A la b¨²squeda del silencio
Ram¨®n Andr¨¦s se sumerge en los m¨ªsticos con 'No sufrir compa?¨ªa'
El ruido siempre ha perturbado al ensayista, poeta y m¨²sico Ram¨®n Andr¨¦s (Pamplona, 1955). Empez¨® a conocer y entender el mundo a trav¨¦s del sonido, de la m¨²sica. Despu¨¦s de los a?os, la m¨²sica le sigue sirviendo tanto o m¨¢s que al principio, pero su necesidad de silencio ha cambiado, ya no solo es la ausencia de ruido, ahora reclama el silencio mental, de esp¨ªritu, el que, dice, permite "pensar desde un orden". Esta necesidad le ha llevado a sumergirse en los escritos sobre el silencio de los m¨ªsticos espa?oles de los siglos XVI y XVII, que ha recopilado en el ensayo No sufrir compa?¨ªa (Acantilado), t¨ªtulo que no obedece a una actitud antisocial sino a una cita de Las condiciones del p¨¢jaro solitario, de Juan de la Cruz.
"Vivimos en un mundo de progreso que no deja espacio al ser humano"
Conoc¨ªa Ram¨®n Andr¨¦s a muchos de los 20 autores que ha compilado, pero asegura que tambi¨¦n ha descubierto a otros document¨¢ndose para el ensayo. A todos, afirma, los encuentra de gran actualidad. "Vivimos en un mundo de progreso que solo mira al futuro, que no deja espacio al ser humano. La gente vive angustiada, cada vez se consumen m¨¢s antidepresivos, se buscan v¨ªas para escapar de la presi¨®n, de la responsabilidad, de la ansiedad que embarga a la sociedad occidental. La gente se aferra a creencias orientales como el budismo o la filosof¨ªa zen, aunque desconocen realmente lo que son. Pero nosotros tenemos una tradici¨®n propia, la de los m¨ªsticos espa?oles, cuya concepci¨®n del silencio est¨¢ muy pr¨®xima a la del pensamiento oriental", se?ala.
Garc¨ªa Gim¨¦nez de Cisneros, Bernardino de Laredo, Francisco de Osuna, Teresa de Jes¨²s, Luis de Le¨®n, Baltasar ?lvarez, Juan de la Cruz, Antonio de Molina o Miguel de Molinos son algunos de los 20 m¨ªsticos compilados en este volumen, cuyos textos reflexionan sobre la necesidad de silencio y de desapegarse de las cosas mundanas. Son textos accesibles, indica el compilador, pensados con af¨¢n did¨¢ctico por sus autores, todos religiosos, aunque, indica Andr¨¦s, la Iglesia siempre les consider¨® heterodoxos, al margen de la norma. "Eran inc¨®modos, algunos incluso fueron condenados al destierro o a prisi¨®n. Pensaban en una materia que no constru¨ªa, que no era productiva".
"Mi acercamiento a ellos no es desde la religi¨®n, es desde la espiritualidad", advierte el ensayista. "Ellos porque son los ¨²nicos que dejaron escrito este tipo de reflexiones. Los hay anteriores a ellos, los estoicos, en cuya literatura se aprecia tambi¨¦n la necesidad de silencio, el amor por la austeridad, el aislamiento, la soledad, la aniquilaci¨®n de la individualidad, pero se diluyeron y apareci¨® otro mundo en el que surgi¨® la idea de futuro, de construcci¨®n, de progreso, de individuo. Pero ah¨ª qued¨® todo. Triunf¨® el mundo productivo, que consume y hace consumir. Un mundo sin silencio; nuestro mundo, que no genera silencio porque no es productivo".
Advierte Ram¨®n Andr¨¦s que su recopilaci¨®n es apta tanto para religiosos como para los que no lo son. "El creyente encontrar¨¢ cosas religiosas en los textos, y el que no lo es podr¨¢ leer estos escritos en otras claves y se sorprender¨¢ de la gran semejanza que tienen con las ideas orientales de la disoluci¨®n del yo. Son textos muy modernos, que formulan caminos para escapar de esa gran mentira de que somos individuos, de que somos exclusivos. Una idea fomentada por la Europa moderna, la del siglo XVI y XVII, que encierra una gran trampa y que ha valido para construir peque?os individuos, para hacernos creer que somos ¨²nicos. Pero realmente no somos tan importantes", reflexiona el ensayista.
Babelia
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