Cultura de la miscel¨¢nea
Muy pronto, los peri¨®dicos dejar¨¢n de presentarse por secciones. Y las televisiones o las radios y todos los dem¨¢s medios, de comunicaci¨®n o no.
Un mundo dividido en secciones es un mundo concebido a imagen y semejanza de la m¨¢quina newtoniana mientras que a un mundo complejo como el presente solo le conviene un sistema en constante interacci¨®n, alteraci¨®n, confusi¨®n y copulaci¨®n.
As¨ª como, respecto al cuerpo carece de pertinencia tratar de diagnosticar sus patolog¨ªas sin tener en cuenta las interrelaciones ps¨ªquicas y org¨¢nicas, interiores y colectivas, nada se entender¨ªa bien desmontando su composici¨®n como un mecano.
Los n¨®dulos de mayor importancia se guisan entre resortes multifuncionales que no son sino, como en las redes sociales y otras redes, una mixtura donde cabe lo bueno y lo malo, lo necesario y lo noble, el rojo y el negro, la velocidad y la afectividad.
El mundo se presenta hoy como un bazar abigarrado, dentro y fuera de Internet
Con gran frecuencia los fen¨®menos actualmente estallan sin apenas proceso y casi enseguida todos parecen remedos del terrorismo, sea en las quiebras econ¨®micas, en las enfermedades contagiosas o en los tsunamis.
Al contrario de los departamentos, recortados y estancos que defin¨ªan un tiempo racional obsesionado por la clasificaci¨®n y el orden, el mundo se presenta hoy como un bazar abigarrado, dentro y fuera de Internet.
Definir, acotar, determinar, fueron las aspiraciones para catalogar y dominar los componentes del entorno moderno y tambi¨¦n para concretar el aprovechamiento de sus recursos. Tanto los pecados como las virtudes pose¨ªan no solo nominaci¨®n sino tambi¨¦n grados y recetas. Igualmente los pa¨ªses se apasionaban por los nacionalismos diferenciales y los matrimonios por su constante indisolubilidad formal.
El empe?o por crear "partidos", clases, castas, sectas, secciones y escisiones es coherente con una idea que prefer¨ªa la enumeraci¨®n a la integraci¨®n. Sin embargo, en la medida en que el mundo ha tendido a la mezcolanza global, el abigarramiento y la movilidad la ciencia ha dejado de creer en los c¨¢nones del robot o de los maniqu¨ªes.
?Secciones en los peri¨®dicos? ?Puede llamarse cultura solo al cine, la literatura, el teatro, la m¨²sica, las artes pl¨¢sticas y ya est¨¢? ?C¨®mo no asumir que hay una miscel¨¢nea de todo en el todo? ?C¨®mo apartar la cultura que altera a la ciencia o la ciencia que, a trav¨¦s de la t¨¦cnica, altera la cultura?
?El f¨²tbol? ?No es lo mismo la cultura de un espacio con o sin f¨²tbol, con o sin corridas, con o sin cine? El fen¨®meno planetario del mundial de f¨²tbol puso en evidencia de que la cultura no puede prescindir de ¨¦l. No puede pensar el deporte como una secreci¨®n del tiempo libre sino que, precisamente, tanto la libertad como ira, la belleza como la raz¨®n, la suerte o las fantas¨ªas, se hallan en una apretada relaci¨®n con la creatividad, su triunfo o su fracaso en todos los campos.
?Ser cultos? ?En qu¨¦? M¨¢s que especializarse en lo culto, lo oportuno es diversificarse en la confusi¨®n de la cultura, m¨¢s que definirse en una versi¨®n, lo supremo es la diversi¨®n continua. Diversi¨®n en todas las direcciones posibles y err¨¢ticas, como encarna el modelo general del terrorismo simbolizado tanto en el estallido de una nueva gripe A o en el resultado sorpresa, en la crisis sin cabeza visible y en el pol¨ªtico voluble, liviano o sin cabeza.
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