruir¨¢ f¨¢cilmente en el tercer y cuarto trimestre. Todo lo que queda de 2010 ser¨¢ malo en este terreno y no se puede confiar ya en que este a?o se cree empleo neto y baje significativamente el paro.
El presidente del Gobierno declar¨® ayer que una tasa tan elevada de paro es inasumible. Desgraciadamente, habr¨¢ que asumirla; la realidad no se niega con palabras, como ya deber¨ªa saber. El primer paso para aceptarla ser¨ªa reconocer que la reforma laboral en curso no tiene calado suficiente para favorecer la creaci¨®n de puestos de trabajo y dif¨ªcilmente evitar¨¢ que haya m¨¢s despidos. La ¨²nica esperanza es que la reforma financiera permita que cajas y bancos restauren el caudal del cr¨¦dito (para las empresas viables y solventes, desde luego) a muy corto plazo. Al Gobierno le queda todav¨ªa en la manga un as importante: modificar la negociaci¨®n colectiva en el sentido de que las empresas, en caso de dificultad evidente y demostrable, puedan negociar directamente con sus trabajadores el cambio de empleo por salarios, sin los cors¨¦s de los convenios sectoriales y territoriales. A la vista del empeoramiento del mercado laboral, el presidente har¨ªa bien en mostrar la carta con cierta rapidez.
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