Los peligros de Carmen
No es f¨¢cil innovar con Carmen. A esta gitana rebelde, mano le ha metido el ballet cl¨¢sico, el contempor¨¢neo, el hip hop, el experimental, el tango y, desde luego, el flamenco. No es que tenga muchos clich¨¦s, es que es un clich¨¦ en s¨ª misma, un icono de popularidad extrema sobre el que resulta dif¨ªcil decir nada nuevo. La Carmen de A¨ªda G¨®mez, estrenada anoche en Madrid, no pasar¨¢ a la historia como la que ha cambiado el estado de las cosas. La ex directora del Ballet Nacional de Espa?a acomete con su compa?¨ªa un montaje limpio, sobrio y sin excesos ni graves carencias, en el que el veterano Emilio Sagi aporta austeridad desde una puesta en escena con acento crom¨¢tico y ella misma como core¨®grafa, una comedida sobriedad. Tiene hallazgos de composici¨®n, especialmente en los momentos corales. Fluye con rapidez y sin tropiezos narrativos. Est¨¢ bien contada y mejor bailada por un equipo profesional y solvente. Entretiene. Pero no conmueve, no sabe llegar a la m¨¦dula emocional ni desde la narrativa ni desde el flamenco. Ciertamente lucha por huir de los lugares comunes, pero en realidad no hace aportaciones serias. La inclusi¨®n de una cigarrera embarazada por aqu¨ª, un travest¨ª barbudo fuera de lugar m¨¢s all¨¢ (que, encima, cobra un exceso de protagonismo) o esas sombras y mantos negros que vaticinan tragedia son ocurrencias, algunas v¨¢lidas, pero no aut¨¦nticas aportaciones sobre una historia, un tema y una m¨²sica que probablemente est¨¢n demasiado instauradas en el inconsciente colectivo. Y contra su propuesta (y la de todas las Carmen por venir), atentan las expectativas de una audiencia que sabe de antemano todo lo que va a ocurrir, un p¨²blico que ya no se va a sorprender porque ella muera al final.
CARMEN
Compa?¨ªa de A¨ªda G¨®mez. Direcci¨®n art¨ªstica, coreograf¨ªa e interpretaci¨®n: A¨ªda G¨®mez. Direcci¨®n de escena: Emilio Sagi. M¨²sica: Bizet / Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez. Intervienen: Christian Lozano, Eduardo Guerrero. Teatros
del Canal, 1 de septiembre de 2010.
Est¨¢ bien contada y mejor bailada, pero no llega a la m¨¦dula emocional Uno de los grandes aciertos est¨¢ en la iluminaci¨®n expresiva
La Carmen de G¨®mez es un montaje profesional, est¨¢ndar, comercial, eficaz y sin complicaciones, con un Escamillo (Eduardo Guerrero) que es m¨¢s flamenco que torero, un Don Jos¨¦ minimizado y una Carmen que es m¨¢s sexy que fiera. G¨®mez tiene un abanico de herramientas esc¨¦nicas, virtudes flamencas y una sensualidad que sabe explotar, pero le funcionan bien en escenas como la del dueto en el que va literalmente atada al dominante Don Jos¨¦ por una cuerda, en el que es con diferencia su mejor momento y tambi¨¦n el mejor momento de la velada. Pero encaja con menos tino en los episodios m¨¢s exigentes con la interpretaci¨®n, como la pelea de las cigarreras, en la que ni ella ni el conjunto femenino consiguen la tensi¨®n necesaria, en buena medida, por culpa de un flamenco excesivamente posado, estudiado y estilizado que ignora los requerimientos dram¨¢ticos. En lo externo a lo coreogr¨¢fico, la mezcla de la m¨²sica harto conocida de Bizet con los fragmentos de ese jazz flamenco creado por Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez termina por no ser del todo coherente y aunque uno de los grandes aciertos del montaje est¨¢ en esa iluminaci¨®n expresiva que suple con elegancia la desnudez escenogr¨¢fica, hay un abuso del rojo, el color m¨¢s obvio para Carmen.
Los aplausos finales del p¨²blico, generosos sin llegar a la ovaci¨®n, fueron interrumpidos por la compa?¨ªa que, al final del todo, se peg¨® un jaleo espont¨¢neo y fresco, con potentes solos miniatura de los protagonistas, que result¨® mucho m¨¢s emocionante y visceral que toda la propuesta. Y un poco tarde descubrimos aqu¨ª el potencial huracanado del bailaor Christian Lozano, que solt¨® en estos breves minutos de franco lucimiento una fuerza, pasi¨®n y seguridad que, lamentablemente, no sac¨® a relucir en casi ning¨²n momento de su opaco Don Jos¨¦.
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