El reverso de la ilusi¨®n
Han coincidido dos vol¨²menes de cuentos firmados por dos escritores neoyorquinos poco conocidos aqu¨ª aunque ambos sean muy representativos de la literatura de la segunda mitad del XX. La publicaci¨®n, en 1969, de Going Places (De aqu¨ª para all¨¢) le vali¨® a Leonard Michaels elogiosas cr¨ªticas que lo aupaban a la altura de los m¨¢s grandes escritores estadounidenses de su ¨¦poca. No era para menos. Aquellos relatos rajaban, haci¨¦ndolas trizas, algunas de las "estampas" m¨¢s id¨ªlicas y convencionales con las que, tras la Segunda Guerra Mundial, se hab¨ªa construido cierta imagen de Am¨¦rica como entidad. En los cuentos de Leonard Michaels, en lugar de risue?as im¨¢genes doradas emergen otras que desnudan aquellas estampas y desvelan la perversidad moral que puede cobijar una conducta irreprochable, las trampas de la autoridad, la tiran¨ªa de los instintos, la irreparable secuencia orden-violencia..., en historias de abusos y abandonos, de soledad y neurosis, de desencuentros y extrav¨ªos, de crueldad absurda. Hay una tensi¨®n extraordinaria en estos cuentos que traen al mismo plano una doble realidad, la superficial y la tapada, y que exploran los sentimientos hasta la exasperaci¨®n, sin descuidar "el hombre f¨ªsico". El resultado es la imagen astillada de un mundo alucinado y convulso, de una dureza que -como cabe esperar- tambi¨¦n empapa el lenguaje. Aunque se haya comparado a Michaels con Phillip Roth y Samuel Bellow por su com¨²n ascendencia jud¨ªa, lo cierto es que su temperamento y su talante literarios encajaban mejor con otros referentes, como el esp¨ªritu de los beat y la contracultura de los sesenta y, a ratos, con la filmograf¨ªa de Woody Allen. En este sentido, recomiendo a los lectores que empiecen leyendo el relato de corte autobiogr¨¢fico 'En los a?os cincuenta' (de su segundo libro, Los habr¨ªa salvado si hubiese podido, 1975), perfecto en lo que tiene de cr¨®nica de formaci¨®n de una generaci¨®n (o al menos del segmento rebelde e inconformista de aquella juventud). Tambi¨¦n quiero destacar algunos otros de registros muy distintos: 'El jard¨ªn de Trostky' (casi una vi?eta l¨ªrica) y 'El sombrero de Annabella' (sobre las relaciones de Byron y su hermana), 'Viva la Tropicana' (deliciosas aventuras de intriga y acci¨®n en la Cuba castrista) o 'Cu¨¦ntamelo todo' (una divertida parodia de los eruditos que confeccionan exitosos thrillers hist¨®ricos).
Los cuentos
Leonard Michaels
Traducci¨®n de Aurora Echevarr¨ªa
Barcelona. Lumen, 2010
576 p¨¢ginas. 27,90 euros
Once maneras de sentirse solo
Richard Yates
Traducci¨®n de Luis Murillo Fort
RBA. Barcelona, 2010
250 p¨¢ginas. 19 euros
Posiblemente el modo m¨¢s directo de presentar al escritor neoyorquino Richard Yates sea mencionando V¨ªa revolucionaria (1961), su primera novela recientemente llevada a la pantalla por Sam Mendes, con la que tan estrechamente unidos est¨¢n los relatos Once maneras de sentirse solo, escritos a lo largo de los a?os cincuenta y publicados en 1962. Como Michaels, Yates fija su mirada en el reverso del sue?o americano, si bien sus historias resultan algo menos ¨¢cidas, o m¨¢s soportables, tanto por el humor que las impregna como por las situaciones que recrean y los personajes que las protagonizan: seres anodinos y mediocres, de vidas recortadas que transcurren en una especie de ordenada rotaci¨®n y que aceptan ya como ¨²nico horizonte el tedio, la ordinariez, la vacuidad, la derrota, la mentira o el dolor. Del conjunto, los que arrojan una visi¨®n m¨¢s dolorosa y pat¨¦tica son, sin duda, los veteranos de la II Guerra Mundial: hombres recluidos en el peculiar microcosmos -a caballo entre el limbo y la c¨¢rcel- de la unidad de tuberculosos de un hospital o que deambulan por las noches callejeando desnortados como el ex hombre BAR (Browning Automatic Rifle), que sacude su frustraci¨®n sum¨¢ndose al piquete que hostiga y arremete a los detenidos durante las purgas de McCarthy, "con el infinito alivio de la misi¨®n cumplida. Los que nos hacen re¨ªr sin mayores sobresaltos... .
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