El hombre y la piedra
La canter¨ªa ha levantado la econom¨ªa y la arquitectura de este pueblo
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Hay que acercarse a las paredes de las calles de Cerceda, tocar el suelo con las manos o sentarse en cualquier banco. El ruido de la maza y el cincel dando forma a la piedra est¨¢ ah¨ª. Solo hay que pararse a escucharlo.
A la hora de la siesta, ?ngel Est¨¦vez, un hombre recio de 73 a?os, se pone los pantalones y sale al patio de su casa, resguardada bajo una parra. Con sus manos y las de otros labradores se han levantado la econom¨ªa y la arquitectura de este pueblo, sobre todo la parte vieja, a fuerza de moldear la piedra. "Se ha ganado mucho dinero aqu¨ª con la canter¨ªa, sobre todo los cuatro empresarios de turno. Los que hemos trabajado como burros nos hemos llevado como mucho una silicosis", cuenta Est¨¦vez mientras busca en su garaje martillos, bujardas y cu?as para mostrar. El negocio de la piedra lo explotaron familias que en muchos casos hicieron fortuna.
La iglesia de Santa Mar¨ªa la Blanca se remonta a los Reyes Cat¨®licos
Las l¨¢pidas de muchos cementerios est¨¢n hechas aqu¨ª
Este hombre compacto es un maestro. Hace unos d¨ªas unos alba?iles rumanos lo vieron cargando un moj¨®n y corrieron a ayudarle. Se rieron cuando le vieron levantando una gran maza y golpear con fuerza, como si de un viejo chiflado se tratase. Minutos despu¨¦s no daban cr¨¦dito a la forma redonda y perfecta que le hab¨ªa dado a ese trozo de roca. Despu¨¦s se llev¨® la obra al patio de su casa. Por gusto. A¨²n todo el mundo en Cerceda recuerda que ?ngel Est¨¦vez fue por otros pueblos ganando concursos de picar piedra para honra de su familia y la localidad.
Las l¨¢pidas de muchos de los cementerios esparramados por el pa¨ªs est¨¢n hechas aqu¨ª. No son pocos los que se vanaglorian de que la de Jes¨²s Gil se crease en un taller cercano. En lo alto de una farola de la plaza del pueblo cuelga una bufanda algo ra¨ªda del Atl¨¦tico de Madrid.
Otros grandes labradores como Jos¨¦, el yerno de El Gallo, Eleodoro Mart¨ªn V¨¢zquez o Jos¨¦ Luis Carrer¨®n, han dejado su firma en las piedras que revisten este peque?o municipio, situado a 950 metros de altitud. El visitante tiene que recorrer sus calles, sobre todo las silenciosas, y o¨ªr el golpe de la maza. El hombre dominando a la piedra. As¨ª comienza la historia de este lugar. Dejando atr¨¢s la casa de Est¨¦vez conviene conocer el centro, engalanado por las fiestas que comienzan hoy. Barras de bar en el asfalto, banderitas y carteles que anuncian una novillada. A un lado se levanta majestuosa la iglesia de Santa Mar¨ªa la Blanca, de estilo g¨®tico y construida en la ¨¦poca de los Reyes Cat¨®licos. En su interior esconde una pila bautismal del siglo XVI de estilo renacentista. En lo alto lucen unos nidos de cig¨¹e?a. "Los de aqu¨ª siempre supimos de d¨®nde vienen los ni?os. De Par¨ªs, claro", se?ala sobre el asunto Pedro, tapado por una visera.
M¨¢s abajo, en la puerta del bar Perico, se desplega una hilera de mesas colocadas al estilo de los caf¨¦s de T¨¢nger. Los hombres toman cubatas habl¨¢ndose de refil¨®n mientras que las mujeres charlan dentro acompa?adas por un caf¨¦. Una vez que se acabe de limpiar el sal¨®n de los men¨²s de mediod¨ªa, sobre las mesas se desplegar¨¢ un tapete para jugar a las cartas. Perico, que anda de aqu¨ª a all¨¢ con su cojera, que le acompa?a desde que de ni?o le pill¨® una trilla por la cadera, tiene fama de conocer toda la historia y cada rinc¨®n del lugar.
De nuevo paseando por las calles se cae en la cuenta de que de aqu¨ª han salido grandes labradores de la piedra, pero dif¨ªcilmente se les da bien poner nombre a las cosas. Centro Veterinario Cerceda, Cl¨ªnica Dental Cerceda, Fisioterapia Cerceda, Videoclub... Cerceda. Lo bueno es que el visitante sabe constantemente que no se ha salido de los dominios del pueblo.
Pero si es as¨ª se empiezan a o¨ªr ladridos de perros y cencerros. Un paisaje buc¨®lico se abre a las afueras. Aparece ah¨ª la finca Puerta del Molino y Arroyo Collado, en un camino de tierra. Un viejo mast¨ªn que protege la finca se tumba tan tranquilo al lado de la verja. A trav¨¦s de ella se distingue una plazoleta de toros y m¨¢s al fondo una cerca que custodia las vaquillas. Cerceda ha adquirido bastante relevancia entre universitarios madrile?os, alumnos de los colegios mayores y gente que se casa y encima lo celebra. Algunas de las mejores capeas de la regi¨®n, que incluyen una barbacoa y la salida de los animales para hacer recortes, se organizan aqu¨ª.
Octavio Leire, el due?o del sitio, ha explotado este negocio. "Nos hemos hecho conocidos entre la gente joven", asegura. Al otro lado del pueblo hay otra finca que le hace la competencia, la de sus primos Ram¨®n y Guillermo. El asunto queda en familia, como con el negocio de la piedra.
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Apuntes de viaje
- Hay dos l¨ªneas que salen desde el intercambiador de Moncloa y llegan al pueblo: la 672a y la 672 (directo). El trayecto cuesta 3,35 euros.
- Seg¨²n datos de mayo de 2009, el municipio contaba con un total de 2.801 empadronados.
- Una ruta de senderismo recorre de sur a norte las tres villas que componen el municipio. Se pueden ver desde chaparrales a ganado, aves migratorias, rapaces
y de rapi?a.
- Sus fiestas de verano se celebran esta semana.
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