Gitanos en Francia
Las expulsiones populistas de Sarkozy abren un frente judicial interno y otro con la UE
Ante la proximidad del abismo, las democracias suelen activar medidas, muchas veces judiciales, que lo evitan in extremis. Ocurre en EE UU frente a las pulsiones ultraconservadoras. Y ahora sucede en Francia, donde un modesto tribunal administrativo de Lille ha anulado siete ¨®rdenes de expulsi¨®n de gitanos dictadas por el Gobierno, por considerar que no suponen ninguna "amenaza al orden p¨²blico". Una gota de agua en la catarata de expulsiones en lo que va de a?o de ciudadanos de etnia gitana que, seg¨²n el Gobierno de Par¨ªs, est¨¢n en el pa¨ªs ilegalmente.
La decisi¨®n judicial desmantela la presunta justificaci¨®n de la pol¨ªtica antigitana emprendida por los ministros de Nicolas Sarkozy, en una ins¨®lita furia de dudosa legalidad que la Uni¨®n Europea empieza a cuestionar por antidemocr¨¢tica. Hasta el punto de que la Comisi¨®n ha pedido informaci¨®n adicional a Par¨ªs sobre c¨®mo se est¨¢ aplicando la legislaci¨®n comunitaria en la materia. Y es que el desmantelamiento de los campamentos gitanos se acompa?a de un proyecto de reforma legal del Gobierno conservador por el cual se discriminar¨¢ a los nacionales de origen exterior, quit¨¢ndoseles en determinados casos la ciudadan¨ªa, como si esta fuera un privilegio otorgado y no un derecho adquirido. Es la vuelta del calcet¨ªn de la democracia francesa y el aniquilamiento de algunos de los grandes valores que han hecho de Francia palad¨ªn de las libertades y de la acogida a los diferentes.
La deportaci¨®n de gitanos rumanos y b¨²lgaros, aunque sea formalmente voluntaria, resucita la Francia m¨¢s oscura. Y solo porque el presidente Sarkozy busca argumentos populistas que le rescaten de su anorexia en los sondeos; y acierta a encontrarlos en una panoplia de medidas autoritarias que confunden inmigraci¨®n e inseguridad o que buscan chivos expiatorios externos para mitigar el malestar del pa¨ªs, como el ataque a los organismos internacionales que vienen criticando la decisi¨®n francesa. O los o¨ªdos sordos a la posici¨®n liberal y valiente de la Iglesia cat¨®lica en este asunto.
Salvo excepciones, pol¨ªticos e intelectuales no han dado la talla en la denuncia de los hechos. Pero no se sabe si al final lo peor ser¨¢ la gravedad del atropello o la simple ineficacia. Algunos expertos auguran que las expulsiones de nada servir¨¢n, pues los gitanos volver¨¢n a sus campamentos, como ha sucedido antes. A la inmoralidad se sumar¨ªa entonces el rid¨ªculo.
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