Victoria con sombras

Paul Kagame, a la cabeza del Frente Patri¨®tico de Ruanda (FPR), ha sido el ganador de las elecciones que se celebraron el pasado lunes en su pa¨ªs y, por tanto, volver¨¢ a gobernar los pr¨®ximos siete a?os. Las primeras cifras son abrumadoras: el 93% de los cinco millones de ciudadanos llamados a votar se ha inclinado por la continuidad del actual presidente que, esta vez, se enfrent¨® a las tres agrupaciones que en los comicios de 2003 se presentaron junto a su partido. Sus verdaderos rivales, los candidatos cr¨ªticos con su gesti¨®n, no pudieron batirse. Uno de ellos porque fue decapitado en julio; otro, por estar en prisi¨®n por haber negado el genocidio hutu, y el ¨²ltimo, por acusaciones de terrorismo. Distintas organizaciones humanitarias han denunciado el miedo y la represi¨®n pol¨ªtica que Kagame ha impuesto en Ruanda (un periodista fue asesinado, se cerraron dos peri¨®dicos). Los observadores internacionales manifestaron, sin embargo, que la jornada electoral transcurri¨® con normalidad.

Un apoyo tan abrumador resulta sospechoso e invita a pensar que algo est¨¢ podrido en Ruanda, por mucho que cualquier visitante quede sorprendido por la limpieza de sus ciudades. Las botellas de pl¨¢stico que forman parte del paisaje de cualquier pa¨ªs africano han desaparecido, las carreteras est¨¢n en buen estado, los hoteles de la capital se usan para convenciones internacionales. Ruanda es uno de los pa¨ªses menos corruptos de su entorno, el Banco Mundial ha subrayado su capacidad para atraer inversi¨®n extranjera, la mitad de sus diputados son mujeres, ha restablecido relaciones con Francia y el a?o pasado entr¨® a formar parte de la Commonwealth, Y, sobre todo, durante los ¨²ltimos a?os ha mantenido un crecimiento sostenido del 6%.

Estos datos podr¨ªan avalar el apoyo mayoritario a Kagame de una poblaci¨®n que, hace s¨®lo 16 a?os, padeci¨® el brutal genocidio que puso en marcha el Gobierno hutu (murieron 800.000 tutsis y hutus moderados), pero quedan oscurecidos por una manera de ejercer el poder propia de una dictadura. Kagame fue quien llev¨® la paz al pa¨ªs, utilizando medios brutalmente eficaces, y es el art¨ªfice de los tiempos de bonanza actuales. Occidente, que mir¨® a otro lado cuando se produjeron las terribles matanzas de 1994, deber¨ªa ser m¨¢s exigente con Kagame. Reconocer su eficacia como gobernante no implica convalidar los medios que emple¨®, y en parte sigue empleando, para ello.