Se pierde un 'corot' en una misteriosa noche de juerga
El due?o demanda a un intermediario quien, borracho, extravi¨® el cuadro
Mezclar negocios con alcohol no suele ser la mejor de las ideas. Aunque las consecuencias que algo as¨ª pueden acarrear no suelen pasar de perder la cartera, hay tambi¨¦n quien extrav¨ªa, por ejemplo, un cuadro valorado en un mill¨®n de euros. Le ocurri¨® recientemente a un neoyorquino llamado James Carl Haggerty, empleado de una firma que alquila aviones privados. Su amigo Tom Doyle, copropietario del cuadro Retrato de una ni?a, del impresionista Jean-Baptiste-Camille Corot, le hab¨ªa ofrecido 25.000 d¨®lares para que ejerciera de intermediario en la venta del lienzo.
Seg¨²n la denuncia presentada por la tambi¨¦n propietaria Kristin Trudgeon ante el Tribunal Supremo de Nueva York, y recogida ayer por la prensa estadounidense, Doyle acudi¨® el 28 de julio con el cuadro a una cita con el marchante ingl¨¦s Offer Waterman en su oficina del Empire State Building, adonde tambi¨¦n acudi¨® Haggerty. El comprador potencial examin¨® atentamente el retrato, fechado en 1857 y perteneciente hasta hace tres a?os a la colecci¨®n del Hammer Museum de Los ?ngeles, y solicit¨® analizarlo con luz ultravioleta para cerciorarse de su autenticidad.
El lienzo del pintor impresionista est¨¢ valorado en un mill¨®n de euros
Haggerty sali¨® del hotel con la tela bajo el brazo y dando tumbos
Esa misma tarde Doyle llev¨® el cuadro a un restaurante, donde se encontr¨® con Haggerty, a quien le encomend¨® que llevara el lienzo a Waterman, que se hallaba en su hotel. All¨ª, mientras el aspirante a propietario lo examinaba y se discut¨ªan los detalles del posible negocio, Haggerty se tom¨® varias copas.
Hacia las 23.30, el marchante se retir¨® a su habitaci¨®n. Haggerty dej¨® el cuadro en la recepci¨®n del hotel y regres¨® al bar. Una hora y media m¨¢s tarde, con esa ligereza que provoca el exceso de alcohol, Haggerty sal¨ªa del hotel con el cuadro bajo el brazo, como desvelan las c¨¢maras de seguridad del establecimiento, que le grabaron tambale¨¢ndose y tropezando con el portero. Dos horas m¨¢s tarde, entraba en el portal de su casa pero esta vez, sin el lienzo. A la ma?ana siguiente, cuando habl¨® con Doyle, le confes¨® que no ten¨ªa el cuadro y que "no pod¨ªa recordar d¨®nde hab¨ªa estado la noche anterior porque hab¨ªa bebido demasiado", seg¨²n se recoge en la denuncia.
El cuadro extraviado podr¨ªa haberse quedado en el maletero de un taxi, en otro bar o, qui¨¦n sabe, quiz¨¢s detr¨¢s del extrav¨ªo haya una oscura historia para cobrar su seguro. Lo ¨²nico que parece claro es que, aunque la obra reapareciera, el posible comprador ya no est¨¢ interesado en adquirirlo: "Despu¨¦s de volver a verlo aquella noche en el hotel, Waterman perdi¨® el inter¨¦s en el lienzo", explic¨® su abogado.
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