Guerra de precios en las fiestas de Gr¨¤cia

"Es imposible competir con los precios que ponen en la parte baja de Verdi", se lamenta Joan, del bar D.O. de esta c¨¦ntrica calle de Gr¨¤cia y como suele ser habitual, ganadora del concurso de calles decoradas. Los restaurantes libaneses del final de la calle venden las cervezas a un euro y ofrecen combinados especiales como "shawarma y ca?a" por el m¨®dico precio de tres euros. Como otros bares de la zona, Joan cuenta con un tirador de cerveza especial para las fiestas que ha situado en la entrada del local. "Mientras no pase de la puerta, puedo vender", explica. Otros locales cercanos, como el bar Goitibera, en la calle de la Perla, no pueden beneficiarse de este sistema, pues el tirador no les cabe en la puerta. Kike Salgado, due?o del bar, se queja de que sus compa?eros bajen tanto los precios. "Yo no puedo competir con esos precios", dice. La barra de la asociaci¨®n de vecinos de la calle de la Perla, a pocos metros, ha puesto las cervezas a 1,50.

Los 'lateros' acuden a las calles m¨¢s apartadas porque hay menos polic¨ªa

Por eso algunos optan por preparar mojitos, como el propio Joan, que los ha puesto a 3,50. "El de aqu¨ª al lado nos ha fastidiado porque los vendemos a cinco euros y ¨¦l ya lo ha bajado de precio", se quejan en la vecina pizzer¨ªa colindante. La batalla est¨¢ servida.

Otros han optado por pactar precios con los bares m¨¢s cercanos, como en el caso de la asociaci¨®n de vecinos de la calle de Verdi. La barra sirve la cerveza a dos euros, igual que el Cambalache, situado en la misma calle. Lo mismo ocurre en Tordera, donde la presidenta, Maite Torres, ha pactado con los bares."Aqu¨ª al lado venden cerveza semigratuita, pero yo no puedo porque vivo de esto", se queja Kike Salgado, del bar Goitibera. "Mis mojitos son m¨¢s caros, pero est¨¢n mejor hechos", asegura.

A diferencia de otras fiestas, como la de la Merc¨¨, en la que el a?o pasado se pagaban tres euros por una ca?a para llevar, las asociaciones y los bares de Gr¨¤cia han puesto precios asequibles, ya sea para competir entre ellos o para hacer frente a los lateros. En la mayor¨ªa de barras la ca?a para llevar cuesta 1,50 y los cubatas y mojitos, cinco euros. "Es lo que nos gustar¨ªa pagar si vini¨¦ramos", explica Claudia Puig, de la Perla. En La Ceba, el bar que hay delante, es m¨¢s cara.

En el bar Kopes, en la calle de la Virtut, Amrid ha puesto la ca?a a 1,50 al ver que en la cercana plaza del Sol, la venden a dos. Junto al tirador instalado a la entrada, un cartel anuncia la oferta de precios. "Los que nos fastidian son los que venden latas en la calle. Aqu¨ª est¨¢ lleno", se queja. "Hay mossos en la plaza del Diamant y en la del Sol, pero aqu¨ª no", asegura. "A las dos y media tenemos que cerrar, pero ellos siguen vendiendo hasta las ocho de la ma?ana. ?Y a dos euros!".

Las primeras dos noches oficiales de la fiesta transcurrieron de forma tranquila. Los visitantes se sorprend¨ªan por la poca presencia de vendedores ambulantes, acostumbrados a conseguir una lata fresquita al segundo. Ni rastro de lateros en la plaza del Diamant -rebautizada plaza del Swing para las fiestas- ni en la plaza de Rovira, una de las m¨¢s concurridas por la programaci¨®n de conciertos que ofrece. En los bares, ayer hab¨ªa cola para comprar bebida.

En cambio, en v¨ªas m¨¢s apartadas del centro neur¨¢lgico de la celebraci¨®n, como la calle de Tordera, los vecinos tienen que echar a los vendedores ellos mismos. "Cuando les pedimos que se vayan se van, pero al cabo de cinco minutos regresan", explica la presidenta, Maite Torras. "Les dijimos que al menos no se pusieran al lado de la barra, pero nada", explica, con resignaci¨®n. "Se supone que hay m¨¢s polic¨ªa, pero yo cada a?o veo a m¨¢s vendedores. Qu¨¦ le vamos a hacer. Como no me dejan dimitir, aqu¨ª sigo, ?dirigiendo el cotarro!", explica, entre risas, mientras en la calle, varias personas disfrutan de un aperitivo a base de berberechos y patatas. "Aqu¨ª nos ayudamos. Con los dos bares que hay hemos pactado los precios. Tampoco les vamos a fastidiar, si hacen su agosto estos d¨ªas".

En la cercana calle de Berga, dicen que las ventas de las primeras noches han sido flojas. Los vecinos han puesto la ca?a a 2,5 euros. "Es el precio que recomendaron en las reuniones de la fiesta mayor", explica Rosa Maria Pla. Su competencia m¨¢s directa es la tienda de alimentaci¨®n, a pocos metros, en la calle de la Oreneta. El permiso para vender alcohol acaba a las once de la noche, pero el martes a la una de la madrugada hab¨ªa gente con latas en la mano y con bolsas llenas de licores y refrescos para hacer botell¨®n. "Vimos que sacaban el alcohol del colmado y llamamos a los Mossos. Nosotros tambi¨¦n tenemos que cubrir gastos". La guerra que da la cerveza.