"Si vuelven las chicas y abren los 'puticlubes', saltaremos de alegr¨ªa"
Taxistas y algunos comerciantes de Castelldefels esperan con ansia la reapertura del Riviera y el Saratoga, precintados desde hace a?o y medio
"Si volvieran a abrir los puticlubes y regresaran las chicas, dar¨ªamos saltos de alegr¨ªa", cuenta sonriente Juan Erustes, uno de los 80 taxistas que trabajan en Castelldefels. Tras el cierre de los macroprost¨ªbulos Riviera y Saratoga, hace ya a?o y medio, las 350 prostitutas con gran capacidad de compra que trabajaban en estos clubes de alterne desaparecieron de la ciudad. Con su adi¨®s, la econom¨ªa de los peque?os comerciantes y de los taxistas de la ciudad se desplom¨®.
Peluquer¨ªas, perfumer¨ªas y boutiques de lencer¨ªa del centro de Castelldefels han visto c¨®mo sus ventas han ca¨ªdo hasta el 40%. Y todo "desde que ellas se fueron", apuntan la mayor¨ªa de tenderos. Superado el tab¨² de hablar sobre prostituci¨®n, los comerciantes admiten sin tapujos que conviven con una doble crisis y que aguardan con ansia la reapertura de los burdeles para acabar con su "dur¨ªsima" situaci¨®n econ¨®mica. Pero para eso tendr¨¢n que esperar. Al menos, hasta marzo de 2011, ya que la juez que investiga la presunta trama de corrupci¨®n en torno a los prost¨ªbulos decidi¨® prorrogar la orden de precinto de los locales.
Los taxistas de Castelldefels aseguran que han perdido "entre cuatro y cinco viajes al d¨ªa, que al mes suponen casi 800 euros menos para cada compa?ero". "Nunca cog¨ªan el autob¨²s. Para comprar comida y ropa utilizaban el taxi. Solo para ir y volver de la peluquer¨ªa se gastaban 20 euros", relata Andr¨¦s, el ¨²ltimo de una fila de 20 taxistas que esperan en la estaci¨®n de Renfe de la localidad. "A todos nos conviene que vuelvan", coinciden otros tres taxistas.
La mayor¨ªa de negocios del centro de la localidad no esconden que, en los ¨²ltimos 10 a?os, han vivido en gran parte de los ingresos de "las chicas", como ellos llaman a las prostitutas. Es el caso de la peluquer¨ªa Cutting Hair, situada en pleno centro de la localidad. "Eran grandes pagadoras", indica el propietario del local, Clemente Navarro.
El empresario asegura que las prostitutas del Riviera y el Saratoga pod¨ªan llegar a gastar hasta 1.000 euros por cabeza en unas pocas sesiones de est¨¦tica. "Visitaban la peluquer¨ªa hasta cuatro veces por semana. Sab¨ªan lo que pagaban y exig¨ªan buena atenci¨®n". Hoy, la peluquer¨ªa est¨¢ empapelada con carteles de descuentos: antes, hacerse unas mechas costaba 50 euros. Ahora, solo 10 euros. "He tenido que hacer grandes rebajas para compensar las p¨¦rdidas", explica Clemente con gesto serio.Peor le van las cosas a los comerciantes que venden productos destinados a pr¨¢cticas amorosas. As¨ª, de la boutique de ropa ¨ªntima Eva Lingerie cuelga el cartel de liquidaci¨®n. Su propietaria, Montserrat Soto, cifra las p¨¦rdidas en "m¨¢s del 50%", y asegura: "Nadie gasta ya como lo hac¨ªan ellas". "Cada d¨ªa compraban lencer¨ªa cara. Quer¨ªan lo mejor y no miraban nunca el precio ni preguntaban por descuentos", explica Soto. "Nuestro negocio se ha resentido por completo y nos vemos obligados a cerrar".
Muy cerca, la tienda de objetos sexuales Condomsco tambi¨¦n ha notado la marcha de las meretrices. "Cada una se sol¨ªa gastar unos 500 euros de media por visita: lencer¨ªa de alta gama y preservativos; compraban cors¨¦s de hasta 100 euros", afirma la encargada, Marta S¨¢nchez.
Los propietarios reconocen que en Castelldefels existe una econom¨ªa de "doble moral". La mayor¨ªa de comerciantes se opusieron a la apertura de los prost¨ªbulos hace 10 a?os, pero la percepci¨®n de muchos cambi¨® cuando se dieron cuenta de los beneficios que les aportaban los clubes. "Queremos que vuelvan y que se regularice su situaci¨®n; peor es que est¨¦n en la carretera", coinciden.
Por el contrario, los vecinos de las zonas cercanas a los prost¨ªbulos siguen celebrando su clausura despu¨¦s de una d¨¦cada de quejas por ruidos e incidentes. El Ayuntamiento de la localidad no se ha pronunciado al respecto.
Tan grande es entre los comerciantes el deseo y la esperanza de la reapertura del Riviera y el Saratoga, que la rumorolog¨ªa se dispara. "La semana pasada o¨ª que volver¨¢n a abrirlos", explica Ana, encargada de una perfumer¨ªa. "Ojal¨¢", a?ade. Son, sin embargo, rumores infundados, ya que el cierre se prolongar¨¢, al menos, hasta marzo del a?o que viene. As¨ª lo decret¨®, hace unos meses, la juez Elisabeth Castell¨®, que investiga una presunta trama de corrupci¨®n policial y prostituci¨®n ilegal. La magistrada orden¨® el cierre en marzo de 2009, cuando se produjeron las primeras detenciones.
En el caso de los burdeles Riviera y Saratoga hay imputadas una veintena de personas entre due?os de los prost¨ªbulos, jefes policiales, agentes, abogados y hasta funcionarios municipales. Seg¨²n las investigaciones de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, los macroprost¨ªbulos explotaban un negocio con "car¨¢cter empresarial" y "fines lucrativos" que consist¨ªa en "la gesti¨®n de un n¨²mero elevado de mujeres", muchas de ellas en situaci¨®n irregular.
El Riviera y el Saratoga no eran dos puticlubes cualesquiera. Eran, tal vez, los dos locales de sexo de pago m¨¢s conocidos de Catalu?a. Y no todas las mujeres pod¨ªan trabajar all¨ª. Para eso hab¨ªa que cumplir ciertos requisitos f¨ªsicos. La fama del local y el elevado n¨²mero de clientes que congregaba permitieron a las prostitutas gozar de cierto poder adquisitivo, suficiente para dar vida a los comercios de la localidad.
Su vida en los locales, sin embargo, no era f¨¢cil. Seg¨²n la investigaci¨®n, las mamis (una suerte de madames que organizaban el trabajo) les suministraban hormonas para que rindieran m¨¢s. La explotaci¨®n laboral y humana llegaba hasta el punto, seg¨²n la fiscal¨ªa, de usar a menores de edad.
Seg¨²n la investigaci¨®n en marcha, existen indicios de que los jefes de los clubes manten¨ªan tratos il¨ªcitos con polic¨ªas. Estos daban la alerta cada vez que los responsables de Extranjer¨ªa iban a realizar una inspecci¨®n. A cambio de esta "protecci¨®n", los uniformados recib¨ªan sobornos.
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