Joaquin Phoenix, trolero genial
El actor nunca tuvo intenci¨®n de dejar el cine para dedicarse al 'hip-hop', como contaba de forma extraordinaria en la pel¨ªcula 'I'm still here', de Casey Affleck
Se supone que uno no va a un festival de cine a mentir. Tambi¨¦n se supone que uno no dir¨¢ una cosa un d¨ªa y una totalmente distinta la semana siguiente, a menos que sea un pol¨ªtico. De hecho, se suponen muchas cosas, pero lo cierto es que el mundo del cine es proclive a este tipo de sorpresas, de "donde dije digo digo Diego". La ¨²ltima y flagrante prueba son las declaraciones de Casey Affleck a The New York Times respecto de su documental I'm still here: "Es falso".
As¨ª, sin m¨¢s, se va al garete el griter¨ªo que ha rodeado a esta pel¨ªcula (ahora que ya se la puede llamar as¨ª sin tener que pensarlo dos veces) desde que pudo verse hace tan solo unos d¨ªas en la ¨²ltima edici¨®n del festival de cine de Venecia. En el Lido, Casey Affleck contest¨® a las preguntas de la prensa internacional como el que dice unas palabras en el funeral de un amigo fallecido en tr¨¢gicas circunstancias: que si "todo es verdad", que si "debe ser muy duro verse en pantalla de esa manera", que si "creo que ahora est¨¢ mejor, ha sufrido un gran cambio". Con eso, y la cara de tipo afligido que luc¨ªa en la presentaci¨®n de la pel¨ªcula (no por casualidad Affleck es tambi¨¦n actor, y de primera clase), algunos ingenuos llegaron a dar p¨¢bulo a la idea de que quiz¨¢s hab¨ªa algo de verdad en algo como I'm still here.
"Es falso, pero es el papel de su vida", dijo Affleck a 'The New York Times'
La pel¨ªcula arm¨® un gran revuelo en el reciente festival de Venecia
El presunto documental retrataba la ca¨ªda -sin paraca¨ªdas- del actor Joaquin Phoenix, no por casualidad cu?ado de Affleck e int¨¦rprete al que se recuerda por su participaci¨®n en pel¨ªculas como Gladiator, La noche es nuestra, En la cuerda floja o Two lovers. Precisamente despu¨¦s de esta ¨²ltima, el int¨¦rprete decidi¨® que no quer¨ªa actuar m¨¢s y que, en lugar de eso, iba a dedicarse al hip-hop. Ah¨ª empezaba la aventura de Phoenix, que le llevar¨ªa de los hoteles m¨¢s lujosos de Hollywood a los antros m¨¢s tirados de Nueva York. En teor¨ªa, todo esto se deb¨ªa a la frustraci¨®n del actor en el mundo del cine y, en teor¨ªa tambi¨¦n, Affleck tendr¨ªa permiso para filmar el proceso.
La desintegraci¨®n se iniciaba cuando el p¨²blico descubr¨ªa (al mismo tiempo que el actor, o esa era la teor¨ªa hasta que Affleck ha abierto la boca, tan solo una semana despu¨¦s de jurar y perjurar que todo aquello era de verdad de la buena) que Phoenix ten¨ªa las mismas posibilidades de convertirse en una figura del hip-hop que un papagayo de cantar en la ¨®pera. Su desesperaci¨®n ps¨ªquica acababa contagiando a su cuerpo, y del tipo de mirada sexy y perdida que volv¨ªa locas a muchas (y a muchos) se pasaba a un se?or con sobrepeso y de barba mal cuidada, que apenas pod¨ªa balbucear sus intenciones por culpa de sus pasotes con las drogas y el alcohol.
Phoenix aparec¨ªa esnifando coca¨ªna del escote de una prostituta, gritando sandeces a sus amigos o conversando con Ben Stiller sobre un proyecto que este le ofrec¨ªa y que el otro declinaba con un rebuzno disfrazado de "no". Lo m¨¢s humillante se guardaba para el final, cuando uno de sus asistentes se vengaba de sus malos tratos defecando en la cara del actor.
Ayer la carpa del circo se ca¨ªa y el payaso se tapaba las verg¨¹enzas justificando la proeza con una noble coartada art¨ªstica: "[Lo de Joaquin Phoenix] Es una interpretaci¨®n tremenda, la interpretaci¨®n de su vida", dec¨ªa Affleck al rotativo neoyorquino. As¨ª se abre oficialmente la veda para el Oscar, un premio que deber¨ªan darle directamente al actor, ahorr¨¢ndose tiempo y dinero. Porque pasado el inter¨¦s sobre si la performance de Phoenix era real o solo la boutade de un loco, queda la descomunal capacidad del actor para meterse en los zapatos de su propio yo y hundirse en el barro hasta el cuello en un tour-de-force interpretativo que no se recordaba desde los tiempos de Marlon Brando.
En este tiempo, su estatus en Hollywood se ha ido al garete y muchos/as de los que forman parte de ese ente tan maleable y de gustos cambiantes llamado "audiencia" le han olvidado. A pesar de ello y seg¨²n su agente, Patrick Whitesell, las ofertas vuelven a llegar a su mesa y es muy posible que la anunciada entrevista con David Letterman (el presentador del show donde empez¨® todo, con aquella famosa entrevista a la que el actor contestaba con monos¨ªlabos o muecas y en la que, ni corto ni perezoso, se sac¨® el chicle de la boca y lo peg¨® debajo de la mesa) dispare el inter¨¦s por resucitar cuanto antes a Phoenix, ahora que ha demostrado que est¨¢ lo suficientemente chiflado como para trabajar en Hollywood sin problemas durante unas cuantas d¨¦cadas m¨¢s. Nunca una estafa tan notoria acab¨® saliendo tan bien: cuesti¨®n de talento... probablemente.
Mentiras y gordas
Otras estafas en forma de pel¨ªcula (o de programas de radio):
- Tanner 88. Robert Altman se invent¨® un candidato para las primarias dem¨®cratas de 1988 y a punto estuvo de llevarse el gato al agua con ¨¦l, un tipo -de ficci¨®n- llamado Jack Tanner. Pol¨ªtica ficci¨®n de primera clase para la ya entonces atrevida HBO.
- Dark side of the moon. Un mockumentary (un falso documental, a veces con un pie en la comedia) sobre la no-llegada del hombre a la Luna. Seg¨²n su director, William Karel, lo de la Luna lo film¨® Stanley Kubrick para la CIA. Genial.
- This is spinal Tap. Dirigida por Rob Reiner y escrita por Christopher Guest, el creador del mockumentaries m¨¢s c¨¦lebre de la historia. En este caso se narra la historia de una falsa banda de rock. Desternillante.
- La guerra de los mundos. En 1938, Orson Welles realiz¨® su famosa lectura radiof¨®nica del libro de H.G. Wells causando el p¨¢nico en la poblaci¨®n (se cree que m¨¢s de un mill¨®n de personas se tragaron la invasi¨®n marciana) y dejando en la historia la estafa en audio m¨¢s recordada de todos los tiempos.
Babelia
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