La taquilla y la mirada homosexual
El cine naci¨® el a?o de la condena de Oscar Wilde por homosexualidad y tambi¨¦n su mirada gay estuvo largamente reprimida por la censura. A veces pudo encontrar resquicios, incluso bajo la dictadura de Franco. Ordu?a col¨® a los censores una relaci¨®n criptohomosexual y cuartelera entre Alfredo Mayo y Luis Pe?a en A m¨ª la legi¨®n (1942), y Alfredo Alaria lo hizo con sus fantas¨ªas coreogr¨¢ficas en Diferente (1961). En Estados Unidos, la reforma liberalizadora del C¨®digo Hays en 1956, para que el cine compitiera con la amenazadora expansi¨®n televisiva, autoriz¨® las discretas alusiones al tema de T¨¦ y simpat¨ªa (1956) de Minnelli adaptando la pieza de Robert Anderson, o de Tempestad sobre Washington (1962), de Otto Preminger. Entonces ya despuntaba en el pa¨ªs un cine underground con expl¨ªcitos manifiestos homosexuales, como Fireworks (1947) de Kenneth Anger y hasta actores fetiche de la talla de Joe D'Alessandro, cincelado en la Factor¨ªa de Warhol.
El cine europeo, menos puritano, rompi¨® tab¨²es con las aportaciones de Fassbinder, Pasolini y el Visconti tard¨ªo, cuya obra plante¨® la cuesti¨®n de si es posible referirse a una est¨¦tica cinematogr¨¢fica gay, cuesti¨®n que no se ha formulado con la constelaci¨®n formada por Proust, Lorca, Cernuda y Mishima, por ejemplo.
El paraguas del cine X acogi¨® en los setenta al porno gay duro, muy extendido en EE UU y con su propio star system, mientras en Espa?a Eloy de la Iglesia (El diputado) y Almod¨®var (La ley del deseo) reivindicaban la legitimidad de su mirada gay con la democracia. La permisividad lleg¨® clamorosamente hasta el leninismo tropical cubano con Fresa y chocolate (1993). Y en EE UU la legalizaci¨®n de los matrimonios gays en Masachusetts marc¨® un punto y aparte. Brokeback mountain (2005), con tres oscar, hizo compatible la tradicional virilidad del cowboy con la pasi¨®n homosexual, en una historia de amor tan convencional como las del fil¨®n heterosexual de las telenovelas. Su horizonte rom¨¢ntico dio paso a la reivindicaci¨®n pol¨ªtica militante en Mi nombre es Harvey Milk (2008), de Gus Van Sant (dos oscar). El frente cinematogr¨¢fico gay parec¨ªa normalizado. Pero los tropiezos de Philip Morris... con la distribuci¨®n norteamericana sugieren ahora que si la causa gay es pol¨ªticamente correcta, al incursionar en el chiste y la caricatura puede resultar socialmente y comercialmente peligrosa. Con faldas y a lo loco pertenece al pasado y la mirada chistosa sobre las relaciones gays puede resultar ahora socialmente inconveniente.
Rom¨¢n Gubern es escritor y catedr¨¢tico de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona
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