Catalu?a ante las urnas
Montilla se?ala el 28 de noviembre para unos comicios que marcan un cambio de ciclo
El domingo 28 de noviembre es la fecha elegida por el presidente de la Generalitat para la celebraci¨®n de las elecciones catalanas. Se trata, como dijo ayer el propio Jos¨¦ Montilla, de unos comicios cruciales porque lo que est¨¢ en juego marcar¨¢ no una legislatura sino quiz¨¢ una generaci¨®n. Soberanistas e independentistas barajan la idea de una consulta, en la que unos quieren poner sobre la mesa el concierto econ¨®mico para Catalu?a, y los otros, ERC en concreto, directamente la independencia.
La sentencia del Constitucional sobre el Estatuto refuerza el voto nacionalista y ha impulsado la opini¨®n independentista, seg¨²n los sondeos. En cambio, se hace inaudible el mensaje federal del PSC, que podr¨ªa ser cauce para la mayor¨ªa que considera compatible su identidad catalana y espa?ola. La idea de un puente entre Catalu?a y Espa?a, que ha sido gestionando preferentemente por el PSC, tiene los pilares muy desgastados. El 28-N se juega la posibilidad de recomponerlos o, alternativamente, la apertura de un nuevo ciclo con gui¨®n nacionalista.
Montilla lleg¨® a la presidencia con la idea de sustituir el eje identitario por el eje derecha-izquierda. Ese planteamiento ya fue bandera del primer Maragall, pero los debates sobre el proyecto de Estatuto, m¨¢s el radicalismo de ERC, marcaron al tripartito que presid¨ªa. La crisis econ¨®mica pudo en teor¨ªa favorecer esa reorientaci¨®n, pero ocurri¨® lo mismo que en el resto de Espa?a: que el crecimiento del desempleo desgast¨® ante todo al partido identificado con el poder. Al mismo tiempo, las discrepancias internas del Gobierno, y los intentos de disimularlas, acapararon m¨¢s atenci¨®n que los logros de gesti¨®n, en temas como la ley de barrios, la modernizaci¨®n de los ferrocarriles de cercan¨ªas; o iniciativas garantistas como la instalaci¨®n de c¨¢maras de v¨ªdeo en las comisar¨ªas.
El ¨²ltimo y lamentable episodio de estas tensiones ha sido la exigencia de nivel C de catal¨¢n para los profesores universitarios, a propuesta de Esquerra. La iniciativa finalmente ha sido aparcada pero ha provocado inquietud en numerosos sectores y un notable revuelo nada beneficioso para la izquierda no nacionalista. Cap¨ªtulo aparte lo constituyen los asuntos de corrupci¨®n, que afectan a los dos grandes partidos por igual, al PSC con el caso Pretoria, y a CiU, con el caso Palau. En teor¨ªa deben influir escasamente en las urnas, pero contribuyen a la desafecci¨®n pol¨ªtica y a la abstenci¨®n.
Es posible que los 11 puntos de distancia en intenci¨®n directa de voto entre CiU y el PSC, registrados por los sondeos, vayan reduci¨¦ndose a medida que se acerca la fecha electoral. Nada indica, sin embargo, que las tendencias de fondo vayan a cambiar. Pero el futuro no est¨¢ escrito. De ah¨ª que quepa esperar de la campa?a que sirva para encauzar las emociones y traducirlas en propuestas de gesti¨®n ¨²tiles para el ciudadano. En caso contrario, Catalu?a puede encontrarse con que una muy d¨¦bil participaci¨®n incremente todav¨ªa m¨¢s la distancia entre gobernantes y gobernados.
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