Efectos secundarios

La agitaci¨®n que est¨¢ produciendo entre los socialistas madrile?os la pugna por la designaci¨®n de sus candidatos para las elecciones de 2011 deriva seguramente del especial inter¨¦s del PSOE por hacer de esas elecciones, y especialmente de las auton¨®micas, el eje de su estrategia de recuperaci¨®n con vistas a las generales del a?o siguiente: porque creen que los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n pasar¨¢n factura a Esperanza Aguirre y porque piensan que derrotar a una dirigente tan se?alada del PP elevar¨¢ la deca¨ªda moral del electorado de centro-izquierda y detendr¨¢ el deterioro que reflejan las encuestas.

La pugna fue iniciada por Zapatero al proponer a Trinidad Jim¨¦nez. Cabe preguntarse si calcul¨® las consecuencias de una implicaci¨®n tan directa. Porque la resistencia de Tom¨¢s G¨®mez a retirarse en favor de la ministra ha conducido a la necesidad de elecciones primarias; los dirigentes socialistas se han felicitado porque vayan a celebrarse y han resaltado su car¨¢cter democr¨¢tico por oposici¨®n al m¨¦todo digital seguido por el PP en casos como la sucesi¨®n de Aznar por Rajoy.

Sin embargo, es evidente que no eran primarias lo que deseaban esos dirigentes, al menos, Zapatero, que intent¨® convencer a G¨®mez para que se retirara. Precisamente porque se consideraba un riesgo para la cohesi¨®n interna la existencia de dos candidaturas enfrentadas. Y en todo caso, que el presidente no consiguiera su prop¨®sito es un s¨ªntoma de su p¨¦rdida de infalibilidad en el cara a cara.

Los resultados del proceso que ahora se inicia tendr¨¢n consecuencias asim¨¦tricas para los aspirantes. Aunque gane las primarias, si Jim¨¦nez pierde ante Aguirre se considerar¨¢ un fracaso suyo (y de Zapatero), mientras que si lo mismo le ocurre a G¨®mez, saldr¨¢ reforzado: podr¨¢ seguir siendo el l¨ªder del partido, pero ahora mucho m¨¢s conocido, jefe de la oposici¨®n desde la Asamblea regional y candidato en 2015. En el caso del Ayuntamiento, si Lissavetzky no gana, a nadie extra?ar¨ªa que cuatro a?os despu¨¦s volviera a ser candidato, aunque seguramente ya no contra Gallard¨®n, que aspira a m¨¢s altas misiones.

El proceso tambi¨¦n tendr¨¢ influencia en el Gobierno. El PP ha pedido la dimisi¨®n de Jim¨¦nez por considerar incompatible ser ministra y participante en una pugna de partido. Tiene sentido dimitir al ser proclamado candidato a presidir una comunidad, pero es dudoso que aspirar a ello exija abandonar el Consejo de Ministros si no est¨¢ as¨ª previsto en los estatutos del partido. Las elecciones internas no son una cuesti¨®n privada, sino parte del funcionamiento de la democracia.

En todo caso, las primarias se celebrar¨¢n el 3 de octubre. Si gana, Jim¨¦nez tendr¨¢ que dejar el Gobierno, lo que dar¨¢ un pretexto para la remodelaci¨®n tan largamente aplazada, pero si pierde lo m¨¢s probable es que tambi¨¦n salga del Ejecutivo, pese a su buena gesti¨®n en Sanidad. ?Hab¨ªa previsto Zapatero esas consecuencias cuando tom¨® la iniciativa de exteriorizar sus preferencias?