Elvira Giorgianni Sellerio, la 'signora' de los libros

Imaginen una sociedad herida por la criminalidad y la corrupci¨®n, con un estamento intelectual decimon¨®nico y un imperativo que convierte cualquier manifestaci¨®n cultural honesta en un acto obligado de compromiso social.

Estamos en Sicilia, a finales de los sesenta. De repente entran en escena cuatro personajes: un fot¨®grafo, un escritor, un antrop¨®logo y una mujer licenciada en Derecho. Tienen una idea, en apariencia sencilla aunque revolucionaria en ese momento. El plan consiste en el regreso a una cultura serena, entretenida y seria al mismo tiempo, que no pretenda se?alar el camino ni hacer alarde del sentido de responsabilidad. El escritor, un a¨²n desconocido Leonardo Sciascia, utiliza para definirla palabras como "amena" y "levedad".

El reportero gr¨¢fico, Enzo Sellerio, y la jurista, Elvira Giorgianni, una pareja de reci¨¦n casados, captan la sugerencia y fundan una editorial que bautizan con el apellido del marido. Ella, do?a Elvira, la se?ora de los libros, como se la conoc¨ªa, una de las editoras m¨¢s refinadas del panorama italiano, falleci¨® el martes en Palermo a los 74 a?os. Su olfato la llev¨® a publicar y a lanzar, adem¨¢s de Sciascia, a Andrea Camilleri, Gesualdo Bufalino, Antonio Tabucchi, y a traducir las novelas de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n o Alicia Gim¨¦nez Bartlett. Pero volvamos al principio, a 1969, a?o en que Sellerio ech¨® a andar.

Ninguno de los fundadores ten¨ªa mucha experiencia. Elvira Giorgianni Sellerio, nacida en 1936, hab¨ªa sido funcionaria del organismo p¨²blico siciliano encargado de poner en marcha las reformas agrarias. En sus inicios, pues, el rumbo de la editorial no estaba tan claro y se debat¨ªa entre vocaci¨®n regionalista o nacional.

Hasta 1978, cuando public¨® L'affaire Moro, de Sciascia. El escritor que se atrevi¨® a hablar de la Mafia sin autocensura e interpret¨® con acierto el esp¨ªritu siciliano se convirti¨® as¨ª en el autor de referencia de Sellerio, que actualmente cuenta con unos 3.000 t¨ªtulos, y en la apuesta casi personal de do?a Elvira.

A partir de ese momento, y despu¨¦s de separarse del marido, su f¨®rmula combin¨® el descubrimiento de talentos, las novelas superventas como las del comisario Montalbano y obras sin apenas nicho de mercado que ella misma a veces suger¨ªa a investigadores y estudiosos. (?Recuerdan al antrop¨®logo? Se llamaba Antonino Buttitta y escribi¨® sobre semi¨®tica de la cultura popular).

A ella, y a la editorial, les funcion¨®, as¨ª como una filosof¨ªa del marketing primaria aunque eficaz. Lo contaba hace a?os Camilleri en una entrevista con este peri¨®dico: "Siempre he publicado mis libros en Sellerio y creo que han funcionado por el boca-o¨ªdo, porque Elvira no hace publicidad". Su fe en los libros y en la pasi¨®n de los lectores estaba por encima de cualquier cosa, lo que no le impidi¨® ocupar cargos p¨²blicos, por ejemplo un asiento en el Consejo de Administraci¨®n de la RAI, la televisi¨®n p¨²blica italiana. Le ofreci¨® el cargo el actual presidente de la Rep¨²blica, Giorgio Napolitano, quien la record¨® como "una mujer de gran finura e intuici¨®n y una editora valiente y previsora, con fuerte pasi¨®n por la vida civil".