Sobre toros, arte y lucidez
Los conceptos como inteligencia, habilidad, etc¨¦tera, en todas sus manifestaciones, no siempre est¨¢n vinculados a la madre lucidez. Esta ¨²ltima siempre est¨¢ del lado de los m¨¢s afortunados, enriquecidos no solo por la simple visi¨®n de la realidad sino tambi¨¦n por poder interactuar positivamente sobre ella. La lucidez es personal e intransferible.
As¨ª podemos ver algunos personajes como Condoleezza Rice, capaz de interpretar con destreza, ternura y sensibilidad unas partituras de alg¨²n genio cl¨¢sico al piano; as¨ª como ordenar una guerra por intereses de alg¨²n tipo.
Los toros tambi¨¦n sufren de esta falta de lucidez de algunos humanos. ?Se puede entender como normal que se atraviese con una espada a una vaca, a un perro..? No se puede torturar a un animal para divertirse ni para hacer arte, aunque la fiesta tenga el aval de algunos genios del mundo del arte.
Gracias diputados del Parlamento de Catalu?a por vuestra lucidez, permitid que me sienta orgulloso de vosotros. Un andaluz.
En su art¨ªculo Nuestro s¨ª a la fiesta, los pol¨ªticos Miguel Cid, P¨ªo Garc¨ªa Escudero y Carmen Calvo afirman que "no hay m¨¢s derechos que los derechos humanos".
Me sorprende que pongan as¨ª fin de un banal plumazo a uno de los debates m¨¢s activos en el pensamiento occidental: la aceptaci¨®n o no de nuestra hermandad con los animales y la extensi¨®n a ellos de lo que nosotros consideramos derechos.
Los autores creen que esa idea "constituye una ocurrencia contraria a toda nuestra tradici¨®n jur¨ªdica y a la normativa vigente en la que los derechos son patrimonio exclusivo de las personas".
Parecen olvidar que nuestro moderno concepto de los derechos humanos no vio la luz hasta la liquidaci¨®n del antiguo r¨¦gimen y, de hecho, no fue codificado hasta 1948 (Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos de la ONU). Parecen obviar que las tradiciones -incluso las jur¨ªdicas- est¨¢n ah¨ª para ser cambiadas cuando la sociedad lo exige.
Y, desde luego, parecen dar por hecho lo que muchos ya discutimos: la superioridad del ser humano, ese da?ino antropocentrismo que las religiones monote¨ªstas han logrado imponer a lo largo de los siglos.
?Acaso no se han parado a pensar que nosotros, los humanos, somos tambi¨¦n -simple y hermosamente- animales?
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