Carlos Hugo, el pr¨ªncipe intr¨¦pido
Con el fallecimiento del pr¨ªncipe Carlos Hugo de Borb¨®n, el 18 de agosto, espero que no se repita la fea costumbre de llenar de ditirambos a quien en vida se le quiso rodear de silencio. Que los estudiosos coloquen en el lugar hist¨®rico que se merece al pr¨ªncipe de los carlistas, que junto a sus defectos portaba reconocidas cualidades de sabio, inteligente, intr¨¦pido y, por encima de todo, honesto.
Le vi hace dos meses, en el rinc¨®n de la costa catalana donde vivi¨® estos dos ¨²ltimos a?os. Disimulando las huellas de su penosa enfermedad con la vitalidad que conservaba a los 80 a?os y olvidando recomendaciones diet¨¦ticas, hablamos m¨¢s de lo humano que de lo divino alrededor de una fritura de pescado y unas cervezas, sabiendo que posiblemente ser¨ªa nuestra ¨²ltima tertulia. Se explay¨® sobre lo que ahora estaba investigando y escribiendo: el gobierno de las finanzas globales, las pol¨ªticas monetarias y el desarrollo de los pueblos.
El l¨ªder carlista, jefe de la dinast¨ªa Borb¨®n-Parma, duque de Parma, profesor en Harvard, graduado en Oxford y la Sorbona, conspirador antifranquista, expulsado de Espa?a por Franco en 1968 a punta de metralleta, renovador ideol¨®gico del carlismo junto a sus hermanas M? Teresa, Cecilia y M? de las Nieves, orgulloso de los cuatro hijos de su matrimonio con la princesa Irene de los Pa¨ªses Bajos, protagonista desde el exilio de la Transici¨®n a la democracia... fue un rebelde con causa.
Don Carlos tuvo una infancia y adolescencia marcadas por el compromiso de su padre, el viejo rey Javier, en la Guerra Civil espa?ola que sus requet¨¦s ganaron en las trincheras y perdieron en los dem¨¢s frentes, y en la Segunda Guerra Mundial como colaborador de la Resistencia, apresado por Hitler y condenado al campo de exterminio de Dachau. Aquellas vivencias le ense?aron, dec¨ªa, a no amilanarse ante las adversidades.
Expulsi¨®n de Espa?a
Con ese bagaje, m¨¢s la preparaci¨®n acad¨¦mica y el ejemplo paterno, se lanz¨® al empe?o que lo convierte en protagonista de la Espa?a del siglo XX: la compleja transformaci¨®n de una arcaica Comuni¨®n Tradicionalista en un Partido Carlista popular, enfrentado al fascismo de Franco y comprometido con la libertad y la democracia desde un pensamiento socialista.
Ese fue su proyecto pol¨ªtico. No cabe, pues, describirlo como un pretendiente o un aventurero. Por eso, cuando Franco se percat¨® de que el pr¨ªncipe carlista hab¨ªa desprovisto al r¨¦gimen de una de sus patas ideol¨®gicas, en 1968 expuls¨® de Espa?a a toda la Familia Borb¨®n-Parma. La oligarqu¨ªa, gran parte de la nobleza y la m¨¢s rancia derecha social y pol¨ªtica espa?ola y europea nunca perdonaron a Carlos Hugo su trayectoria pol¨ªtica, hasta el punto de querer ignorar la cordial relaci¨®n con su primo Juan Carlos I, sin renunciar a sus derechos hist¨®ricos.
De regreso a Espa?a en 1978 desde el exilio, dej¨® claro que no ven¨ªa a disputar el trono, sino a encabezar un partido pol¨ªtico democr¨¢tico, el Carlista, que sin apoyos internacionales y financiado con el patrimonio de los Borb¨®n-Parma puesto al servicio de la causa, no obtuvo r¨¦ditos electorales. Ah¨ª termin¨® una apasionante andadura. En 1980 acept¨® la invitaci¨®n de su amigo el Nobel de Econom¨ªa John K. Galbraith para investigar y ense?ar en la universidad de Harvard.
De vuelta a Europa en 2000, reclamado por el Gobierno regional de Parma (Italia), en los ¨²ltimos a?os ha revitalizado ese ducado tan ligado a la monarqu¨ªa espa?ola. Su Alteza Real Don Carlos Hugo de Borb¨®n-Parma y Borb¨®n, como jefe de la dinast¨ªa carlista, ha sido depositario del legado hist¨®rico de una rama de la Casa Real espa?ola que ahora recae en su primog¨¦nito, Carlos Javier de Borb¨®n-Parma y Oranje Nassau.
Genio y figura, nos ha dejado mientras miraba al Mediterr¨¢neo, ligero de equipaje.
Fernando Garc¨ªa-Romanillos es periodista.
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