Sin amenaza no hay qu¨®rum
Cada ¨²ltimo mi¨¦rcoles de enero, el mundo vuelve sus ojos al Capitolio, donde el presidente de Estados Unidos, ante una c¨¢mara abarrotada, pasa revista al estado de la Uni¨®n, lo pasado y lo que est¨¢ por venir para la primera superpotencia.
Es un rito con m¨¢s de dos siglos de historia que a partir de este a?o quiere emular la Uni¨®n Europea. El presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, y la Euroc¨¢mara pactaron hace meses esta comparecencia para la que se exigi¨® asistencia obligatoria. Para asegurar que el presidente no hablar¨ªa ante los esca?os vac¨ªos, se amenaz¨® a sus se?or¨ªas con sanciones econ¨®micas.
Un prominente eurodiputado alem¨¢n lo resumi¨® as¨ª: "Dado que actuamos como ni?os, nos tratan como ni?os". El propio jefe del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tuvo que hablar ante m¨¢s euroesca?os vac¨ªos que ocupados. Tony Blair y Nicolas Sarkozy, en cambio, llenaron en su d¨ªa hasta la bandera.
Pero los ni?os se rebelaron ayer contra los planes elaborados la semana pasada por sus mayores, los jefes de los distintos grupos pol¨ªticos, largos a?os preocupados por la ausencia de sus eurose?or¨ªas en debates de cierto empaque. La de ayer se presentaba como una ocasi¨®n hist¨®rica: primer discurso del presidente de la Comisi¨®n sobre el estado de la Uni¨®n, pronunciado desde la tribuna, como hacen los l¨ªderes relevantes, y no desde su habitual esca?o lateral.
Los presidentes de los grupos consideraron que para garantizar el debido brillo nada mejor que multar a los ausentes. La idea era hacer tres controles electr¨®nicos de presencia durante el discurso de Barroso. Quienes fallaran en dos perder¨ªan su dieta diaria (298 euros). La revuelta de las bases ante la afrenta dej¨® en nada el intento de poner multas. Al final, los diputados se comportaron como quer¨ªan sus l¨ªderes y la c¨¢mara con la absoluta mayor¨ªa de sus esca?os ocupados fue testigo de la ocasi¨®n.
Por la tarde, sin embargo, volvieron a las andadas y dejaron la Euroc¨¢mara desangelada. Apenas un centenar de los 736 representantes populares estuvo presente mientras se desarrollaba el importante debate sobre las deportaciones de gitanos en Francia.
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