Conectar con nosotros Mismos
Una paradoja de nuestra ¨¦poca es que el ser humano es capaz de viajar por el espacio, estudiar la estructura ¨ªntima de la materia o cartografiar su propio mapa gen¨¦tico, pero seguir siendo un desconocido para s¨ª mismo. Nuestra atenci¨®n se proyecta continuamente hacia fuera, fascinada ante la complejidad y los misterios del mundo. Contamos con conexiones f¨¢ciles e instant¨¢neas con el exterior -Internet, televisi¨®n, m¨®viles...-, pero quiz¨¢ no sabemos c¨®mo acceder a nuestro interior.
Descuidar esta conexi¨®n sin duda tiene un precio. Sensaciones de vac¨ªo, sinsentido y confusi¨®n se?alan de manera m¨¢s o menos intensa que se ha perdido ese contacto ¨ªntimo con la propia esencia. Y vivir volcado hacia fuera puede hacer que se pierda una parte importante de la experiencia: la que transcurre dentro.
"Es preciso confiar m¨¢s en la sabidur¨ªa del propio cuerpo. En vez de bloquear sus se?ales, podemos optar por escucharlas"
Las emociones, las sensaciones, los mensajes del cuerpo, los pensamientos, la voz de la intuici¨®n aportan la informaci¨®n m¨¢s constante y directa de que disponemos. Solo desde esta conexi¨®n interna una persona puede estar centrada, sabiendo qui¨¦n es y hacia d¨®nde desea dirigirse.
Una capacidad natural
"Cuando el hombre descubri¨® el espejo empez¨® a perder su alma" (Erich Fromm)
Hay personas que logran mantener viva esa conexi¨®n consigo mismas, e incluso utilizarla para diferentes fines, mientras que para otras supone una sensaci¨®n lejana, casi olvidada. Cuando somos ni?os poseemos esa capacidad de manera natural. Sin embargo, con el tiempo esta comunicaci¨®n puede ser interferida. En esa desconexi¨®n influye, por un lado, la primac¨ªa que se otorga a la raz¨®n por encima de otras funciones como percibir o sentir. Se conf¨ªa en lo que se puede comprobar o palpar, mientras que se relega lo subjetivo a un papel casi insignificante.
Por otro lado, la capacidad de ser conscientes supone un arma de doble filo. Conecta a la persona con su realidad interna, pero tambi¨¦n bloquea lo que no se ajusta a lo establecido.
Vivir desconectado
"Cada d¨ªa sabemos m¨¢s y entendemos menos" (A. Einstein)
Perder esta conexi¨®n conlleva consecuencias. Algunas personas, por ejemplo, descubren en alg¨²n momento que su vida no es lo que quer¨ªan, pues quiz¨¢ se han dejado llevar por las circunstancias sin preguntarse m¨¢s all¨¢. No resulta agradable sentirse un extra?o con uno mismo. Sucede sobre todo cuando alguien busca adaptarse tanto a lo que se espera de ¨¦l o mantener una buena imagen, que termina olvidando qui¨¦n es realmente.
Tambi¨¦n hay personas que escapan continuamente del contacto consigo mismas, llenando sus horas con actividades, relaciones, adicciones... Cuando cesan las distracciones externas y se hace el silencio aparecen con m¨¢s fuerza los miedos o carencias no resueltos.
Crear puentes
A veces, el sufrimiento o la enfermedad implican una entrada r¨¢pida a una mayor conciencia de uno mismo. Sin embargo, es preferible no esperar a encontrarse en una situaci¨®n cr¨ªtica; en cualquier instante, una persona puede empezar a crear puentes que conecten con diferentes niveles de su experiencia interna. Estas son las v¨ªas:
1. El di¨¢logo interior
"El lenguaje es la casa del ser" (Heidegger)
Un primer contacto puede ser observar el di¨¢logo que se mantiene con uno mismo. All¨ª se condensan gran parte de los pensamientos, ideas, preocupaciones y obsesiones que ocupan la mente. Estos di¨¢logos ocurren de manera continua, seamos conscientes o no, y pueden aportar una informaci¨®n valiosa sobre uno mismo. Las palabras, el tono, la manera de expresarse, incluso a nivel interno, ejercen una gran influencia. Nos sentimos muy diferentes al hablarnos de manera cr¨ªtica o despectiva que si predomina un tono comprensivo y tranquilizador. Buscar el silencio o la quietud permite empezar a escuchar ese di¨¢logo.
2. El cuerpo
"He dejado de hacer preguntas a las estrellas y libros; he empezado a escuchar las ense?anzas que me susurra mi sangre" (Hermann Hesse)
A veces vivimos escindidos del cuerpo, considerado com¨²nmente como el hermano tonto de la cabeza. Al no entender sus cambios, su lenguaje, ni el sentido de los s¨ªntomas, se presta poca atenci¨®n a sus mensajes. M¨¢s bien se intentan controlar o tapar esas se?ales cuando resultan molestas u obligan a modificar los planes. Sin embargo, el cuerpo es el canal de conexi¨®n entre el mundo exterior y el interior. A trav¨¦s de ¨¦l experimentamos y percibimos la realidad, y a la vez refleja nuestra historia. Cada s¨ªntoma o manifestaci¨®n corporal dice algo de nosotros.
Quiz¨¢ no podamos comprender siempre sus razones, pero es preciso aprender a confiar m¨¢s en la sabidur¨ªa del propio cuerpo. En lugar de bloquear sus se?ales, se puede optar por escucharlas. En vez de desconectar de las sensaciones, se pueden utilizar como indicaciones ¨²tiles.
3. Las emociones
"Las emociones, cuando se integran con la raz¨®n, nos hacen m¨¢s sabios" (Leslie S. Greenberg)
Tambi¨¦n las emociones han sido consideradas inferiores a la raz¨®n, como un vestigio de nuestra parte m¨¢s primitiva e instintiva. No es de extra?ar que produzca tanto miedo adentrarse en ellas.
La emoci¨®n es ciertamente m¨¢s antigua que la raz¨®n, pues constituye un tipo de inteligencia m¨¢s instant¨¢nea. Si se despierta miedo o rabia, todo el cuerpo se prepara para la acci¨®n, pues ante un peligro real no hay tiempo para pensar. Sabemos que dejarse llevar por la emoci¨®n puede suponer un problema, pero ignorar o reprimir lo que se siente, tambi¨¦n, pues la tensi¨®n emocional acumulada tiende a desbordarse. Una buena medida es mantener una conexi¨®n continua con las propias emociones, lo cual suele ser garant¨ªa de una mayor capacidad para encauzarlas. La emoci¨®n es un indicio que informa de c¨®mo estamos viviendo algo y, bien utilizada, puede ayudar a resolver situaciones o mejorar la relaci¨®n con los dem¨¢s.
4. El inconsciente
"La mente es un profundo oc¨¦ano, pero nosotros solo logramos ser conscientes de la leve espuma de?la superficie" (Henry Laborit)
El inconsciente, m¨¢s all¨¢ de la visi¨®n negativa que a veces se tiene de ¨¦l como un sumidero de impulsos o recuerdos reprimidos, constituye una parcela enorme de la mente (se le atribuye en?torno al 85% de la capacidad cerebral) repleta de posibilidades a¨²n desconocidas.
La mente consciente se encarga de razonar, discriminar, analizar la informaci¨®n y tomar decisiones. La mente inconsciente act¨²a de manera totalmente distinta: controla las funciones involuntarias del organismo, capta y almacena toda la informaci¨®n de los sentidos y contiene la memoria emocional. El psiquiatra Carl Gustav Jung lo defin¨ªa como un pozo inabarcable de informaci¨®n al que es posible asomarse para aprender tanto acerca de uno mismo como del mundo.
Las intuiciones, los sue?os, los momentos de inspiraci¨®n tienden un puente entre consciente e inconsciente. Nuestra mente almacena muchos datos, impresiones y percepciones que no conocemos, pero que en un momento dado pueden aflorar a la superficie. Contamos con una sabidur¨ªa que va m¨¢s all¨¢ de la raz¨®n, y que se muestra de manera m¨¢s clara cuanto m¨¢s conectamos con nosotros mismos.
Mantener el ancla
"No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo" (Juan Ram¨®n Jim¨¦nez)
Conectar significa unir, establecer una comunicaci¨®n. Hemos llevado muy lejos nuestra capacidad intelectual, pero quiz¨¢ hemos olvidado que existen otros medios para aprehender la realidad: la inteligencia del cuerpo, de las emociones, del inconsciente? Se trata de conocimientos simplemente diferentes, complementarios a la raz¨®n. Cada persona puede buscar en su interior la sensaci¨®n de estar conectada. Quiz¨¢ recuerde un momento en que se sent¨ªa especialmente relajada y l¨²cida. Estar en contacto con uno mismo es como mantener un ancla que permite mantener la calma y firmeza interior.
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