'Yo s¨®lo me dejo llevar'
De todo lo que veo, la ¨²nica que me sorprende con un gesto que a m¨ª no se me ha ocurrido; lo que m¨¢s me interesa, es Roc¨ªo Molina. De lo que hay en el flamenco, lo reconozco todo, todos los pasos me parecen conocidos, pero en ella hay cosas que no he visto nunca antes". Son palabras de Israel Galv¨¢n, el bailaor que ha revolucionado el flamenco del siglo XXI, sobre la malague?a Roc¨ªo Molina, que con 26 a?os ha puesto al maestro Barishnikov a sus pies de admiraci¨®n, espectador de excepci¨®n en una presentaci¨®n en Nueva York.
Molina no cumple el estereotipo de bailarina, tampoco el de bailaora. No es una joven espigada, su f¨ªsico es el de cualquier chica de su edad. Tiene una voz dulce, no gesticula con exceso cuando conversa, como otros bailarines. Todo en Roc¨ªo Molina es sorprendente. Su juventud, su f¨ªsico, su baile: nada es lo que parece a priori. No hace un flamenco convencional: tiene una t¨¦cnica depurad¨ªsima, la escuela m¨¢s rancia, pero sus pasos se ordenan de otra manera, sus coreograf¨ªas son personales, ajenas a los esquemas prefijados, cercanas a la danza contempor¨¢nea, aunque a ella no le guste esta definici¨®n. "Yo no considero que est¨¦ haciendo una innovaci¨®n en nada, yo s¨®lo me dejo llevar, me muestro tal como soy", explica. "No me gusta cuando me dicen que soy contempor¨¢nea, porque yo no he estudiado eso".
"He vivido mi libertad en una jaula y en este espect¨¢culo quer¨ªa contar eso"
La joven bailaora acude por segunda vez a la gran cita del flamenco: la Bienal de Sevilla. En la pasada ocasi¨®n, su espect¨¢culo Oro viejo fue uno de los espect¨¢culos m¨¢s sorprendentes y comentados. Gan¨® uno de los premios que otorga la organizaci¨®n, el Giraldillo a la mejor coreograf¨ªa. Ahora presentar¨¢ Cuando las piedras vuelen, un montaje que ya se ha estrenado en Madrid (en el pasado Festival de Oto?o en Primavera), pero que est¨¢ puliendo para la gran cita sevillana. "Para la Bienal nos estamos preparando mucho", explica. "Este es un espect¨¢culo muy exquisito a todos los niveles, tiene que salir bien, no se nos puede ir ning¨²n detalle".
El "nos" incluye al director de escena, Carlos Marquerie, que le acompa?a en este viaje de la bailaora a la libertad. "Yo siempre parto de mi persona, y de la necesidad que tengo de decir algo que me est¨¢ pasando", explica. "En este espect¨¢culo yo necesitaba volar, me sent¨ªa enjaulada por todo: mi trabajo, por todo lo que ha acelerado mi vida, aunque haya sido una elecci¨®n personal. Yo he vivido mi libertad en una jaula y en este espect¨¢culo quer¨ªa contar eso", aclara. "Hicimos un estudio sobre p¨¢jaros enjaulados, b¨²hos, en este caso, y realmente yo vuelo, aunque no hay ning¨²n arn¨¦s que viene a por m¨ª y me sube, era una necesidad de liberaci¨®n de movimientos".
Una liberaci¨®n que implica bailar casi desnuda, en culottes, algo nunca visto en el flamenco. "Yo siempre tiendo a limpiar en el vestuario, porque hay movimientos que no se ven si no es con un pantal¨®n, o con una falda lisa, sin que haya un volante o un tejido que te haga un brillo especial que d¨¦ sombra". La bailaora limpi¨® tanto que casi se queda sin ropa. "No me siento c¨®moda, pero Carlos quer¨ªa que la gente viese no solo c¨®mo trabaja el m¨²sculo, sino c¨®mo se mueve la carne".
Roc¨ªo Molina tiene claro lo que quiere. Lo tuvo desde peque?a. Con 20 a?os fund¨® su propia compa?¨ªa, la que con 24 le hizo protagonizar una noche de ¨¦xitos en la Bienal de Sevilla. Para entonces ya hab¨ªa definido y depurado su estilo, y su necesidad de bailar sola y no en una compa?¨ªa dirigida por otros. "Incluso de peque?a me montaban coreograf¨ªas los profesores y yo lo hac¨ªa como me daba la gana, lo hab¨ªa cambiado todo en la siguiente clase", explica con una sonrisa. Sin antecedentes familiares en el flamenco ("mi padre es pintor de brocha gorda y cocinero; mi madre, ama de casa"), Roc¨ªo Molina comenz¨® a bailar muy peque?a (con tres a?os) y complet¨® en Madrid la carrera de danza espa?ola que hab¨ªa comenzado en el Conservatorio de M¨¢laga. "A m¨ª lo que me gusta de verdad es el flamenco, pero de ni?a lo quer¨ªa aprender todo: flamenco y ballet".
Quiz¨¢s su estilo, tan personal, viene de que nunca tuvo un referente claro. Persegu¨ªa a los bailaores que daban clases magistrales, y se pagaba los cursos con lo que ganaba trabajando en tablaos los fines de semana. Javier Latorre, Rafaela Carrasco, Eva Yerbabuena... Todos fueron sus maestros. "Con 12 o 13 a?os yo era una esponja. De Latorre me gustaba su musicalidad, de Yerbabuena me impresionaba el control que tiene sobre cada m¨²sculo, de Rafaela, los tiempos...", enumera. Aunque dos nombres destacan por encima del resto: Mar¨ªa Pag¨¦s y Mario Maya. Trabaj¨® a las ¨®rdenes de la primera en su compa?¨ªa, antes de fundar la suya propia. "Aprend¨ª much¨ªsimo, tambi¨¦n de las normas de un teatro, de luces, de escenograf¨ªa, del trato en la gira...".
Con Mario Maya trabaj¨® en el montaje Mujeres. ?l la dirig¨ªa, junto a Bel¨¦n Maya y Merche Esmeralda, dos referentes de dos generaciones de baile femenino. Para ella, esta oportunidad fue un sue?o hecho realidad. "Nada m¨¢s estar cerca de alguien como Mario, que has visto bailar en v¨ªdeos en blanco y negro, es un lujo...". Maya, fallecido en 2008, mientras ten¨ªa lugar la Bienal, sinti¨® ganas de aprender hasta el ¨²ltimo d¨ªa. "Tengo muchos recuerdos de ¨¦l: su energ¨ªa, las ganas de aprender, le gustaba saber de todo, era una persona muy inteligente y que fue muy rompedor en su ¨¦poca, por lo que sab¨ªa apreciar lo diferente", cuenta con una sonrisa.
La XVI Bienal de Flamenco. Sevilla 2010 se celebra hasta el 9 de octubre. Cuando las piedras vuelen, de la compa?¨ªa Roc¨ªo Molina, se representar¨¢ ma?ana. www.bienal-flamenco.org. www.rociomolina.com.
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