Sastre contra el mundo
El ciclista abulense, ¨²nico gran nombre espa?ol entre los favoritos, encabezados por Menchov, Frank Schleck y Nibali
En los a?os 30, en la ¨¦poca en que, como escribi¨® Thomas Bernhard, mis¨¢ntropo ma non troppo, el ciclista, el ser que pod¨ªa permitirse enfrentarse al mundo desde arriba, sin tocar con los pies en el suelo, era el due?o del mundo, se corri¨® la primera Vuelta, que comienza a celebrar en Sevilla este agosto de calor africano su 65? edici¨®n. Fue en 1935 la primera, 32 a?os m¨¢s tarde que el primer Tour, que festej¨® su centenario en 2003; 26 despu¨¦s del primer Giro, 100 a?os en 2009.
Una gran carrera ciclista, la posibilidad, el deseo, de organizar un Tour por toda Francia, un Giro alrededor de Italia, era entonces, a comienzos del siglo pasado, una manifestaci¨®n de modernidad a la que Espa?a, su Vuelta nacida en el bienio conservador de la Rep¨²blica, alentada por un diario de extrema derecha, el Informaciones de la preguerra, como a todo, pobre, sin apenas carreteras transitables, lleg¨® tarde.
"Cuidado conmigo. Soy como un huevo Kinder, lleno de sorpresas", dice el l¨ªder del Cerv¨¦lo
Contador tiene que descansar. Le echar¨¢ de menos su otra mitad, Andy Schleck
El ciclismo, la Vuelta, el Tour, ya no es m¨¢s manifestaci¨®n de modernidad, el triunfo de la m¨¢quina, sino m¨¢s bien de capacidad de supervivencia de un deporte, una carrera, que no se desarrolla a velocidad de v¨¦rtigo, sino morosa; que no es sencilla de comprender, sino, a veces, de dif¨ªcil comprensi¨®n; que exige del espectador concentraci¨®n y estudio. El ciclismo es un deporte antiguo que busca su hueco en la modernidad.
Pasado el Giro, que cree que la modernidad es sumar dise?o y misses a puertos empinados y sin asfalto; pasado el Tour, que encuentra su modernidad en el gigantismo y la repetici¨®n, la Vuelta lo intentar¨¢ hallar hoy en Sevilla, entre la Maestranza y la Torre del Oro, casi a medianoche, bajo focos de luces LED y cambiando el color del maillot de l¨ªder, que dejar¨¢ de ser amarillo, el color que el Tour impuso como color universal de la victoria -recordatorio de que las p¨¢ginas de L'?quipe, el peri¨®dico organizador, eran de papel amarillo en sus tiempos- para hacerse rojo, el color de la Espa?a triunfante, de la camiseta de los del f¨²tbol y el baloncesto, a cuyo lado el ciclismo quiere posar tambi¨¦n.
El ciclismo espa?ol, el ¨¦xito, fue julio y fue Alberto Contador, que no estar¨¢ este septiembre, pues tiene que descansar. Mientras se hacen impensables, imposibles, un Giro sin el mejor italiano, un Tour sin el mejor franc¨¦s del momento, la Vuelta ya ha aprendido a partir, y a sobrevivir, sin el mejor espa?ol, que, como ocurr¨ªa tambi¨¦n en los tiempos de Miguel Indurain, es el mejor del mundo. Le echar¨¢ de menos la afici¨®n y tambi¨¦n seguramente su otra mitad, Andy Schleck, quien, ausente el chico de Pinto, correr¨ªa el peligro de no saber qu¨¦ hacer en la carretera si no fuera porque le ha sustituido por su recuperado hermano Frank, quien abandon¨® el Tour al romperse la clav¨ªcula por tres partes en la tercera etapa y no se sinti¨® celoso de la amistad de Contador con Andy. "Andy es mi hermano y s¨¦ que me quiere m¨¢s a m¨ª que a Alberto", dijo cuando apareci¨® por Par¨ªs, por el palco de los Campos El¨ªseos, el 25 de julio. "Y lo va a demostrar ayud¨¢ndome a ganar la Vuelta". Andy, que termin¨® segundo el Tour, en efecto, ya ha dicho en Sevilla que no est¨¢ para ganar la Vuelta, que acab¨® cansado en Francia, que es el turno de su hermano mayor. El tercero del Tour, Denis Menchov, que ya ha ganado dos Vueltas y un Giro, no llega con la misma mentalidad, sino todo lo contrario, pensando en la tercera, lo que ha sorprendido y admirado a sus amigos, acostumbrados a su desapasionamiento por los segundos platos.
No estar¨¢ tampoco el ¨²ltimo ganador de la Vuelta, Alejandro Valverde, que purga su suspensi¨®n de dos a?os, ni quien termin¨® segundo en 2009, Samuel S¨¢nchez -ni el tercero, Cadel Evans, quien en el ¨ªnterin gan¨® un Mundial, ni el cuarto, Ivan Basso, que gan¨® otro Giro despu¨¦s-, por lo que el papel de espa?ol solo contra el mundo -sumen al hermano luxemburgu¨¦s y al ruso, al siciliano Vincenzo Nibali, tercero en el Giro- le corresponde, como casi siempre, a Carlos Sastre, quien este a?o ya ha corrido el Giro (octavo), el Tour (20?) y termin¨® tercero en la Cl¨¢sica de San Sebasti¨¢n, lo que, dicen sus amigos, es un detalle muy importante de su forma. "Si no pensara que puedo ganar, no habr¨ªa venido", dijo el ganador del Tour de 2008, de 35 a?os; "y cuidado conmigo, que soy como un huevo Kinder, lleno de sorpresas".
El papel de espa?oles revelaci¨®n, de ciclistas que enamoren y que hagan pensar que el futuro no es el desierto, les corresponde a dos vascos del Euskaltel: a Igor Anton, el ¨²nico escalador que ha derrotado este a?o a Contador en un cara a cara (Morredero, Vuelta a Castilla y Le¨®n) y a Be?at Intxausti, una perla de 23 a?itos.
Los favoritos
- Frank Schleck (Luxemburgo), 30 a?os, ha corrido la Vuelta dos veces
y su mejor puesto fue el 48? en 2004 (equipo: Saxo Bank, Dinamarca).
- Denis Menchov (Rusia),
32 a?os, ha participado cuatro veces y gan¨® la Vuelta en 2005 y 2007 (Rabobank, Hol.).
- Vincenzo Nibali (Italia), 25 a?os, corre por primera vez la Vuelta (Liquigas, Italia).
- Igor Ant¨®n, 27 a?os, consigui¨® en 2007 su mejor puesto, octavo, en sus cuatro participaciones (Euskaltel).
- Carlos Sastre, 35 a?os
y ocho Vueltas, fue segundo en 2005 y 2007 (Cerv¨¦lo, Sui.).
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