La Boqueria augura que las ventas se hundir¨¢n por el cierre del aparcamiento
Malestar entre los comerciantes por las obras en la plaza de la Gardunya
Tres a?os y medio sin aparcamiento. Es el efecto colateral de la reforma de la plaza de la Gardunya de Barcelona que m¨¢s temen los comerciantes de la Boqueria. Los trabajadores auguran un descenso calamitoso de las ventas si los clientes no pueden aparcar a las puertas del mercado. Los m¨¢s fatalistas hablan de "la muerte de la Boqueria". Y algunos vendedores han propuesto a la asociaci¨®n de comerciantes que se implante el reparto a domicilio en todo el mercado, que se invierta en furgonetas y ch¨®feres, como ya han hecho 12 mercados de la ciudad, como si fuera la salvaci¨®n ante estos tres a?os largos de obras. Algunos puestos de la Boqueria ofrecen al cliente la posibilidad de llevarle la compra a casa, pero por iniciativa propia.
Los comerciantes proponen implantar el reparto a domicilio en todo el mercado
Sin embargo, el Instituto Municipal de Mercados de Barcelona y la asociaci¨®n de comerciantes ven complicada la propuesta. "Hemos hecho estudios con los proyectos de dos o tres empresas y todos fracasaron. No es viable, y mucho menos con las obras en marcha. Ser¨ªa un colapso", explica el presidente de la asociaci¨®n de comerciantes, Manel Ripoll.
La Boqueria no tiene clientela de barrio. El per¨ªmetro de la zona de reparto tendr¨ªa que ser muy amplio, lo que significa una gran inversi¨®n en coches y personal. "Se estudiar¨¢ la propuesta, pero ahora no hay espacio suficiente ni fondos", argumenta el gerente del Instituto Municipal de Mercados de Barcelona, Jordi Torradas.
Muchos comerciantes est¨¢n aterrados, aunque estuvieron informados del proceso de reforma de la plaza de la Gardunya. "No es el mejor momento para una obra tan importante. Las ventas han bajado un 30% desde enero y ahora esto..., nos est¨¢n enterrando", protesta Carmen Gom¨¤, due?a de la pescader¨ªa 737.
Con ella coinciden muchos otros vendedores, que hubieran preferido que las obras empezaran tras las navidades. Antoni Iborra, de Mariscos Pi, considera que la reforma es "un error" y que se podr¨ªa haber hecho "por fases, sin dejar el aparcamiento inutilizable durante todas las obras". Pero el nuevo aparcamiento tendr¨¢ una planta subterr¨¢nea y "no hab¨ªa otra forma de hacerlo", dice Ripoll.
El n¨²mero de plazas de aparcamiento que hasta ahora estaban a disposici¨®n de los clientes (250) se ampliar¨¢ a 451 cuando terminen las obras. La primera de las tres plantas de la nueva infraestructura se destinar¨¢ al uso exclusivo de los propietarios, trabajadores y proveedores del mercado, que tendr¨¢n 77 plazas.
Mientras duren las obras, que han costado 24,5 millones de euros al Ayuntamiento, los comerciantes seguir¨¢n cargando y descargando mercanc¨ªas en la plaza, como hasta ahora. "Cada d¨ªa se acumulan restos de carne y de pescado, es un asco y hace tiempo que deber¨ªan haberlo arreglado. Adem¨¢s solo hay dos ascensores para 300 comerciantes", se queja Merc¨¨ Pacheco. La obra incluye la construcci¨®n de 11 ascensores y montacargas. "La reforma es imprescindible. La recogida de basuras no funciona, el hedor de las m¨¢quinas compactadoras se percibe en la calle y la circulaci¨®n es un desastre", resume Ripoll.
Esta es la primera de las cinco fases de actuaciones que se acometer¨¢n en la Gardunya. Luego se construir¨¢ vivienda p¨²blica en el lado de monta?a y un equipamiento para la Escuela Massana y, se arreglar¨¢ la fachada trasera del mercado. El ¨²ltimo paso ser¨¢ urbanizar la plaza, futuro epicentro del Raval.
Aunque Ripoll reconoce que con el par¨®n del aparcamiento las ventas se resentir¨¢n, el presidente de la asociaci¨®n de comerciantes anima a los vendedores a colaborar. De momento, en cada puesto hay folletos informativos, editados por Foment Ciutat Vella, que sit¨²an en un mapa los nueve aparcamientos alternativos. "No bastan. Y la gente es muy comodona: si no aparca en la puerta, no va a venir. Tiempo al tiempo. Al final, tendremos que cerrar", afirma rotunda Francisca Rodr¨ªguez, de la Fruter¨ªa Paquita.
Los comerciantes creen que los "fans de la Boqueria" seguir¨¢n yendo al mercado, aunque tengan que dejar el coche m¨¢s lejos. Otros ya estudian cambios de estrategia. "El s¨¢bado ir¨¦ en moto. No meter¨¦ el coche en el centro si no puedo dejarlo en la Boqueria. No quiero pasear cargada de bolsas. Comprar¨¦, pero menos", asegura Roser Iglesias, vecina del barrio de Sant Gervasi. "Los comerciantes siempre se quejar¨¢n. Con obras y sin obras. Con crisis y sin ella", resuelve Ripoll. Sea o no as¨ª, algunos bromean al pedir que las obras acaben, cuando menos, en el plazo previsto, "a no ser que encuentren restos romanos como en el mercado de Sant Antoni".
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