Hoy, hasta el jefe es temporal
El 'alquiler' de altos ejecutivos por pocos meses permite a las empresas controlar sus gastos - Los directivos ajenos a la plantilla afrontan m¨¢s riesgos para cumplir objetivos
La temporalidad, el mal end¨¦mico de la econom¨ªa espa?ola que todos -el Gobierno y la oposici¨®n, la patronal y los sindicatos- prometen combatir, afecta principalmente a los trabajadores con menos formaci¨®n, a los j¨®venes, a la parte m¨¢s baja de la pir¨¢mide laboral. La c¨²spide parec¨ªa permanecer ajena a la incertidumbre. Hasta ahora.
Prolifera una nueva f¨®rmula de contrataci¨®n para jefes: el alquiler de directivos que asumen el mando desde el primer d¨ªa y que se marchan cuando se cumplen unos determinados objetivos, ya sean estos crecer, conquistar nuevos mercados o escapar de una inminente quiebra.
La crisis golpea tambi¨¦n a los hasta hace poco intocables. Ante el gran coste de asumir a un ejecutivo indefinidamente, la opci¨®n temporal se presenta como la m¨¢s conveniente para empresas estancadas o en apuros que necesitan urgentemente nuevas ideas en su c¨²pula. Adem¨¢s, permite testar al profesional, comprobar si ser¨ªa rentable contratarle cuando lleguen tiempos mejores. En un pa¨ªs donde la inestabilidad laboral es marca de la casa, ?habremos de acostumbrarnos a jefes con futuros tan fr¨¢giles como los de sus subalternos?
"Pueden provocar un rechazo frontal" en la compa?¨ªa, dice un psic¨®logo
Arrendar directivos es la opci¨®n m¨¢s conveniente para firmas en apuros
Son profesionales pr¨®ximos a la jubilaci¨®n y amantes de los retos
Se buscan perfiles agresivos a los que se exige mano dura y sangre fr¨ªa
Son trabajos por poco tiempo, pero altamente remunerados
Gran parte del salario depende de que se cumplan las metas pactadas
"Somos como una empresa de alquiler de coches de lujo". As¨ª se vende Luis Encinas, antiguo responsable de marketing de la empresa de telecomunicaciones ONO. Hace tres a?os dej¨® su cargo junto al director general, Fernando Ojeda, para embarcarse en un proyecto de TDT de pago que fracas¨® por la huida de los inversores. A principios de 2010 decidieron cambiar de rumbo: ahora ofrecen su experiencia en grandes empresas al que pueda y quiera pagarla.
El caso de Fernando Ojeda y Luis Encinas es revelador. Durante el tiempo que transcurri¨® entre el descalabro de su anterior negocio y su posterior promoci¨®n como directivos a tiempo parcial, muchos de sus viejos colegas les solicitaban ayuda para gestionar mejor sus empresas. Sin cobrar ni un duro a cambio, claro.
Acostumbrados a bregar durante m¨¢s de dos d¨¦cadas con la competencia, Encinas y Ojeda se dieron cuenta de que pod¨ªan sacar partido a su lista de contactos.
"Ve¨ªamos", describe Encinas, "tijeretazos en el gasto de las compa?¨ªas y Expedientes de Regulaci¨®n de Empleo; que no se contrataba indefinidamente a nadie; y, sobre todo, algo que nos interesaba mucho: cierta saturaci¨®n en los equipos directivos, que apenas pod¨ªan hacer nada aparte de sus viajes de negocio. Hac¨ªan el mismo curro de siempre, pero con menos gente".
Ahora ambos asesoran, se integran en una compa?¨ªa y toman decisiones, pero siempre de manera temporal (por un m¨ªnimo de tres meses) y solo para puestos de "alt¨ªsima" direcci¨®n, como consejeros delegados o directores generales. Cobran un fijo m¨¢s una comisi¨®n en caso de que su labor contribuya a que aumenten los beneficios. Su especialidad es potenciar el crecimiento de entidades que se han quedado estancadas: "Antes de la crisis, te sub¨ªas a la ola y m¨¢s o menos crec¨ªas. Es ahora, cuando no hay ola, cuando m¨¢s nos necesitan", dice Encinas para explicar su ¨¦xito.
Trabajos temporales, s¨ª, pero bien remunerados. Nada que ver con el t¨ªpico drama del joven hiperformado que deambula durante a?os por empleos inestables y mal pagados. "Se les conoce como AGE, Activos de Gran Experiencia. Es un juego de palabras con el t¨¦rmino ingl¨¦s edad: profesionales de m¨¢s de 50 a?os, veteranos que cobran en torno a los 120.000 euros anuales", asegura Jos¨¦ Ignacio L¨®pez, director del departamento de Organizaci¨®n de Empresas de la Universidad Complutense de Madrid. Puede resultar obsceno hablar de precariedad en estos casos. "Muchos de ellos han abandonado sus anteriores empresas, pero tras recibir grandes sumas como indemnizaci¨®n. Cercanos a la jubilaci¨®n, gozan de una capacidad econ¨®mica importante y no les importa cobrar menos".
?Hasta qu¨¦ punto esta f¨®rmula no es una mera continuaci¨®n de lo que siempre hicieron las consultoras o, como plantea Jos¨¦ Ignacio L¨®pez, "los mismos perros con distintos collares"?
La respuesta la tiene Miguel Portillo, director de una de las divisiones de la compa?¨ªa brit¨¢nica de selecci¨®n laboral Michael Page: "En Espa?a esto es algo nuevo. En los estratos bajos la temporalidad lleva ya 15 a?os instalada, pero a niveles directivos est¨¢ alcanzando su auge en este preciso momento". Portillo se encarga de escoger ejecutivos para puestos temporales a petici¨®n de las empresas. Viene a ser la competencia con la que tienen que enfrentarse Encinas y Ojeda, que ofrecen sus servicios sin necesidad de intermediarios.
La crisis econ¨®mica ha propiciado la existencia de "un colectivo de directivos de alto valor que ahora est¨¢n desempleados", explica Miguel Portillo. Las empresas ajustan sus presupuestos y los recortes los pagan primero los cuadros medios y bajos. Despu¨¦s, y en menor medida, los jefes.
Portillo clasifica en dos categor¨ªas a los ejecutivos que se prestan como carne de alquiler. "Por un lado est¨¢ el directivo de alto valor que se ha quedado descolocado en el mercado. Acepta una opci¨®n temporal solo porque quiere conservar cierta visibilidad, hacer curr¨ªculo y asegurarse unos ingresos hasta que encuentre algo indefinido". Por otro lado, "los profesionales de lo temporal", los adictos al riesgo que rechazan integrarse en una empresa. Prefieren sacarle jugo a la opci¨®n de arrendarse: la brevedad de su contrato se compensa con un salario muy por encima del que establece el mercado.
"Si se cumplen los objetivos sale barato". Quien habla es el patr¨®n de la divisi¨®n espa?ola de una importante multinacional. La empresa, aqu¨ª an¨®nima por petici¨®n de este directivo, ha sorteado relativamente la crisis; cerr¨® 2009 con beneficios, pero para ello tuvo que recortar su plantilla. Ahora, realizados los ajustes, quiere crecer, incrementar los beneficios y explotar el ¨¢rea de marketing, en el que la compa?¨ªa, reconoce, "flaquea": para lograrlo, ha alquilado a un ejecutivo.
Este empresario asegura que a¨²n no ha pactado la cantidad a pagar al reci¨¦n llegado, y explica que prefiere esta opci¨®n a la indefinida porque teme que, si hace fijo a un alto ejecutivo, "la empresa se le quedar¨¢ peque?a y se marchar¨¢ o se desmotivar¨¢".
Profesionales contratados por horas, d¨ªas o semanas, por meses o a?os, que no tienen miedo al riesgo. Si los objetivos no se cumplen, no se cobra el bonus, con lo que el sueldo por un a?o de trabajo se reduce considerablemente, quedando lejos de lo que podr¨ªan ganar en otro lugar menos excitante pero m¨¢s seguro. Existen perfiles agresivos: los que prefieren retos a corto plazo en lugar de estabilidad. Y tambi¨¦n los que se ven obligados a conformarse debido a la crisis.
"Antes era casi misi¨®n imposible convencer a un ejecutivo para que abandonase su compa?¨ªa y se dedicase a pulular temporalmente por otras", recuerda Elena Terol, fundadora de Excellent Search, que intenta pescar a los mejores candidatos en un "mercado revuelto".
En Estados Unidos, Reino Unido y Holanda la pr¨¢ctica de asalariar a directivos durante un corto periodo de tiempo funciona desde los a?os setenta del siglo pasado bajo el nombre de Interim Management. No es lo mismo que el alquiler: como los ojeadores de los equipos de f¨²tbol, se trata de hacer de headhunter (cazatalentos, t¨¦rmino cada vez m¨¢s utilizado en el ¨¢mbito econ¨®mico), de buscar a quien salve la empresa en momentos de crisis. "Intervenimos cuando se produce una emergencia, somos solucionadores de problemas", explica Alfonso de Benito, consejero delegado de EIM, multinacional del Interim Management cuyo principal activo es una potente base de datos de m¨¢s de 2.000 ejecutivos potencialmente en alquiler. "Nunca firmamos contratos. Nos piden un directivo, lo localizamos y a cambio cobramos una remuneraci¨®n".
En Espa?a, el Interim Management lleg¨® con retraso y a¨²n sigue creciendo, pero la f¨®rmula m¨¢s novedosa es la del alquiler de directivos sin intermediario alguno, a modo de freelance, como Encinas y Ojeda. Se diversifican tambi¨¦n las misiones de estos jefes por un a?o. Ya no se les requiere solo para evitar la quiebra haciendo el trabajo sucio. "Encontramos desde sustituciones para bajas por maternidad hasta proyectos de evaluaci¨®n a corto plazo para decidir si se entra o no en un nuevo mercado", explica Miguel Portillo, de Michael Page.
Sin embargo, todav¨ªa abundan las contrataciones temporales para perfiles a los que se les exige mano dura y sangre fr¨ªa. Llegar, evaluar y hacer limpia. Reestructuraciones, despidos, cambios radicales... A ser posible, con experiencia en situaciones dif¨ªciles, curtidos en crisis y sin remilgos para los recortes.
Que alguien as¨ª llegue a una empresa tradicional, habituada a formar a sus propios empleados y sin recurrir a nadie externo, es todo un conflicto, como argumenta el psic¨®logo Francisco Jos¨¦ Palac¨ª, de la UNED: "Puede provocar un rechazo frontal. No va a encajar en la cultura de la empresa y ser¨¢ muy dif¨ªcil que lleve a cabo su trabajo porque generar¨¢ desconfianza. Ser¨¢ totalmente contraproducente".
Jos¨¦ Ignacio L¨®pez considera que lo mejor es que no se les contrate a ellos solos, sino que vengan con sus propios equipos para as¨ª no tener que integrarse en entornos que no les van a aceptar: "Dentro de la empresa suele llevarse muy mal. Nada m¨¢s llegar, muchos de ellos est¨¢n en la ¨®rbita de la presidencia, por lo que parecen ni?os mimados y levantan muchos recelos".
El agravio aumenta si al directivo temporal se le ha tra¨ªdo para que despida empleados o decida a qui¨¦n no se le renovar¨¢ el contrato. Mar¨ªa Esperanza Hern¨¢ndez, psic¨®loga y presidenta de la asociaci¨®n contra el mobbing ACAL, conoce a los temidos "ejecutores": "En algunos casos he apreciado c¨®mo la destrucci¨®n y la exclusi¨®n de un trabajador ha sido expr¨¦s, a la carta, siguiendo un plan de hostigamiento de manual. Ante la falta de escr¨²pulos y la limpieza de la ejecuci¨®n, sospechamos que la funci¨®n que este directivo desempe?aba era precisamente esa, puesto que contaba con antecedentes parecidos en otra empresa".
Al igual que existe acuerdo en que la temporalidad deber¨¢ dejar paso a otras f¨®rmulas si queremos ver el tan cacareado cambio de modelo productivo en Espa?a, existe consenso en que el alquiler de directivos ha llegado para quedarse. "Es una v¨ªa absolutamente v¨¢lida, algo que ir¨¢ in crescendo. Ya existen pa¨ªses, como Holanda, donde cuanto m¨¢s abajo vas, cuanto menos cualificado y menos experiencia tiene el trabajador, m¨¢s estable es su contrato; mientras que los altos estratos est¨¢n siempre en r¨¦gimen temporal", opina el directivo Miguel Portillo, que defiende la opci¨®n neerlandesa y aplica tambi¨¦n un s¨ªmil futbol¨ªstico entre la situaci¨®n de los directivos y de los jugadores de alto nivel: "Firman por un a?o y no importa solo su rendimiento sino sobre todo que se cumplan una serie de objetivos de equipo". Jos¨¦ Ignacio L¨®pez, muy cr¨ªtico con los conflictos que se pueden crear, aboga no obstante por aprovechar este sistema para implantarlo en las pymes: "Creo que deber¨ªa generalizarse".
En un entorno econ¨®mico inestable, cambiante, los altos cargos deber¨¢n habituarse a la fragilidad del futuro al igual que el resto de trabajadores. Muchos ser¨¢n utilizados para hacer en unos pocos meses lo que nadie se hab¨ªa atrevido a hacer en a?os. Cuando el clima en la empresa sea insostenible, la teor¨ªa dice que se marchar¨¢n con un buen bonus en el bolsillo. Y despu¨¦s, la incertidumbre de volver a ponerse en oferta hasta que alguien necesite a un veterano al que conceder mucho poder por muy poco tiempo.
As¨ª son los 'jefes express'
- Cl¨¢usula de exclusividad. Evita la competencia desleal, esto es, que el directivo act¨²e en dos empresas de un mismo sector.
- No son consultoras. El directivo trabaja en los cuadros de direcci¨®n de la empresa, no asesorando desde fuera.
- No hacen 'interim management'. Les emplean compa?¨ªas que quieren ampliar mercado, no solo aquellas en riesgo de desaparecer. Tapan parches y ayudan a crecer.
- Solo altos cargos. No ocupan cuadros medios. Se les contrata como consejeros delegados o como directores generales por un periodo.
- Cobro por objetivos. Si se cumplen las metas, los directivos reciben la cantidad acordada m¨¢s una prima.
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