N¨¤dia, no. Ll¨¢mame Zelmai
El Bertrana premia la historia real de una joven que sobrevivi¨® a un bombardeo y que se hizo pasar durante 10 a?os por su hermano muerto en Kabul
Mientras habla, el cabello le cubre parte del ojo y la ceja izquierda. No es que N¨¤dia Ghulam se tape, pero s¨ª inclina hacia delante la media melena rizada y negra. Est¨¢ en un sof¨¢ de un hotel de Girona, con la MTV de fondo. N¨¤dia es de Kabul (Afganist¨¢n). Con ocho a?os, una bomba le dej¨® secuelas y la conden¨® a dos a?os de hospital. Al salir, adopt¨® la personalidad de su hermano Zelmai para poder vivir como hombre en un pa¨ªs donde la mujer no era bienvenida. Su historia obtuvo ayer el premio de la 43 edici¨®n del Prudenci Bertrana.
"No es f¨¢cil hablar de esto. Ten¨ªa ocho a?os, casi no recuerdo qu¨¦ pas¨®. S¨¦ que estaba en casa y cay¨® una bomba. Luego me llevaron al hospital y all¨ª estuve dos a?os. En ese tiempo le preguntaba a mi madre qu¨¦ hab¨ªa ocurrido y ella poco a poco me fue contando que est¨¢bamos en guerra y que una bomba hab¨ªa ca¨ªdo en casa". Lo explica casi sin gesticular, en catal¨¢n y lentamente. Luego cogi¨® la ropa de su hermano, asesinado durante la guerra, y suplant¨® su personalidad durante 10 a?os para trabajar y estudiar.
Cinco despu¨¦s, viste ropa de mujer, amplia, de color negro y rojo, luce collar de plata peque?ito y varios anillos. "Merezco algo as¨ª", dice sobre el premio. La periodista catalana Agn¨¨s Rotger se maravilla de su confianza. Agn¨¨s tiene 37 a?os. N¨¤dia, 25. Un d¨ªa N¨¤dia le propuso que escribiera su historia. Hoy tienen 42.100 euros que repartir y ver¨¢n c¨®mo Columna editar¨¢ en noviembre su novela El secret del meu turbant.
N¨¤dia lleg¨® a Catalu?a con 21 a?os con la ONG Ashda, que le subvencion¨® un tratamiento de reconstrucci¨®n en el hospital Cl¨ªnic. Como llevaba tiempo, le busc¨® adem¨¢s una familia adoptiva en Badalona. Por esas casualidades de la vida, esa familia result¨® ser amiga de la familia de Agn¨¨s.
Durante "dos largos a?os" se sentaron varias veces cada semana para dar forma a la novela. "Charl¨¢bamos y yo tomaba notas", relata Agn¨¨s, sentada junto a N¨¤dia. En menos de una hora tienen que recoger el premio y decir unas palabras de agradecimiento. Agn¨¨s entrecruza los dedos (casi sin u?as) una y otra vez.
N¨¤dia no evidencia nerviosismo. "All¨ª contar¨¦ lo de la bomba", dice. Tras mucha s¨²plica, es el ¨²nico detalle que da de su historia. "Hay que comprar el libro", repite amable, pero inflexible. "Con el premio podr¨¦ vivir un tiempo sin pensar en el trabajo", se alegra. Agn¨¨s se da por pagadas por las horas invertidas.
Como novedad, el finalista del Bertrana, el periodista Xevi Sala, ver¨¢ editada su novela Les causes perdudes. En la misma velada, Pepa ?beda gan¨® el Miquel de Palol de poes¨ªa con La meua frontera y Sam Abrams, el Carles Rahola de ensayo con Llegir Maragall, ara.
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