Coste, riesgo y beneficio
Querer ayudar no basta: para que la ayuda tenga un impacto positivo, hay que saber hacerla. Es el principio que sustenta los grandes consensos internacionales, cuya expresi¨®n m¨¢s conocida es la Declaraci¨®n de Par¨ªs.
Idealmente, la ayuda deber¨ªa servir para reforzar las instituciones de los pa¨ªses en los que se presta. As¨ª, el apoyo presupuestario al Gobierno local, la integraci¨®n de los programas en las estructuras p¨²blicas existentes y el refuerzo de la competencia en la gesti¨®n de servicios son los modelos preferidos. Sin embargo, con demasiada frecuencia la realidad no acompa?a: las administraciones aut¨®ctonas son fr¨¢giles, la corrupci¨®n campa a sus anchas y otros donantes —actuando m¨¢s como competidores— incentivan el sobresueldo de los funcionarios para garantizar la ejecuci¨®n de su proyecto correspondiente. En tales circunstancias, tomar medidas para que la ayuda llegue directamente a la sociedad civil puede ser la ¨²nica v¨ªa factible. La paradoja es que esa pr¨¢ctica perpet¨²a la fragilidad del Estado, ya que as¨ª carece de incentivos para ganar en democratizaci¨®n, transparencia y eficiencia. El dilema se convierte en un bucle que se retroalimenta: si prestas ayuda directa, te arriesgas a deteriorar m¨¢s las estructuras p¨²blicas; pero si solo te centras en que las instituciones se fortalezcan, el beneficio tardar¨¢ demasiado en llegar a la poblaci¨®n.
Una vez decidido, sopesando pros y contras, que lo mejor para los beneficiarios es llevar la ayuda uno mismo, conviene evaluar el riesgo moral de hacerlo y de sus posibles consecuencias adversas, que seg¨²n d¨®nde pueden ser muy serias para los directamente implicados, pero tambi¨¦n para el conjunto de la sociedad. El coste econ¨®mico de un secuestro lo asume el Estado del cooperante y superar¨¢ con creces el valor de la ayuda transportada. Pero el coste pol¨ªtico puede ser a¨²n superior: roces con pa¨ªses aliados con intereses y m¨¦todos propios y poco disimuladas presiones sobre gobiernos locales para que liberen nada menos que a terroristas confesos.
En esencia, el coste de oportunidad de una acci¨®n de ayuda humanitaria se obtiene a partir de decidir qu¨¦ nivel de riesgo es razonable asumir para qu¨¦ probabilidad de alcanzar cu¨¢nto y qu¨¦ beneficio. Una ecuaci¨®n simple de plantear pero pocas veces f¨¢cil de resolver.
Joan Tallada es consultor independiente en Cooperaci¨®n y Salud.
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