Rodolfo Fogwill, el ¨²ltimo maldito de la literatura argentina
Su prosa contundente y posmoderna descoll¨® tras desaparecer Borges y Cort¨¢zar
Uno de los tres escritores argentinos m¨¢s destacados de la actualidad, Rodolfo Enrique Fogwill, que se hac¨ªa llamar solo Fogwill, "como S¨®crates, Plat¨®n y Arist¨®teles", falleci¨® el s¨¢bado 21 de julio a los 69 a?os en Buenos Aires por un enfisema pulmonar. Lo mat¨® la afici¨®n al cigarrillo, esa misma que hab¨ªa observado en ¨¦l Jorge Luis Borges en sus ¨²ltimos a?os de vida, cuando Fogwill comenzaba a ser un novelista conocido. Borges dijo que aquel soci¨®logo era el hombre que m¨¢s sab¨ªa de tabaco y coches.
Fogwill descoll¨® por la prosa contundente, la innovaci¨®n en las formas y la provocaci¨®n. Escribi¨® la novela que lo catapult¨®, Los pichiciegos, en seis d¨ªas y con una raci¨®n dosificada de 12 gramos de coca¨ªna. Transcurr¨ªa la guerra de las Malvinas entre su pa¨ªs -Fogwill naci¨® el 15 de julio de 1941 en Bernal, suburbio del sur de Buenos Aires- y Reino Unido, y aquel publicitario de 41 a?os quiso narrar el conflicto: "Ni los ingleses ni los malvineros, ni los marinos ni los de aeron¨¢utica: ni los del comando ni los de polic¨ªa militar tienen un miserable frasquito de polvo qu¨ªmico, tan necesario. No hay polvo qu¨ªmico, nadie tiene. Con polvo qu¨ªmico y piso de tierra, caga uno, cagan dos, cagan tres, cuatro o cinco y la mierda se seca, no suelta olor, se apelotona y se comprime y al d¨ªa siguiente se la puede sacar con las manos, sin asco, como si fuera piedra, o cagada de p¨¢jaros".
Escribi¨® su novela m¨¢s c¨¦lebre, 'Los pichiciegos', en tan solo seis d¨ªas
Fogwill integr¨®, junto a C¨¦sar Aira y Ricardo Piglia, el podio de los escritores argentinos m¨¢s sobresalientes despu¨¦s de que en los ochenta murieran Borges y Cort¨¢zar. Escribi¨® m¨¢s de 20 libros, entre ellos los poemarios El efecto de realidad (1979), Las horas de las citas (1980), Partes del todo (1991), Lo dado (2001) y Canci¨®n de paz (2003); los libros de cuentos M¨²sica japonesa (1982), Ej¨¦rcitos imaginarios (1983), Restos diurnos (1993) y Cuentos completos (2009); y las novelas Muchacha punk (1992), En otro orden de cosas (1998) y Vivir afuera (1998), por el que gan¨® el Premio Nacional de Literatura de Argentina. Tambi¨¦n cre¨® su propia editorial, Tierra Bald¨ªa, desde la que promovi¨® no solo su poes¨ªa sino la de poetas hasta entonces desconocidos, como Aira, Osvaldo Lamborghini y N¨¦stor Perlongher.
"Cuando yo asum¨ª a Borges como paradigma ya sab¨ªa que no iba a ser Borges [dijo a EL PA?S en una entrevista publicada en mayo pasado]. No fui un paso m¨¢s all¨¢. No descubr¨ª nada. Pero explot¨¦ bien la oportunidad. Escrib¨ª el destape 10 a?os antes del destape. Fui el primer tipo de la historia de la literatura que puso un consolador el¨¦ctrico en un texto literario. Y adem¨¢s, el destape filos¨®fico. Yo fui el primer escritor de la reaganomics, o sea, de la ca¨ªda de cualquier anclaje real de las utop¨ªas comunistas. No hubo una literatura m¨¢s militantemente posmoderna que la m¨ªa de 1978".
El pasado 18 de julio public¨® un relato en EL PA?S en la columna Verano h¨²medo, titulado Ensue?o tropical. Escrib¨ªa todas las semanas en el peri¨®dico argentino Perfil sus brutales columnas de opini¨®n. "Se pele¨® con mucha gente: con las Madres de Plaza de Mayo, con Piglia, con las campa?as a favor del aborto, con el divorcio (¨¦l, que se separ¨® muchas veces), con los propulsores del matrimonio gay (el matrimonio es "la instituci¨®n m¨¢s mierda que produjo la sociedad contempor¨¢nea", argument¨®), con la legalizaci¨®n de la droga (que no se priv¨® de consumir)", recordaba ayer Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara en un obituario del peri¨®dico Clar¨ªn.
Hijo ¨²nico, estudi¨® Medicina y Filosof¨ªa antes de recalar en la carrera de Sociolog¨ªa. Fue profesor titular de la Universidad de Buenos Aires hasta que en la dictadura militar de 1966/1973 lo echaron por "comunista". Despu¨¦s hizo fortuna como publicitario hasta que otro r¨¦gimen de uniforme, el de 1976/1983, lo meti¨® preso por estafa en 1980. Cuando fue libre apost¨® por la literatura, camino que hab¨ªa empezado a transitar con El efecto de realidad. "Yo no podr¨ªa escribir como vengo escribiendo desde hace 20 a?os si no tuviera cinco hijos, rencor por las cagadas que hice con mi vida y con las de los dem¨¢s, enemistad con el orden social o un conocimiento ya hastiado de ciencias sociales. Tampoco si tuviera una esposa que te sigue con un trapo, te cocina rico especialmente, te trae regalitos...", dijo a EL PA?S en mayo. La prensa argentina lo recordaba ayer como "el ¨²ltimo maldito de la literatura" de su pa¨ªs, "narrador excepcional que ejerc¨ªa la provocaci¨®n como una forma de pensar", "mordaz y genial".
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