Un secreto en el Mi?o
Arque¨®logos descubren un yacimiento de 250.000 a?os de antig¨¹edad en una terraza fluvial de Arbo
Eso de que la vida nace donde hay agua est¨¢ cada vez m¨¢s claro y cristalino para los arque¨®logos gallegos. Quienes se dedican a recomponer el puzzle gigantesco que es nuestra historia como especie que vive en sociedad y que se relaciona con su entorno saben, desde la irrupci¨®n de la arqueolog¨ªa moderna, de la importancia de la cuenca del r¨ªo Mi?o, sobre todo en su curso bajo, desde tierras orensanas hasta su desembocadura en A Guarda, como uno de los lugares predilectos para los primeros pobladores de este pedazo de tierra.
Desde los a?os 60, diversas campa?as se lanzaron a descubrir los or¨ªgenes certeros de unos asentamientos intuidos, localizados y despu¨¦s conocidos. Se produjeron hallazgos que parec¨ªan deslumbrantes y que, sin embargo, vistos a la luz de los paradigmas cient¨ªficos se quedaban en un pu?ado de im¨¢genes borrosas. O faltaban los medios para la certificaci¨®n o fallaba el estado de conservaci¨®n de los yacimientos, en su mayor¨ªa, arrasados por la erosi¨®n o modificados e incluso esquilmados por la mano del hombre.
El propietario de unos vi?edos avis¨® a los investigadores al dar con los restos
El hallazgo proporciona una informaci¨®n "in¨¦dita" en Galicia
Un grupo de arque¨®logos pertenecientes al Instituto de Estudos Mi?oranos (IEM) parece haber encontrado un buen cristal de aumento para observar nuestra prehistoria m¨¢s lejana. La lupa estaba escondida a varios metros bajo tierra, arrullada por las corrientes mi?otas que en esta zona, entre Galicia y Portugal, alientan albari?os suaves como sus acentos.
Removiendo tierras en una plantaci¨®n de vi?edos, precisamente, el propietario de unos terrenos elevados a unos cuarenta metros de altura sobre el nivel del r¨ªo Mi?o, en el lugar conocido como O Cabr¨®n, ubicado en el municipio de Arbo, encontr¨® algo que le llam¨® la atenci¨®n. A simple vista podr¨ªa parecer otro mont¨®n de piedras m¨¢s, de los muchos que aparecen en las tareas agr¨ªcolas. Pero hab¨ªa algo diferente en ellas, ciertas formas, cierta colocaci¨®n. Con buen criterio, avis¨® a los arque¨®logos.
El experto en materiales arqueol¨®gicos Manuel Ledo fue el primer investigador que tuvo contacto directo con el hallazgo. Enseguida se percat¨® de la magnitud de lo que ten¨ªa entre manos y traslad¨® sus impresiones al IEM, agrupaci¨®n con la que colabora habitualmente. Con el permiso pertinente de la Direcci¨®n Xeral de Patrimonio de la Conseller¨ªa de Cultura, el grupo de estudios emprendi¨® la excavaci¨®n del yacimiento bajo la coordinaci¨®n del arque¨®logo Xos¨¦ Lois Vilar, subdirector del IEM. "Desde el inicio nos dimos cuenta de que hab¨ªa un gran potencial y fue emocionante descubrir que, en el entorno mismo de la vi?a, los materiales l¨ªticos aparec¨ªan en posici¨®n original y en un excelente estado de preservaci¨®n", explica el director de los trabajos de campo, Eduardo M¨¦ndez.
Abrieron la tierra por dos sitios y las entra?as empezaron a hablar a borbotones. Salieron piezas y m¨¢s piezas, como palabras calladas durante oc¨¦anos de tiempo. En tan s¨®lo tres metros cuadrados contaron ciento diecinueve. Entre las apariciones, proliferaron hachas de mano bifaces, con forma de almendra, y machetes. "S¨®lo con eso podemos afirmar que son ¨²tiles de una industria achelense que, en el peor de los casos, tiene 250.000 a?os de antig¨¹edad, pero quiz¨¢, cuando logremos una dataci¨®n m¨¢s precisa, la cifra llegue a ser muy superior".
El descubrimiento de este instrumental del Paleol¨ªtico Inferior en su estado original proporciona una informaci¨®n que M¨¦ndez califica como "in¨¦dita" en Galicia y que puede pulverizar algunos mitos. El yacimiento de O Cabr¨®n, si se confirma su dataci¨®n, servir¨ªa para recuperar para la investigaci¨®n una parcela del conocimiento, este arco temporal remoto, de la que los estudiosos gallegos hab¨ªan desistido, en cierto modo.
"Cuando se excav¨® el yacimiento de As G¨¢ndaras de Budi?o, en 1963, se hizo una dataci¨®n err¨®nea de 26.000 a?os de antig¨¹edad. Ese dato, en el contexto del Paleol¨ªtico, llev¨® a la comunidad cient¨ªfica a interpretar el hallazgo como muestra del atraso secular de Galicia, porque mientras en otras partes de Europa el hombre prehist¨®rico ya estaba pintando murales, aqu¨ª parec¨ªa que a¨²n se estaba aprendiendo a tallar la piedra. Esa conclusi¨®n desanim¨® a muchos colegas, que prefirieron centrarse en el estudio de ¨¦pocas m¨¢s claras", relata M¨¦ndez.
Queda por delante mucho trabajo de an¨¢lisis en colaboraci¨®n con la Universidade de Vigo y el Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre Evoluci¨®n Humana de Burgos para averiguar para qu¨¦ se empleaban estas herramientas cuyo destino ¨²ltimo ser¨¢ el Museo de Pontevedra.
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