El tipo que miraba a ritmo de 'bop'
La Biblioteca del Congreso de EE UU publica sin restricciones las im¨¢genes que el cr¨ªtico y retratista William Gottlieb tom¨® durante la era dorada del g¨¦nero
"Mi inter¨¦s por el jazz tuvo sus or¨ªgenes en una pieza de cerdo mal cocinada". Tan improbable motivo condujo a William Gottlieb, Mr. Jazz, (1917-2006) a sus primeros contactos con un estilo musical al que dedicar¨ªa su carrera como cr¨ªtico y fot¨®grafo, primero en Washington y luego en Nueva York. Porque ese plato mal cocinado deriv¨® en el verano de 1936 en una triquinosis y las horas muertas de la convalecencia fueron amenizadas con discos de jazz y revistas musicales. Eran los a?os que ¨¦l mismo bautiz¨® en el t¨ªtulo de su libro como La edad dorada del jazz.
Se trata de retratos de Dizzy Gillespie, Cab Calloway o Billie Holiday. Relajadas escenas en los clubes y estudios que ahora, seg¨²n su ¨²ltima voluntad, la Biblioteca del Congreso de EE UU ha hecho p¨²blicos en la red social de fotograf¨ªa Flickr , sin restricciones de derechos de autor.
En 1938, licenciado en econom¨ªa y convertido en un fren¨¦tico jazzista, Gottlieb entr¨®, gracias a un enchufe, en The Washington Post. Los editores del peri¨®dico no le consideraron apto para escribir y el joven acab¨® en la secci¨®n de publicidad. Para intentar ganar algo m¨¢s de los 25 d¨®lares semanales que le pagaban, propuso a sus jefes publicar una columna semanal de jazz. "Convenc¨ª al director para que me asignara a un fot¨®grafo", cuenta en su libro, "pero despu¨¦s de unas semanas me fren¨®: 'Es demasiado caro". Gottlieb, convertido en Mr. Jazz y con 10 d¨®lares m¨¢s a la semana, se gast¨® parte de sus ahorros en una Speed Graphic, c¨¢mara usada en aquellos tiempos por los fot¨®grafos de prensa, con una l¨¢mpara lateral que daba un ¨²nico destello de magnesio por bombilla. Unas breves instrucciones de los fot¨®grafos del Post le bastaron para efectuar alguna de las m¨¢s ic¨®nicas fotograf¨ªas de la ¨¦poca.
Mr. Jazz lleg¨® a tener un programa de radio semanal, iba tanto a los clubes de blancos como a los de los negros, y organizaba jam sessions conjuntas y concursos de swing. Pero la carrera del cr¨ªtico se vio interrumpida durante cuatro a?os por la guerra, donde, gracias a las destrezas adquiridas en los clubes de jazz, se enrol¨® en el cuerpo de fot¨®grafos de la Aviaci¨®n estadounidense. Al final de la contienda, Gottlieb se estableci¨® en Nueva York y pas¨® a ser editor de la revista musical especializada en jazz Down Beat.
Para Mr. Jazz las im¨¢genes no eran lo prioritario. "Intentaba tomar fotos que pudieran mejorar mi texto", contaba, "no me pagaban por ellas y usaba c¨¢maras, pel¨ªculas y bombillas caras". Por eso era certero y tomaba solo un par de fotograf¨ªas por sesi¨®n. "Conoc¨ªa la m¨²sica, conoc¨ªa a los m¨²sicos, y sab¨ªa con antelaci¨®n cuando llegaba el momento justo. Era un disparo decidido".
En 1948, y sin explicar nunca sus verdaderos motivos, Gottlieb abandon¨® el mundo del jazz y se dedic¨® a la creaci¨®n de pel¨ªculas educativas. Realiz¨® unas 20.000 fotograf¨ªas (ninguna de ellas relacionadas con el jazz) y lleg¨® a ser presidente de una divisi¨®n de la editorial McGraw-Hill.
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