Pedirle la paga a la Comunidad
M¨¢s de 3.000 adultos est¨¢n tutelados por la Administraci¨®n - La mayor¨ªa padece alguna enfermedad mental y su n¨²mero aumenta un 20% cada a?o
A Eduardo, que hoy tiene 35 a?os, se le junt¨® todo. Las drogas, los delirios, las alucinaciones, la compra compulsiva... Perdi¨® hasta el ¨²ltimo euro y se endeud¨® en alguno m¨¢s. Un juzgado le declar¨® incapaz de regir sus bienes hace dos a?os y medio. Fue su madre la que, desbordada, acudi¨® a la justicia en busca de ayuda. Eduardo pas¨® a estar tutelado por la Comunidad de Madrid. Cuenta que la jueza le pregunt¨® si era eso lo que quer¨ªa. "Dije que s¨ª, me di cuenta de que necesitaba apoyo". Y hoy, pr¨¢cticamente recuperado, con una vida ordenada y activa, es quiz¨¢ la persona de la que Carlos Zori, gerente de la Agencia Madrile?a de Tutela de Adultos (AMTA), est¨¢ m¨¢s orgulloso. "Ha ido saliendo ¨¦l solo", afirma.
La agencia de tutela gestiona pensiones por valor de 12 millones de euros
Por lo que cuentan ambos, no ha debido de ser f¨¢cil. Al principio, Eduardo ten¨ªa que ir cada d¨ªa a la agencia a recoger la parte proporcional de su pensi¨®n. Era la ¨²nica forma de que no se la ventilara en una tarde. Le buscaron alojamiento, actividades, hasta un voluntariado. En enero le dieron el alta en el CAI (Centro de Atenci¨®n Integral) donde le trataban de su adicci¨®n. Ahora va cada 15 d¨ªas a por su dinero. Sonr¨ªe al contar que ya tiene ahorros. En breve podr¨¢ pagar el ¨²ltimo pr¨¦stamo. Y entonces, la trabajadora social de la agencia valorar¨¢ si puede volver al juzgado a revocar la tutela. El siguiente paso es la curatela: tendr¨¢ capacidad de obrar, pero limitada. "Llevo mucho tiempo bien y me siento m¨¢s seguro, pero prefiero que la agencia siga gestion¨¢ndome el dinero", explica.
El de Eduardo es un caso excepcional. El perfil de las personas tuteladas por la AMTA corresponde a una mujer de entre 50 y 59 a?os. Dos de cada tres tutelados viven en residencias o en centros psiqui¨¢tricos. El resto, los que viven en domicilios, son los que acuden regularmente a la agencia, a por dinero o a reunirse con el trabajador social que lleva su evoluci¨®n. Ayer, martes, era d¨ªa de paga. Decenas de personas esperaban su turno en las oficinas de la agencia, en la calle Gran V¨ªa.
Abogados y trabajadores sociales se encargan de proteger jur¨ªdica, social y econ¨®micamente a las 3.370 personas que est¨¢n ahora bajo tutela de la Administraci¨®n madrile?a. "Es un concepto un poco fuerte", dice Mar¨ªa Jes¨²s Lumbreras, una de las abogadas, respecto a la declaraci¨®n de incapacidad. "Es la muerte civil de la persona". No pueden regir sus bienes, ni tomar decisiones. Sin embargo, no es irreversible. "Puede ser objeto de revisi¨®n mediante informes m¨¦dicos y la supervisi¨®n de un fiscal", se?ala.
A su espalda tiene dos grandes paneles de los que cuelgan centenares de llaves. "Son de las casas de los tutelados. Hay que mantenerlas, pagar la comunidad, alquilarlas si no viven en ellas para que generen ingresos", explica Zori. La agencia gestiona unos 350 domicilios. Solo en pensiones, administra 12 millones de euros. Pero el dinero es solo una de las muchas cosas de las que se encargan. "Dependiendo de las necesidades, les dise?amos una vida nueva", afirma Teresa Criado, una de los 10 trabajadores sociales del centro. Y cada caso es diferente: "Vienen personas con mucho dinero al que su familia est¨¢ metiendo mano. En ese caso, nosotros tenemos que bloquear cuentas. Y tambi¨¦n gente que est¨¢ en la calle, que no tiene nada".
La mayor¨ªa de las personas tuteladas -8.000 en los 15 a?os que lleva funcionando la agencia- padece una enfermedad mental y/o discapacidad intelectual (34%), demencia (33%), psicosis o esquizofrenia (22%). Y cada vez son m¨¢s, se?ala Zori. Las tutelas aumentan un 20% cada a?o. Hay casos incre¨ªbles, como el de una se?ora mayor a la que un hijo hab¨ªa obligado a firmar un pr¨¦stamo hipotecario de 600.000 euros sobre una casa en Puerta de Hierro. La mujer cobraba 1.000 euros de pensi¨®n. Cuando el juez otorg¨® la tutela a la agencia, ya era demasiado tarde. Perdi¨® la casa. Ahora vive en una residencia. Zori relata tambi¨¦n el caso de una mujer ap¨¢trida, que dice llamarse Sharon. Sufre delirios y lo ha olvidado todo. "Estamos en el proceso de ponerle apellidos". Hasta de eso se ocupan.
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