"No me voy a ir a casa"
Es un torero de culto, diferente, muy personal. En tiempos de escuelas taurinas y faenas repetitivas, cuenta con la chispa de la inspiraci¨®n y del arte. Julio Aparicio (Sevilla, 1969), hijo de torero y bailaora, dio este a?o la vuelta al mundo. No fue por una gran faena, sino por la terrible cornada que le infiri¨® Op¨ªparo, de la ganader¨ªa de Juan Pedro Domecq.
Dos operaciones y complicaciones varias le tuvieron entre la vida y la muerte. Es raro que un torero hable de un percance, pero a Julito, como siempre se le ha llamado para distinguirle de su padre, m¨¢xima figura del toreo en los a?os cincuenta, no le molesta. "Las cornadas forman parte de la profesi¨®n, igual que cualquier triunfo. Hay que saber digerir lo bueno y lo malo pero todo en torero".
Sabe que el morbo estar¨¢ presente en su regreso, ma?ana: "Har¨¦ lo que siento"
Ese en torero significa una forma de vida diferente. No hay dispersi¨®n, solo preparaci¨®n constante, f¨ªsica y mental. Tras dos operaciones y ratos malos en el hospital piensa ¨²nicamente en reaparecer, en volver a los ruedos y ser feliz en la cara del toro.
El 6 de junio abandon¨® el hospital con una obsesi¨®n: volver a torear como lo estaba haciendo antes de la cogida. Viv¨ªa un momento dulce. Un d¨ªa antes de tener que empezar a luchar por seguir vivo triunfaba en N?mes, el coso m¨¢s importante de Francia.
Antiguamente, los toreros se pon¨ªan en forma jugando al front¨®n, con intenci¨®n de fortalecer los brazos y correr hacia atr¨¢s, un movimiento que se reprodu-ce mucho en el ruedo. En el siglo XXI se han pasado al p¨¢del. Acompa?ado por Francisco Jos¨¦ Garc¨ªa, su fiel mozo de espadas, el primero en saltar al ruedo cuando result¨® herido, y Rafael Gonz¨¢lez, su banderillero de confianza, devuelve golpes poniendo a prueba sus reflejos. Suda y se prueba a s¨ª mismo. Se mueve bajo la atenta mirada de Javier Gonz¨¢lez, su apoderado, que no deja de responder al tel¨¦fono.
Ya se ha probado con becerras en el campo. Ha tomado el pulso a los capotes y la muleta. Falta ver c¨®mo se da con la espada y se vuelca en el aspecto f¨ªsico. Despu¨¦s de tanto tiempo en el hospital y con dificultades para comer, mima su cuerpo.
El 1 de agosto es su obsesi¨®n. Ma?ana vuelve a los ruedos como si nada hubiera pasado. Acompa?ado por Alejandro Talavante y Daniel Luque, se enfrentar¨¢ a toros de Lagunajanda en la feria de la Peregrina de Pontevedra. Sabe que mucha gente ir¨¢ a verle solo por las im¨¢genes de la cornada, pero tambi¨¦n que tiene una legi¨®n de fieles; muchos de ellos aficionados con solera que ven en su figura el ¨²ltimo torero de pellizco y duende.
"Me lo tomo con muchas ganas. Hay mucha presi¨®n, pero s¨¦ que har¨¦ lo que siento, como lo siento y como siempre he intentado" explica en alto, convenci¨¦ndose a s¨ª mismo.
La crisis ha rebajado el cach¨¦ de los toreros y el n¨²mero de contratos. No es su caso. Tras Pontevedra, se agolpan los compromisos. La personalidad cotiza. El 9 de agosto torea por la tarde en Tarifa (C¨¢diz) y por la noche en Marbella (M¨¢laga), todo un esfuerzo.
La prohibici¨®n de los toros en Catalu?a le apena: "Deciden por los aficionados. A nadie tendr¨ªan que obligarle a nada, mucho menos prohibir". El 14 de junio del a?o pasado cort¨® dos orejas tras una tarde de inspiraci¨®n en Barcelona, plaza de la que destaca su sensibilidad con los toreros.
Se le acus¨® de falta de valor, de debilidad de car¨¢cter e hizo el desplante m¨¢s loco que se pod¨ªa pensar en Santander: tumbarse delante del toro despu¨¦s de hacer un quite. Toda su vida ha sido una demostraci¨®n, una superaci¨®n constante. El 18 de mayo de 1994, en su confirmaci¨®n de alternativa, regal¨® una faena hist¨®rica en Las Ventas. Pocos a?os despu¨¦s, desapareci¨® de los ruedos. Ir y venir ha sido su sino. Siempre con una afici¨®n "a la que debo mucho, me apoyan y me quieren", agradece.
Habla despacio, como siempre, pensando las palabras, con una timidez de ni?o introvertido. Su sonrisa parece un milagro. No quedan secuelas, apenas se nota la cicatriz. Ha vuelto a nacer y piensa seguir haciendo lo ¨²nico que sabe: torear. As¨ª, lleva m¨¢s de 20 a?os de alternativa y no se plantea un momento para dejarlo. "Esto da muchas vueltas, mientras me apetezca y me guste, no me voy a ir a casa. El que es torero es torero siempre".
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