Memorias de un reducto europeo
Galitzia es una regi¨®n centroeuropea que actualmente se halla dividida entre Polonia (Galitzia occidental) y Ucrania (Galitzia oriental). En el siglo XIX era un territorio establecido entre el norte de los C¨¢rpatos, el este de la Peque?a Polonia y el norte y noroeste de Transilvania y Moldavia. Al hilo de la historia del siglo XIX estuvo siendo objeto de particiones entre Polonia, Austria, el Imperio austroh¨²ngaro, el Tercer Reich y la URSS. Su poblaci¨®n era bielorrusa, ucrania y polaca con una numerosa colonia jud¨ªa.
Andrzej Stasiuk (Varsovia, 1960) ha recreado la imagen de un peque?o pueblo de la Galitzia rural de hoy a trav¨¦s de una serie de estampas y personajes que, bajo la apariencia de una literatura de lo que se ha dado en llamar "tipos y costumbres", configuran un libro sobre la Galitzia profunda con un planteamiento narrativo absolutamente moderno. En realidad -pero eso lo descubre el lector leyendo- el libro est¨¢ sostenido por la figura de Koscienjy, un matarife, que aparece a poco de comenzar el narrador a narrar las escenas y personajes de la vida rural y a partir de ese momento centrar¨¢ el resto del relato tanto vivo como muerto y convertido en esp¨ªritu que ronda el lugar, "hambriento de vida", en busca de su paz en el m¨¢s all¨¢.
Cuentos de Galitzia
Andrzej Stasiuk
Traducci¨®n de Alfonso Cazenave
Acantilado. Barcelona, 2010
128 p¨¢ginas. 14 euros
Lo que Stasiuk busca en este lugar es la memoria de un reducto de la Europa Central zarandeado de tal modo por los acontecimientos de la Historia que nunca ha tenido un tiempo suficiente de reposo para construir su propia conciencia hist¨®rica y s¨ª lo ha tenido para albergar un modo de vida. La mirada de Stasiuk, construida por medio de un lenguaje medular, sin adornos, de intensa expresividad, que se apoya en los detalles del mismo modo que el ser humano marca todo lo que ve y toca con la ternura del reconocimiento, es la que crea el sentido narrativo del relato, que se muestra en todo momento como una relaci¨®n entre pasado y presente que llega a alcanzar calidades tan excelsas como las del fragmento titulado Lugar, donde la relaci¨®n entre el espacio vac¨ªo donde estuvo una iglesia ortodoxa y las escenas fugaces en que ¨¦sta existi¨® configuran un din¨¢mico espacio literario de gran belleza.
La gente, sus di¨¢logos y sus problemas se encuentran literalmente empapados de la atm¨®sfera del lugar, lo que da lugar a la construcci¨®n de un escenario vital de extraordinaria fuerza expresiva. "No en vano", dice Stasiuk de esta gente, "constitu¨ªan en cierto sentido una nueva tribu, un pueblo al que no hab¨ªa llegado la buena noticia ni ning¨²n nuevo ap¨®stol Pablo. La iglesia de la colina a la que acud¨ªan los domingos era un testimonio del dualismo del mundo. Pod¨ªa uno entrar en ella y lavar sus culpas para sumergirse de nuevo en una realidad en la que las categor¨ªas de virtud y pecado no eran transparentes, se interpenetraban mutuamente al igual que la tiniebla y la luz antes del primer d¨ªa de la creaci¨®n". Este sentido de lo originario es el centro de esta recreaci¨®n e indagaci¨®n literarias. Poco a poco, de la mano de Koscienjy, las diversas y hermosas historias personales se van integrando unas en otras hasta cuajar en el retrato admirable de este pueblo galitziano situado en un hond¨®n de la historia centroeuropea, en un territorio que parece de leyenda, donde al final se mezclan los tiempos, los hechos, los recuerdos, los insomnios, la realidad y los fantasmas, que emergen a la luz de la escritura de Stasiuk como -dice en un momento dado- sucede cuando "el tiempo les borra el rostro (a los hombres) y hasta que, ya de viejos, se reconcilian con ¨¦l, no recuperan sus rostros propios e irrepetibles. Tal vez para que la muerte los pueda distinguir".
No es la muerte sino la vida en este caso, la vida de la escritura, lo que pone en pie e identifica a estos hombres y mujeres de un pueblo perdido de una Galitzia eterna.
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