"Era triste, los ni?os ni se re¨ªan"
Alejandro Abascal, oro en vela, recuerda en su 30? aniversario el boicot a los Juegos Ol¨ªmpicos de Mosc¨² 1980, donde se desfil¨® sin la bandera espa?ola
Fueron unos Juegos marcados por una columna de tanques. En diciembre de 1979, el 40? Ej¨¦rcito sovi¨¦tico entr¨® en Afganist¨¢n. Eran tiempos de guerra fr¨ªa. Jimmy Carter, el presidente de Estados Unidos, lo consider¨® una invasi¨®n. Llam¨® al boicot de los Juegos de Mosc¨² 1980, mientras amenazaba con la retirada del pasaporte a cualquier estadounidense que compitiera, y logr¨® la adhesi¨®n de 64 pa¨ªses. Hoy se cumplen 30 a?os de la clausura de esos Juegos, que cambiaron la vida de dos espa?oles: Alejandro Abascal gan¨® en vela el primer oro en la era del deporte como fen¨®meno de masas (los anteriores eran de 1900 y 1928) y Herminio Men¨¦ndez, doble medallista en pirag¨¹ismo (plata y bronce) fue abanderado sin bandera. Lleg¨®, vio la gran ceremonia de inauguraci¨®n, los ballets del Bolshoi y las masas sovi¨¦ticas movilizadas como con resortes y desfil¨® sin la bandera de Espa?a. El Gobierno de Adolfo Su¨¢rez hab¨ªa juzgado la participaci¨®n "no deseable".
"Se mezclaron muchas cosas. Alguno perdi¨® el trabajo de a?os. Fue una desgracia"
"Aquel boicot fue un hecho desgraciado en el que se mezclaron cosas que no deb¨ªan haberse mezclado", rememora Abascal, "orgulloso" de su gran obra. ?Hubo miedo a perder el trabajo de tantos a?os? "Por supuesto", contesta; "a alguno le pas¨®". Hubo cientos de deportistas que no acudieron. Eso dio lugar a situaciones sorprendentes: Zimbabue gan¨® el oro en hockey sobre hierba femenino; la URSS y la RDA dominaron el 60% de los podios y hubo medallas especialmente devaluadas, tantos eran los ausentes, en atletismo y nataci¨®n. "Est¨¢bamos en una concentraci¨®n en el pantano de San Juan y el Gobierno decid¨ªa si ¨ªbamos o no", recuerda Men¨¦ndez; "esa semana fue dura. Hab¨ªa una gran incertidumbre por si se perd¨ªan o no cuatro a?os de trabajo. Luego, se decidi¨® que desfil¨¢ramos sin la bandera de Espa?a y con la del Comit¨¦ Ol¨ªmpico. ?Soy el ¨²nico abanderado espa?ol que no desfil¨® con la bandera!".
Esto es lo que se encontr¨® Abascal cuando lleg¨® al Tallin comunista, capital de Estonia, para competir. "Una sociedad triste, de ni?os que no re¨ªan ni jugaban. Se hab¨ªa modernizado desde mi primera visita, en 1977, pero todos nos ped¨ªan cosas, compr¨¢ndolas o regaladas, y apreciaban especialmente los vaqueros". Esto es lo que se encontr¨® el grueso de la delegaci¨®n espa?ola en Mosc¨². No hab¨ªa ni?os por las calles ("los mandaron a todos a campamentos de verano", cuentan quienes all¨ª estuvieron). No hab¨ªa coches ("solo oficiales"). No hab¨ªa vida: "Al llegar, te quitaban el pasaporte y no te lo devolv¨ªan hasta que te ibas. La sensaci¨®n era de control, de que todos se controlaban a todos. En Mosc¨², durante los Juegos, no encontramos una ciudad ca¨®tica al estilo de Montreal 1976, sino al servicio del deportista, pero s¨ª fr¨ªa, sin calor humano".
Espa?a dej¨® aquellos Juegos con seis medallas. En Pek¨ªn 2008 sum¨® 18. Desde entonces, la selecci¨®n de f¨²tbol ha ganado el Mundial, Rafael Nadal ha llegado al n¨²mero uno, Alberto Contador ha amasado tres Tours... "Ha cambiado todo", analiza Abascal; "sobre todo, la visi¨®n que se tiene del deportista. Entonces ¨¦ramos unos locos. Parec¨ªa que no ten¨ªamos nada mejor que hacer que correr o entrenarnos. Viv¨ª una ¨¦poca en la que pasamos de intentar hacerlo lo mejor posible a ver si eras el mejor espa?ol, con resultados a veces mediocres, a superar el trauma de que el objetivo fuera ver si no lo hac¨ªamos tan mal como los dem¨¢s espa?oles. Hoy, los deportistas tienen un estatus, la gente les aprecia, porque ahora los pa¨ªses se miden entre s¨ª en tecnolog¨ªa y deporte".
Cuatro d¨ªas antes de la inauguraci¨®n se empez¨® a gestar la gran revoluci¨®n del deporte espa?ol, ese cambio del que habla Abascal, la llegada de las generaciones desacomplejadas. Cuatro d¨ªas antes de los Juegos, mientras la guerra fr¨ªa convert¨ªa la competici¨®n en arma arrojadiza, nac¨ªa el embri¨®n del sue?o de Barcelona 1992: Juan Antonio Samaranch fue elegido presidente del COI.
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