Dos polic¨ªas con mala sangre
Dos polic¨ªas nacionales de la comisar¨ªa de Vigo mataron a tiros a un empresario, su esposa, una hija y la empleada del hogar, tras tenerlos secuestrados en su chal¨¦ una noche
Ninguno ¨¦ramos conscientes de lo que pasaba y de c¨®mo pod¨ªa terminar todo aquello". David Fern¨¢ndez Sanrom¨¢n, de 38 a?os, recuerda as¨ª la matanza registrada el 1 de febrero de 1994 en Nigr¨¢n (Pontevedra). Habla despacio, fruto del dolor del recuerdo de este cu¨¢druple asesinato en el que murieron sus padres, el matrimonio formado por el empresario David Fern¨¢ndez Grande, de 57 a?os, y Pilar Sanrom¨¢n Fern¨¢ndez, de 43; la hija de ambos, Marta, de 27, y la empleada de hogar, Ana Isabel Costas Pi?eiro, de 23. Dos polic¨ªas nacionales acabaron con sus vidas despu¨¦s de apoderarse de 20 millones de pesetas. David y su hermano Pedro, de 31 a?os, fueron los ¨²nicos supervivientes de esta matanza a manos de dos polic¨ªas nacionales de la comisar¨ªa de Vigo.
"Cuando ya estaban abajo en el coche, uno de ellos me apunt¨® con la pistola", recuerda el hijo de las v¨ªctimas
La matanza comenz¨® la tarde del 31 de enero de 1994, cuando los agentes Manuel Jes¨²s Vela Mart¨ªnez y su compa?ero Manuel Lorenzo V¨¢zquez llamaron a la puerta del chal¨¦ familiar de los Fern¨¢ndez Sanrom¨¢n, en el n¨²mero 7 de la calle de Regueira (actual Maestra Em¨¦rita) del concejo de Priegue-Nigr¨¢n. Le abri¨® la madre, Pilar. Los dos polic¨ªas pidieron hablar con David hijo. "Yo conoc¨ªa al m¨¢s alto [Lorenzo]. Hab¨ªa tenido una entrevista con ¨¦l un mes antes. Me dijeron que me iban a llevar a comisar¨ªa por un asunto y para hacerme unas preguntas", relata David. Pero los funcionarios, que no estaban en acto de servicio, se fueron a la cocina con el joven. Entonces sacaron sendas armas de fuego. Le llevaron al sal¨®n, donde estaban su madre y su hermano. Entonces se pusieron unos guantes de licra para no dejar huellas. Maniataron a los tres y les metieron servilletas en la boca antes de amordazarles.
La situaci¨®n se mantuvo as¨ª hasta que lleg¨® el padre y empresario de la piedra, David Fern¨¢ndez Grande, alrededor de las nueve de la noche. Ese era su verdadero objetivo. Entablaron una conversaci¨®n por la que les exig¨ªan el pago de 100 millones de pesetas para liberar a la familia. Una hora m¨¢s tarde lleg¨® la hija, que l¨®gicamente estaba ajena a todo lo que ocurr¨ªa en el interior del chal¨¦. "Actuaron en todo momento con mucha frialdad. Controlaban mucho la situaci¨®n", explica David. Los polic¨ªas simularon que llamaban por tel¨¦fono. Al falso comunicante le dec¨ªan: "Todo va bien". Pero realmente no hab¨ªa comunicaci¨®n. Alguna vez solo marcaron cuatro n¨²meros y enseguida hablaban, sin dar tiempo siquiera a que hubiera respuesta.
Durante toda la noche la familia estuvo en el sal¨®n. Hubo diversas conversaciones en las que los polic¨ªas afirmaron que su intenci¨®n era conseguir dinero. Preguntaron si hab¨ªa caja fuerte en la casa. O dinero en efectivo. Y hasta las entradas que ten¨ªa la casa y las horas a las que apagaban las luces y bajaban las persianas. "Por la noche continuamos maniatados, pero yo, por ejemplo, logr¨¦ dormir un poco. Estuve todo el rato pensando qu¨¦ pod¨ªa hacer", a?ade David.
A las nueve de la ma?ana, el empresario llam¨® a su contable. Tras darle varias indicaciones le dijo que le llevara a casa unos cheques porque le hab¨ªan embargado la casa y necesitaba dinero urgente. Una hora m¨¢s tarde lleg¨® a la casa la empleada de hogar, Ana Isabel Costas, que llevaba cinco a?os trabajando para la familia. Tras maniatarla, la llevaron junto a Marta Fern¨¢ndez a la habitaci¨®n de esta. Los dos hermanos fueron trasladados a la estancia de David.
Durante toda la ma?ana se repitieron las llamadas del padre a la empresa. Les met¨ªa prisa para que le llevaran el dinero. Sobre la una de la tarde lleg¨® el contable con 20 millones de pesetas en efectivo. En ese momento, el padre logr¨® decirle a su empleado: "Avisa a la polic¨ªa". Los dos secuestradores no se dieron cuenta.
Minutos despu¨¦s se desencaden¨® la tragedia. Los dos captores actuaron con gran rapidez. Metieron el dinero en una mochila. Subieron el volumen del televisor y bajaron las persianas. Llevaron al empresario a su habitaci¨®n, donde ya estaba su esposa. Entonces, uno de ellos sac¨® su pistola del calibre 9 mil¨ªmetros Parabellum y empez¨® la matanza. Para amortiguar el ruido de los tiros utiliz¨® un coj¨ªn. Primero dispar¨® a David Fern¨¢ndez y a Pilar. Despu¨¦s se dirigi¨® hacia la hija y la empleada de hogar. "Logramos echar el cerrojo de la habitaci¨®n y, como logr¨¦ quitarme las mordazas, abrimos la ventana y empezamos a pedir auxilio", recuerda el hijo mayor.
Los polic¨ªas intentaron tirar abajo la puerta, pero no lo consiguieron. Decidieron huir a toda velocidad en el coche de la hija, un Audi 80 blanco. "Cuando ya estaban abajo, uno de ellos me apunt¨® con la pistola. Dud¨® entre subir o no, pero la gente ya empezaba a llegar a la casa. Por eso se marcharon", concluye David.
La escena, seg¨²n la recuerda una vecina, era "dantesca". David, el padre, estaba de rodillas con la cabeza apoyada en la cama ya muerto. La madre estaba agonizando en los brazos de su hijo mayor. "Un amigo me dijo que me marchara, que aquello era muy desagradable. Desde entonces no puedo olvidarme de esa imagen", a?ade la residente de Nigr¨¢n, que prefiere el anonimato. Padre e hija fueron trasladados al Policl¨ªnico de Vigo (Povisa). El primero entr¨® ya cad¨¢ver. Ella muri¨® a las tres horas. La esposa del industrial y la empleada ingresaron ya fallecidas en el hospital Xeral de Vigo.
La Guardia Civil empez¨® las investigaciones, ya que Nigr¨¢n es de su jurisdicci¨®n. Pero la r¨¢pida actuaci¨®n del titular del juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 4 de Vigo, Celso Rodr¨ªguez Padr¨®n, les apart¨® del caso en cuesti¨®n de minutos. El magistrado se enter¨® de las muertes por casualidad, ya que nadie del instituto armado le inform¨® de las mismas, pese a estar de guardia. "Eso salv¨® la investigaci¨®n y que se resolviera tan pronto. En este caso fue una decisi¨®n acertada", comentan fuentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa.
Los agentes de Homicidios de Vigo interrogaron a los hijos. Estos les dieron la pista de los autores del cu¨¢druple crimen. Para ello fueron determinantes la memoria de David y algunos detalles que los incriminaron: el uso de un arma oficial y el mostrar la placa insignia del cuerpo, entre otros. Los dos chavales identificaron "sin ning¨²n tipo de duda" a los agentes. Manuel Lorenzo fue detenido a las once de la noche del 1 de febrero cuando se dispon¨ªa a tirar la basura en un contenedor situado enfrente de su domicilio. Jes¨²s Vela es apresado cuando iba a recoger su coche, un Opel Kadett que ten¨ªa estacionado junto a su domicilio. Llevaba un rev¨®lver del calibre 38 marca Astra. La reconstrucci¨®n posterior del caso concluy¨® que los dos asesinos hab¨ªan utilizado el coche de la hija hasta dejarlo abandonado en la carretera hacia Samil. En su trayecto tiraron los guantes en el cruce con la carretera de Bouzas. Los recuper¨® al poco la Guardia Civil. Despu¨¦s continuaron su huida en el Kadett de Vela.
Ambos se separaron al llegar a Vigo. Vela se qued¨® en el barrio de Bouzas. Lorenzo se dirigi¨® a un gran almac¨¦n donde compr¨® una bolsa de viaje. All¨ª meti¨® el dinero, seg¨²n una empleada de este centro. Despu¨¦s alquil¨® un Opel Corsa rojo. Con este veh¨ªculo se march¨® a casa de su compinche Vela y ambos se repartieron en el trastero el dinero del secuestro y los cr¨ªmenes. Acto seguido, cogi¨® el coche y lo estacion¨® en el aparcamiento de la plaza de Fernando el Cat¨®lico. Se march¨® a una cafeter¨ªa de la calle de Ecuador, donde vio junto a Vela el partido de f¨²tbol que enfrentaba al Real Madrid con el Tenerife. Ambos fueron detenidos a los pocos minutos de acabar el encuentro y de que regresaran a sus domicilios. La Audiencia Provincial, en una sentencia confirmada despu¨¦s por el Tribunal Supremo, les conden¨® a cada uno de ellos a 212 a?os, 5 meses y 1 d¨ªa por seis delitos de detenci¨®n ilegal, uno de robo con homicidio, tres de asesinato, dos homicidios en grado de tentativa y uno de utilizaci¨®n ileg¨ªtima de veh¨ªculo ajeno. Todo ello con numerosas agravantes, entre ellos el de alevos¨ªa. A¨²n cumplen condena.
"Nada ha sido igual. Este barrio ya no ha sido lo mismo. El matrimonio era gente muy buena y simp¨¢tica. La matanza fue un palo muy duro", concluye con la mirada baja una vecina. Nigr¨¢n no olvida.

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