Luis ?ngel Lerena, un precursor

Hubo un tiempo, al inicio de la Transici¨®n, en que en Espa?a hab¨ªa muy pocos centros de an¨¢lisis econ¨®micos de categor¨ªa. En el sector p¨²blico destacaba ya el Servicio de Estudios del Banco de Espa?a; en el privado, el Servicio de Estudios del Banco de Bilbao. Entre uno y otro formaron a muchos de los mejores economistas que hay en este pa¨ªs; ambos contin¨²an hoy con su labor aunque, afortunadamente, en compa?¨ªa de otras instituciones.

En la segunda mitad de los a?os setenta, al frente del Servicio de Estudios del BBVA hab¨ªa un tipo simp¨¢tico, honrado, muy bien preparado, que ayud¨® a la profesionalizaci¨®n de la econom¨ªa y que contribuy¨® a desasnar a muchos de los j¨®venes periodistas econ¨®micos que empezaban a trabajar por la calidad e independencia de la informaci¨®n especializada. Con desigual fortuna y mucha voluntad. El personaje se llamaba Luis ?ngel Lerena y era catedr¨¢tico de Econom¨ªa Internacional. Junto a otros economistas, hizo un buen t¨¢ndem con el presidente del Banco de Bilbao, Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez Asia¨ªn. Crec¨ªa el banco y el Servicio de Estudios era cada vez mejor.

Lerena ven¨ªa del sector p¨²blico, como economista del Estado; daba clases en la Universidad de Deusto, asist¨ªa a foros internacionales en los que entonces no se ve¨ªa a ning¨²n espa?ol (Davos, por ejemplo), escrib¨ªa art¨ªculos en revistas especializadas, participaba en seminarios, propiciaba publicaciones e interven¨ªa en la prensa con una excepcional capacidad pedag¨®gica que destacaba en una coyuntura en la que los economistas ten¨ªan a gala ser oscuros.

Hace unos a?os tuvo una grave enfermedad que le incapacit¨® para continuar su actividad p¨²blica. Creo que no lleg¨® a escribir nunca con ordenador. Se hizo invisible. Ahora, con retraso, nos enteramos de que se ha ido durante el mes de agosto. A la injusticia de su muerte, como la de cualquiera, se une la de que nos enteramos tarde y no le hayamos despedido como se merec¨ªa quienes de una u otra manera somos sus disc¨ªpulos. Hay que ser agradecidos y recordar a Luis ?ngel porque nos ense?¨®. Lamento que de ¨¦l no sepan nada, para su desgracia, los j¨®venes periodistas econ¨®micos, a quien tanto les hubiese ayudado en estos tiempos de confusi¨®n.