Suecia, modelo en crisis
El nuevo triunfo conservador, la ca¨ªda socialista y la pujanza ultra abren un nuevo escenario
La reelecci¨®n en Suecia del centro-derecha, votado de nuevo tras cuatro a?os en el poder, aunque esta vez sin mayor¨ªa, confirma un giro copernicano en la evolucion pol¨ªtica de un pa¨ªs que durante tres cuartos de siglo pareci¨® indisolublemente anclado en la socialdemocracia. Un idilio este, desde los a?os treinta del siglo pasado, que hizo de rigor el modelo sueco, el de un pa¨ªs envidiable que combinaba alt¨ªsimos niveles de vida con elevad¨ªsimos impuestos pero que no comet¨ªa los errores nacionalizadores de otros.
Mucho parece haber cambiado con la repetida victoria de la coalici¨®n centroderechista encabezada por el Partido Moderado del primer ministro Fredrik Reinfeldt. Y contra pron¨®stico, porque cuando la crisis econ¨®mica estall¨® en 2008 en toda su magnitud, nadie daba un c¨¦ntimo por la supervivencia del Gobierno; asumiendo equivocadamente, como en otros muchos lugares, que la crisis servir¨ªa para afianzar a la izquierda, supuesto refugio de los excesos del neoliberalismo econ¨®mico. Si Reinfeldt repite es porque su Gobierno ha dado muestra en estos cuatro a?os de competencia suficiente y ha conseguido sacar al pa¨ªs de la recesi¨®n y lanzarlo hasta el mayor crecimiento en Europa occidental en 2010. Los suecos han primado la eficacia sobre la ideolog¨ªa al aprobar de nuevo en las urnas las correcciones del que pareci¨® inmutable modelo socialdem¨®crata.
La abultada derrota del centroizquierda, la peor desde hace casi un siglo, viene a confirmar el declive de los partidos socialistas en la mayor parte de Europa, sobrepasados por un acelerado cambio social, la crisis y la emergencia de nuevas agendas pol¨ªticas y tecnol¨®gicas. Como en Suecia, en Francia, Alemania, Holanda o Dinamarca, los partidos de este signo han perdido votos en todas direcciones, incluida la derecha extrema.
Tambi¨¦n en este aspecto las elecciones suecas marcan un hito. En un pa¨ªs considerado el para¨ªso de la tolerancia, la emergencia parlamentaria de la extrema derecha ha privado al ganador de la mayor¨ªa absoluta. Precisamente en la semana en que los temas de inmigraci¨®n y xenofobia han ocupado el centro del debate pol¨ªtico en Europa, Suecia se suma a la larga lista de naciones progresivas en las que una formaci¨®n hostil al islam y a la inmigraci¨®n se convierte en fuerza pol¨ªtica relevante. Por m¨¢s que ninguno de los grandes partidos est¨¦ dispuesto a contemporizar, resulta evidente que los 20 esca?os de los xen¨®fobos Dem¨®cratas les otorgan vara alta en la gobernaci¨®n.
El escenario sueco no es el ideal, con un Gobierno sin mayor¨ªa, una socialdemocracia en ruinas y un partido ultra como ¨¢rbitro. Es m¨¢s que probable que si el primer ministro Reinfeldt no consigue sacar a los Verdes de la alianza opositora para integrarlos en su proyecto, el pr¨®ximo Ejecutivo gobierne en minor¨ªa. Pero no deber¨ªa ser un gran obst¨¢culo en un pa¨ªs que, como otros n¨®rdicos, ha utilizado esa f¨®rmula durante muchos a?os.
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