"Delibes gritaba: 'Soy el m¨¢s feliz"
Los 7 hijos, los 18 nietos y los 2 bisnietos de Miguel Delibes, muerto este a?o en Valladolid, se reunieron el otro d¨ªa en un ins¨®lito homenaje ciclista al gran novelista que lanzaba su grito de mayor felicidad cuando bajaba la cuesta que le llevaba desde Sedano, en Burgos, a Molledo, en Santander, donde viv¨ªa su novia ?ngeles, el amor de su vida.
Cuando bajaba esa cuesta, repuesto de la dificultad de la ruta gracias a un bocadillo de chorizo que se com¨ªa en la cumbre, el autor de El camino gritaba, como recuerda su hijo Adolfo: "?Soy el hombre m¨¢s feliz del mundo!"
Es el primer a?o de Sedano sin Delibes; aqu¨ª est¨¢n los hijos, los nietos, los bisnietos; desde hace medio siglo este es el lugar de la felicidad de la familia; la abuela falta desde 1974; dicen que la melancol¨ªa de Delibes viene de esa p¨¦rdida; y con esa melancol¨ªa se fue a la tumba este a?o.
El novelista se fue con una melancol¨ªa; que el estadio Zorrilla no llevara su nombre
La familia no ha querido que el vac¨ªo marque el porvenir, y aqu¨ª est¨¢n, animosos, deportistas, amantes de la naturaleza, risue?os, burlones tambi¨¦n entre ellos, dignos descendientes de un hombre que tambi¨¦n fue todas esas cosas.
Y Delibes fue ciclista, claro, y amante del ciclismo. Aquella excursi¨®n que hac¨ªa para ver a ?ngeles sirve ahora de emblema a una carrera ciclista que han organizado todos y que ha ganado Mateo, el nieto de 10 a?os, y de la que el hijo Miguel ha hecho la cr¨®nica como si estuviera escribiendo del Tour del que don Miguel era devoto.
La llamaron MAX. Primera cl¨¢sica Sedano-Molledo. Max era como firmaba Delibes sus caricaturas; las iniciales significan Miguel, ?ngeles, y la X era el futuro. El futuro son ahora estos ciclistas que hicieron los 100 kil¨®metros de la cl¨¢sica para gritar en la meta lo que el novelista enamorado dec¨ªa cuando ya hab¨ªa vencido su carrera en solitario: "?Soy el hombre m¨¢s feliz del mundo!"
La casa es el caser¨®n que ?ngeles se empe?¨® en tener, para vivir juntos en verano con la numerosa descendencia. De vuelta de un viaje a Chile, Delibes pens¨® que era bueno, adem¨¢s, tener una choza como las de los Andes, y ah¨ª escribi¨® muchos de estos largos veranos que ahora pasan sin ¨¦l, pero siempre con su alargada sombra, la de su risa y tambi¨¦n la de su pesimismo.
En la choza est¨¢n algunos de los libros que le¨ªa, los innumerables term¨®metros con los que controlaba obsesivamente las temperaturas de donde habitara... Abajo, en un prado, oculto por la vegetaci¨®n, est¨¢ la pista de tenis en la que jug¨® incluso cuando ya hab¨ªa pasado los 80 a?os... Deportista y apasionado de cualquier deporte, les dej¨® a los hijos y a los nietos la rabia de que no asistiera al triunfo del f¨²tbol espa?ol en Sur¨¢frica; pero dej¨® tambi¨¦n an¨¦cdotas que los hijos, y sobre todo Elisa, que fue quien se ocup¨® de ¨¦l con la abnegaci¨®n que ¨¦l subray¨® en su testamento, repiten con la diversi¨®n que debieron disfrutar cuando le escuchaban esos chascarrillos. "Qu¨¦ gran tenista Nadal. ?Lo menos que me gusta es que se toque tanto el culo!" Y cuando Nadal fallaba, comentaba: "?Eso es que no se ha tocado el culo!".
Los hijos dicen que era un hombre pesimista. Aqu¨ª est¨¢n, hoy con nosotros, en la paz de Sedano que ¨¦l tanto quiso, Elisa, ?ngeles, Camino, Adolfo; est¨¢n desparramados por el mundo Miguel, Germ¨¢n, Juan y, aparte de los nietos grandes como nuestra compa?era Elisa Sili¨®, est¨¢n los bisnietos, est¨¢ la nieta ?ngeles, los yernos... La nieta ?ngeles, hija de Elisa, que vivi¨® toda la vida con don Miguel acaba de parir. El ni?o iba a ser Mario, como el padre. Ser¨¢ Miguel... Les oyes hablar y escuchas en ellos el eco divertido de un Delibes que aqu¨ª, en estas praderas, es, mucho m¨¢s que el hombre que construy¨® un mundo novelesco desde lugares como Sedano; es el padre que llen¨® la vida de todos ellos a partir de un grito que ahora han repetido, como ¨¦l, subidos a un sill¨ªn: "?Soy el hombre m¨¢s feliz del mundo!"
Ah, y se fue con otra melancol¨ªa: que el estadio Zorrilla no se llamara Miguel Delibes. "?Si Zorrilla ten¨ªa tremenda avenida, y adem¨¢s, cuando ¨¦l vivi¨® no se hab¨ªa inventado todav¨ªa el f¨²tbol!". Delibes era del Valladolid. Y del Madrid, aunque esto no lo dec¨ªa mucho. El d¨ªa de su entierro se enfrentaron, en Zorrilla, los dos equipos de Delibes, y gan¨® el que iba vestido de blanco.
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