Bicho raro
A veces ocurre que tratando de calibrar cu¨¢l es mi opini¨®n sobre un debate me doy cuenta de que pienso una cosa y su contraria, y esa falta de firmeza en un pa¨ªs donde solo cabe ser cristiano viejo o hereje me arroja a la condici¨®n de bicho raro. A principios de verano, cuando la actualidad pol¨ªtica palidec¨ªa y Espa?a hab¨ªa decidido abandonarse a s¨ª misma, salt¨® la liebre: el presidente ten¨ªa una favorita para la presidencia madrile?a y deseaba que el actual candidato abandonara, sin rechistar, sus aspiraciones. Este peri¨®dico cedi¨® sus tribunas a los defensores de uno y de la otra, y quien esto escribe, trat¨® de decantarse preguntando aqu¨ª y all¨¢, a expertos o a simpatizantes del PSOE. Para unos lo sensato era darle la oportunidad a un candidato que lleva a?os trabaj¨¢ndose el puesto; para otros lo sensato era poner a la cabeza a alguien con capacidad de arrebatarle el trono a la imbatible Esperanza. Para m¨ª, lo cabal es fiarme a ciegas del ¨²ltimo con el que hablo porque, francamente, hasta el momento las ideas de los candidatos han brillado por su ausencia. Los conocemos por los gestos de precampa?a: abrazos a militantes de base y campechan¨ªa. Aunque, bien mirado, tal vez eso de las ideas sea una cosa obsoleta. Me le¨ª a conciencia, con deseos de entender, un reportaje laborioso que se public¨® sobre las distintas familias socialistas madrile?as y acab¨¦ con la cabeza modorra: los acostistas, los guerristas, los... No llegu¨¦ a saber qu¨¦ es lo que persigue cada grupo, salvo, por descontado, el poder.
No desprecio la simpat¨ªa ni la amabilidad, ni en la pol¨ªtica ni fuera de ella, pero quiero creer que nos enteraremos alguna vez de cu¨¢l es la verdadera diferencia entre estos dos candidatos, m¨¢s all¨¢ de lo que diga una encuesta interna de partido, y que lo que se decida sea por el bien no ya de los socialistas sino de los ciudadanos.
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