?Qu¨¦ fea su jeta, qu¨¦ guapo su voto!
La derecha no quiere ser juzgada por la violencia de sus defensores medi¨¢ticos, pero corre a embolsarse los votos de esa extrema derecha. Mientras, la izquierda no quiere parecer de izquierdas
Jos¨¦ K. est¨¢ complacido porque ha acertado con el jipijapa y la guayabera, que con este verano que nos ha ca¨ªdo va a amortizar de largo. Est¨¢ ¨ªntimamente satisfecho, adem¨¢s, porque estaba a punto de sucumbir y comprarse un iPhone 4 para echar a su nuevo zurr¨®n y presumir de moderno con sus amigos del cuaternario, cuando apareci¨® en televisi¨®n aquel sinverg¨¹enza, Jobs de apellido, para reconocer que el aparato no se oye. Chulo y fanfarr¨®n, vino a decirnos que no sabemos llamar por tel¨¦fono. Steve presumir¨¢ de moderno pero no pasa de ser un charlat¨¢n, un ca?ahueca y un barbull¨®n presuntuoso y delincuente. Si una empresa que fabrica tel¨¦fonos, los saca al mercado y no funcionan, se retiran, se piden disculpas y se invita a la concurrencia.
Jos¨¦ K. defiende la falacia, el grosor de los insultos, el hocicar de los representantes ib¨¦ricos
En la maledicencia y el 'chicharreo' somos como La Roja: campeones universales. O¨¦, o¨¦, o¨¦
Ya en su bar acostumbrado, abre su peri¨®dico -porque es suyo, y muy suyo-, y no puede por menos que levantar sentidas plegarias hacia los buenos y generosos dioses, en este caso Al¨¢, porque las inundaciones que han costado la vida a miles de paquistan¨ªes, centenares de ni?os entre ellos, y arrancado de sus miserables casas a varios millones, haya afectado tan solo a sun¨ªes y chi¨ªtas, que saludaban amablemente a las aguas que les destru¨ªan: Salam aleikum (la paz -del se?or- sea contigo), dec¨ªan, Aleikum Salam, respond¨ªan las turbulencias. Gentes tan religiosas, pues, est¨¢n muy agradecidas a todas las divinidades por tantos y tantos bienes como les procuran: los iraqu¨ªes, all¨¢ se las compongan tras haberles roto hasta el espinazo; los iran¨ªes, lapidemos cuanto podamos, o los afganos, d¨¦jennos en la paz del opio y el burka.
Pero quiz¨¢ alguien crea, a Jos¨¦ K. se le encocoran los adentros, que estas cosas de los dioses solo cuentan en pa¨ªses dominados por Al¨¢ y su profeta Mahoma. De eso nada, advierte. Ah¨ª tienen ustedes, por ejemplo, a esos aut¨¦nticos y genuinos americanos enrollados en la bandera del Tea Party, tan religiosos y fan¨¢ticos como el que m¨¢s, enemigos ac¨¦rrimos no ya del islam y cualquier cosa que se le aproxime, sino de cualquier modernizaci¨®n que se pretenda de la Biblia, libro sagrado ante el que los poderes p¨²blicos deben postrarse de rodillas.
A Jos¨¦ K. le fue dado conocer, gracias a alg¨²n joven amigo que se los ense?¨® en YouTube, los nombres y las palabras de Glenn Beck o Sean Hannity, de la cadena Fox, propiedad del grupo Murdoch, a quien aconseja Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, siempre y cuando no tenga que viajar a Melilla en misi¨®n civilizadora.
Asumen las palabras de una de sus gu¨ªas, Sarah Palin, aquella gobernadora ignorante que opt¨® a la vicepresidencia con el republicano Mac Cain frente a Obama: "Seguiremos enganchados a la religi¨®n, a las pistolas y a la Constituci¨®n". El Tea Party conmemora el boicoteo de un cargamento de t¨¦ en Boston, en 1773, de los patriotas norteamericanos frente a los colonizadores ingleses en protesta por los impuestos. Cierto que entre aquellos dem¨®cratas no hab¨ªa ning¨²n negro, demasiado ocupados en cosechar algod¨®n o tabaco para sus amos, o en sobrevivir a las enfermedades de los barcos en los que eran trasladados como animales para trabajar en los campos de Georgia o Alabama. En estos momentos, el sofisticado pensamiento que mejor cuadra a los tea party, es "echen a ese mono comunista de la Casa Blanca". ?Molesta este movimiento a los republicanos? O mejor, ?molesta a quienes sustentan a los republicanos? M¨¢s bien nada, porque varios de ellos van a presentarse por sus listas.
Cavilando en estas cosas, Jos¨¦ K. se viene a Espa?a, que le reclama. ?Esta caterva de cantama?anas, palabreros y prosadores de churro, zarajo y manteca color¨¢ que nos agobia todo el d¨ªa y desde todos los ¨¢ngulos, son menos reaccionarios que aquellos de la hamburguesa y el ketchup? En absoluto. Jos¨¦ K. defiende con vehemencia la calidad de la falacia, el grosor de los insultos, el hocicar de nuestros representantes ib¨¦ricos, capaces de competir en barbarie y groser¨ªa con cualquier representante mundial de la brutalidad. No hace falta m¨¢s que escuchar algunos remedos de radios, ver ciertas imitaciones de peri¨®dicos o disfrutar con determinados chiringuitos, autodenominados jactanciosamente plat¨®s de televisi¨®n. En la maledicencia y el chicharreo, somos como La Roja: campeones universales. O¨¦, o¨¦, o¨¦.
Y Jos¨¦ K. vuelve a preguntar: ?molestan a la derecha, autointitulada democr¨¢tica y centrista, estos boquirrotos reaccionarios? ?Se sienten inc¨®modos con ellos, les salen sarpullidos en su cercan¨ªa como a cualquier persona decente? Se responde Jos¨¦ K.: no, nada, en absoluto. Y ya pueden decir o escribir lo que se les antoje, que la realidad les tumba y los hechos, unos detr¨¢s de otros, los sepultan. En esos micr¨®fonos y ante esas c¨¢maras sus dirigentes comparecen un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n, dej¨¢ndose querer, para sonre¨ªr y asentir, alegremente, ante la salvajada del g¨¢rrulo. "Haga usted el gasto de la barbaridad", se dicen, "pero venga para la faltriquera el voto de sus fan¨¢ticos seguidores". Ensucien el 11-M, trasteen con las v¨ªctimas del terrorismo y ETA, enreden con Marruecos, maniobren en los mercados, que ya nos viene bien. Como tanto hay de provecho para la misma derecha en el proceder de jueces retr¨®grados que a¨²n viven en la Edad Media y confunden religi¨®n y Estado, ayudando a que una ileg¨ªtima tercera C¨¢mara se cargue cualquier reforma progresista.
A estas alturas de la vida, suya y de la democracia, Jos¨¦ K. duda de si alguna vez fue acertado aquel razonamiento, nacido en la Transici¨®n, de que era bueno que AP -el PP- taponara una extrema derecha como la francesa de Le Pen. Ahora se pregunta: ?Y no ser¨¢ peor que esta derecha glotona que padecemos se haya zampado el centro, la derecha y la extrema derecha? Animal tan crecido tras tanto alimento, cual gigantesco Argentionosaurus, ?no acabar¨¢ por deglutirnos como el monstruo que es? Jos¨¦ K., en noches de frescor, piensa que a lo mejor, solo a lo mejor, explotar¨¢ por tragant¨®n como los dragones de los cuentos...
Y mientras, aqu¨ª tenemos a este vibrante Gobierno de izquierdas, defensor de los d¨¦biles y azote de los poderosos, recita nuestro hombre antes de que le d¨¦ el ataque de risa ante la en¨¦sima negativa de la vicepresidenta econ¨®mica a tocar los dineros a los ricos, pobres criaturas, un yate de menos eslora, un Ferrari de menos caballos.
Destrozados como estamos por una terrible ret¨®rica antiestatal, primero, antigubernamental, despu¨¦s, y antisocialista, finalmente, el partido en el poder aguarda en estado ectoplasm¨¢tico a un oto?o de rayos y centellas: elecciones catalanas, presupuestos, reforma laboral... Eso s¨ª, a la orden para admitir las sabias recomendaciones de cualquier ablandabrevas del Financial Times o el Wall Street Journal -otra vez Murdoch, otra vez Aznar-, que sople en contra de Espa?a para la defensa heroica del libre mercado. Jos¨¦ K. pide que la inteligencia espa?ola -incluidos ministros, banqueros y altos directivos- admita que en el Wall Street Journal puede haber el mismo n¨²mero de majaderos, grosso modo, que, por ejemplo, en Le Monde Diplomatique. Pura ley de probabilidades.
Puestos en cosas de yanquis, Jos¨¦ K. quiere acabar con sendas citas de norteamericanos. Paul Krugman: "As¨ª que plant¨¦enselo de esta manera: para evitar la posibilidad de que se produzcan futuros recortes de las prestaciones debemos recortar las prestaciones futuras". Reconvertido en Forges, remata: "Estupendo". John B. Judis: "Cuando la opini¨®n p¨²blica estaba en pie de guerra, Obama no se ceb¨® lo suficiente" con los causantes de la crisis. Y a¨²n otra: "Obama no parece darse cuenta de que la demagogia viene siendo una parte indeleble de la mentalidad pol¨ªtica estadounidense, y aquellos que se sienten inc¨®modos haciendo llamamientos populistas... ven las consecuencias en las urnas". Cambien, cambien nombres.
(Jos¨¦ K. se aleja con las manos ocupadas. En la derecha lleva una bacinilla, para lo de Camps, mientras se muerde la izquierda para no hablar del PSOE de Madrid).
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