Los sindicatos echan un nuevo pulso a Sarkozy por la reforma de las pensiones
Cientos de miles de personas marchan contra el retraso en la edad de jubilaci¨®n
A las cuatro de la tarde, en la Asamblea Nacional de Par¨ªs, el ministro de Trabajo, Eric Woerth, tom¨® ayer la palabra para iniciar uno de los debates m¨¢s importantes de la legislatura, el que retrasa dos a?os la jubilaci¨®n de los franceses.
A la misma hora, unos kil¨®metros m¨¢s al este, en la place de la Bastille, un viejo izquierdista, Lucien Legrand, en medio de una multitud que se manifestaba para protestar, precisamente, por esa reforma, aseguraba: "No todo est¨¢ jugado todav¨ªa".
El pulso, pues, ya est¨¢ en marcha entre los sindicatos, decididos a que Sarkozy retire esa ley que consideran injusta, y el Gobierno, personificado en Woerth, que considera la medida inevitable.
Los sindicatos avisaron de que la protesta de ayer iba a ser masiva e hist¨®rica. Y cumplieron. La jornada de protesta se sald¨® con perturbaciones en el transporte p¨²blico, sobre todo en los trenes, con vuelos anulados y disfunciones en determinados servicios p¨²blicos. A pesar de eso, la huelga, como en ocasiones anteriores, no paraliz¨® la vida en ciudades como Par¨ªs, que con todo se movi¨® a la pata coja debido a que la mitad de los trenes de cercan¨ªas no funcionaron ayer.
Pero era en las manifestaciones donde se iba a demostrar la fortaleza del movimiento sindical franc¨¦s y la potencia de la respuesta: las marchas fueron las m¨¢s multitudinarias en lo que va de a?o. En toda Francia salieron a la calle, seg¨²n los sindicatos, m¨¢s de dos millones y medio de personas, medio mill¨®n m¨¢s que en la anterior jornada de protesta, celebrada el 24 de junio. El Ministerio del Interior contabiliz¨® 1.150.000 personas, 300.000 m¨¢s que las que cont¨® en junio.
M¨¢s all¨¢ de las cifras, lo cierto es que la cr¨ªtica crece y que, al menos en Par¨ªs, las avenidas que unen la place de la Republique con la place de la Bastille fueron incapaces de contener la riada de gente. Adem¨¢s de sindicalistas, hab¨ªa funcionarios, militantes del Partido Socialista, del Partido Anticapitalista, miembros de ONG, asociaciones feministas, de profesores y de m¨¦dicos, comit¨¦s de apoyo a inmigrantes sin papeles y, tambi¨¦n, ciudadanos de a pie que no est¨¢n dispuestos a renunciar a un derecho que instaur¨®, a principios de los ochenta, el presidente socialista Fran?ois Mitterrand, cuando adelant¨® la barrera de la jubilaci¨®n a los 60 a?os.
Todo lo resum¨ªa un cart¨®n pegado a un palo que enarbolaba una mujer y que rezaba as¨ª: "Cuarenta a?os trabajando es suficiente". En la manifestaci¨®n tambi¨¦n se suced¨ªan las alusiones a la delicada situaci¨®n pol¨ªtica del ministro de Trabajo, Eric Woerth, implicado en el caso L'Or¨¦al, el imbricado y folletinesco episodio que une en un mismo asunto el trato de favor fiscal a la mujer m¨¢s rica de Francia, Liliane Bettencourt, la financiaci¨®n ilegal del partido de Sarkozy (con Woerth en medio en calidad de tesorero) y la contrataci¨®n de la mujer del ministro de Trabajo por parte de Bettencourt como asesora financiera. Hubo chistes sobre Woerth, carteles recordando su caso y su sospechosa cercan¨ªa con los m¨¢s ricos de Francia.
Pero si los sindicatos mostraban su poder en la calle, en la Asamblea Nacional el zarandeado Woerth jugaba la carta del pol¨ªtico que apela al sentido com¨²n y aseguraba que para mantener el ritmo de las pensiones, para enjugar el d¨¦ficit y para hacer frente a la mayor esperanza de vida, era necesario "trabajar m¨¢s". Y a?ad¨ªa: "No existen las f¨®rmulas m¨¢gicas".
Record¨® tambi¨¦n los principales puntos de la reforma: se retrasar¨¢ de 60 a 62 a?os la edad legal de jubilaci¨®n.
Adem¨¢s, el tiempo necesario para cobrar la pensi¨®n completa sube de 40 a?os a 41 y tres meses. Asimismo, el trabajador que no ha cotizado el tiempo necesario para cobrar esa pensi¨®n m¨¢xima deber¨¢ jubilarse a los 67 a?os y no a los 65 como ahora. Los sindicatos consideran que la reforma perjudica sobre todo a los asalariados que, sin estudios, empezaron a trabajar antes.
Sarkozy anunci¨® ayer, antes de la manifestaci¨®n, que respecto a los puntos fuertes de la ley se va a mostrar inflexible. Adem¨¢s, la votaci¨®n en la Asamblea se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 15 de septiembre, y todo apunta a que la mayor¨ªa del partido del presidente se impondr¨¢. Despu¨¦s, a primeros de octubre, llegar¨¢ al Senado.
Dispuestos a torpedear ese calendario, los l¨ªderes sindicales, animados y urgidos por la masiva respuesta a su convocatoria de ayer, tienen previsto reunirse hoy para decidir nuevas movilizaciones. El pulso contin¨²a.
Las claves
- El pilar de la reforma. Uno de los puntos clave de la reforma contra el que se ha focalizado la oposici¨®n de los sindicatos es el retraso de 60 a 62 a?os en la edad legal de jubilaci¨®n. Tambi¨¦n pasa de 40 a?os a 41 a?os
y tres meses el tiempo de cotizaci¨®n necesario para cobrar la pensi¨®n.
- Dos a?os m¨¢s de trabajo. Para el trabajador que no ha cotizado el tiempo necesario para cobrar la pensi¨®n m¨¢xima, la edad de jubilaci¨®n pasa de 65 a 67 a?os. La medida, considerada por los sindicatos una de las m¨¢s injustas, ha suscitado las cr¨ªticas de algunos diputados del partido de Sarkozy.
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