Alfonso P¨¦rez S¨¢nchez, un gran vac¨ªo para el Museo del Prado
Escribo apresuradamente estas l¨ªneas ante el conocimiento del fallecimiento, ayer 14 de agosto, del profesor Alfonso P¨¦rez S¨¢nchez y lo hago interrumpido constantemente por las llamadas de los muchos amigos que a media tarde han conocido como yo la noticia de su triste p¨¦rdida. Hace no tanto tiempo, muchos de esos amigos dedicaron merecido reconocimiento acad¨¦mico a su alt¨ªsima figura intelectual, como profesor, investigador y responsable de importantes instituciones culturales, entre ellas y en un lugar preminente el Museo del Prado, del que fue director.
En ese acto, en el que se presentaba el libro de homenaje titulado Sapientias libertas, y celebrado en su querido museo, el gran historiador, encerrado ya en la celda de su postrero enclaustramiento f¨ªsico, dejaba entrever su fina sensibilidad a trav¨¦s de su mirada, con la inquieta brillantez de sus ojos. Recuerdo aquellos llorosos ojos hoy al rememorar a quien se ha dedicado desde joven a explorar el mundo con la mirada y especialmente aquella parte de ¨¦l que nos muestra sensiblemente concentrado en innumerables im¨¢genes en el arte.
Con esa sensible mirada y un inagotable af¨¢n de conocimiento, P¨¦rez S¨¢nchez ha construido sin duda uno de los edificios m¨¢s notables de la historia del arte en Europa de la segunda mitad del siglo XX, edificado a trav¨¦s de publicaciones y exposiciones memorables que son y seguir¨¢n siendo por mucho tiempo referencia para los estudios del arte italiano barroco y espa?ol de todos los tiempos. A la labor de arquitecto de una nueva historiograf¨ªa del arte se un¨ªa en su caso una extraordinaria vocaci¨®n docente, devolviendo multiplicado aquello que ¨¦l recibi¨® de sus maestros, especialmente de don Diego Angulo.
Actividad investigadora
Desde el Museo del Prado, la p¨¦rdida de P¨¦rez S¨¢nchez se hace especialmente sensible y dolorosa. A esta instituci¨®n dedic¨® muchos a?os de su actividad investigadora, desde que comenzara a colaborar en 1961 en la farragosa labor de estudio y catalogaci¨®n de los dep¨®sitos del museo, hasta alcanzar la responsabilidad m¨¢xima de su direcci¨®n entre 1983 y 1991. Quienes le recuerdan activo en el museo en todos estos a?os, que todav¨ªa son muchos, no pueden dejar de notar a¨²n hoy el vac¨ªo que dej¨® su marcha. La grandeza y generosidad de su personalidad y su autoridad acad¨¦mica llenaban todo el espacio intelectual del museo como pocos lo hicieron hasta entonces y dif¨ªcilmente nadie lo lograr¨¢ en el futuro.
Quienes trabajamos hoy en el museo no podemos dejar de mostrar nuestra inmensa gratitud por quien diera su mejor versi¨®n en esta casa, donde, junto al respeto a su extraordinaria trayectoria, hoy reside una inmensa pena por su p¨¦rdida.
Miguel Zugaza es director del Museo del Prado.
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