La catedral portuaria
Punta Langosteira se cubre de boato, con la presencia de las primeras autoridades gallegas, para presentar un libro que ensalza el futuro puerto exterior coru?¨¦s
Fue un magno acontecimiento en la ciudad gallega con m¨¢s querencia por el acto social. Alrededor de 150 asistentes. Las m¨¢s altas autoridades de la comunidad, encabezadas por el presidente, Alberto N¨²?ez Feij¨®o con dos de sus conselleiras (Pesca y Traballo); el delegado del Gobierno, Ant¨®n Louro; el presidente de Puertos del Estado, Fernando Gonz¨¢lez Laxe; el de la Autoridad Portuaria, Enrique Losada, y tres antecesores suyos. Alcaldes, tenientes de alcalde, ex alcaldes candidatos a serlo e incluso los decanos de los colegios de arquitectos y de m¨¦dicos. Una nube de trajes oscuros, coches oficiales, buses para prensa y cargos intermedios, y azafatas de riguroso negro y zapato de tac¨®n. Todo ello azotado por el polvo que levantaban las r¨¢fagas de viento, porque el acto era en Punta Langosteira, en la costa de Arteixo. Pero el motivo de la convocatoria no era la inauguraci¨®n de la nueva d¨¢rsena de A Coru?a, la obra p¨²blica en marcha m¨¢s costosa de Galicia, tras al AVE, y cuyo coste ya se ha disparado hasta 850 millones de euros. El motivo de tal congregaci¨®n de autoridades era la presentaci¨®n de un libro, El puerto exterior de A Coru?a, una visi¨®n transversal, sobre la transformaci¨®n de las instalaciones portuarias coru?esas. "Para que luego digan que no hay preocupaci¨®n por la cultura", ironizaba uno de los portadores de traje.
Feij¨®o compara la obra, que costar¨¢ 850 millones, con la fusi¨®n de las cajas
El acto comenz¨® con las explicaciones t¨¦cnicas de la obra por el director de la Autoridad Portuaria, Enrique Maci?eira, al presidente gallego en el mirador desde el que se divisa la obra. Maci?eira tambi¨¦n record¨® las vicisitudes del proyecto. "Las instituciones se volcaron, y Santiago Rey [presidente del Grupo Voz, tambi¨¦n presente] se puso a la cabeza de la reivindicaci¨®n", record¨® el director portuario en un discurso que finaliz¨® definiendo Punta Langosteira como "el mascar¨®n de proa de la Gran Coru?a que todos queremos".
A pesar de que lo que presentaba era un libro (250 p¨¢ginas de an¨¢lisis hist¨®rico y t¨¦cnico a cargo de diversos especialistas), las intervenciones eran m¨¢s propias de la apertura del puerto. "En el mundo en red, las ciudades buscan ser centros de mando, grandes hubs
[distribuidores de conexiones]. En el a?o 2000, el 80% de las 25 ciudades m¨¢s importantes del mundo ten¨ªan puerto", comenz¨® Laxe. "Wenceslao Fern¨¢ndez Fl¨®rez ve¨ªa A Coru?a como un barco y a los coru?eses como pasajeros en cubierta. Ha sido una nave romana, un velero, un barco de vapor y un carguero. Y Galicia es un gran puerto, su destino es ser una potencia portuaria, porque si estamos en el conf¨ªn de la tierra, estamos en el principio del mar, en el centro de las comunicaciones mar¨ªtimas", inici¨® Feij¨®o su intervenci¨®n, en la que compar¨® el proceso de creaci¨®n de la nueva d¨¢rsena -"la gran catedral portuaria de la fachada atl¨¢ntica europea"- con el de la fusi¨®n de las cajas de ahorro.
Adem¨¢s de los ditirambos, los discursos reafirmaron el buen ritmo de las obras (la primera fase estar¨¢ completada el pr¨®ximo a?o, y en 2012 podr¨ªa haber actividad), pero dejaron en el aire lo que calificaron como "retos": el traslado de las empresas concesionarias (el puerto petrolero, por ejemplo), la venta y urbanizaci¨®n de los terrenos del puerto actual, la firma del cr¨¦dito para su financiaci¨®n y, sobre todo, la comercializaci¨®n de las nuevas instalaciones.
Ninguno de los intervinientes cit¨® sin embargo al padre de la criatura (el puerto, no el libro): el entonces alcalde y hoy embajador en el Vaticano Francisco V¨¢zquez. En el libro, V¨¢zquez s¨ª cuenta como antes de que se celebrase el Consejo de Ministros en desagravio por la marea negra del Prestige que hab¨ªa acogido en Mar¨ªa Pita, envi¨® a un concejal a mirar en las fotocopiadoras si hab¨ªa alguna menci¨®n al puerto exterior. No la hab¨ªa, pero logr¨® arrancar de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar la promesa de que se har¨ªa "salvo que sea t¨¦cnicamente imposible".
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